CAPITULO NUEVE
Apenas una semana después de la
memorable tarde del domingo que había culminado su corta vida en el sofá,
Callie pretendía usar una computadora en la estación de enfermeras de cirugía
pediátrica para poder ver a Arizona
hacer sus rondas. Había otras cosas que Callie probablemente debería haber
estado haciendo, ella estaba muy atrasada en su programación, pero no podía
evitar el check-in a Arizona por lo menos un par de veces al día.
Subrepticiamente, por supuesto.
Hoy parecía que todo iba bien. La sonrisa de Arizona iluminaba todo el piso
de pediatría, y se propagaba como las enfermedades infecciosas que normalmente
suscitan preocupación en el ámbito hospitalario, pero, a diferencia de aquellas,
la felicidad de Arizona se propagaba como un raro don, algo que la ha hecho
siempre llevarse extraordinariamente bien con los niños. Eso es lo que ella era
realmente y parecía estar encontrándolo de nuevo. Ahora Callie podía ver una
diferencia sutil en Arizona, y aunque hace un mes nunca podría haberlo imaginado, ella ahora estaba mucho más cerca
de la mujer que siempre había sido.
Y Callie se llenó de alegría. No es
que Arizona no siguiera luchando, o que las pesadillas hubieran disminuido,
ella todavía sucumbía a la depresión y la ansiedad si dejaba sus pensamientos a
la deriva, y físicamente no habían ido más lejos que algunos besos moderadamente
calientes, pero era la primera vez que Callie podía ver una luz al final del túnel.
Ella no tenía idea de cuánto tiempo les tomaría llegar hasta allí, pero parecía
que cada día traía un nuevo progreso.
-Si estás tratando de ser sutil
acerca de verla, nos está funcinando realmente
Callie se sobresaltó al oír la voz
divertida detrás de ella, mirando por encima del hombro para dar a Teddy Altman
una sonrisa avergonzada. -Y yo que pensaba que estaba siendo astuta.
Teddy se echó a reír. -Oh, no. Sin
embargo, a ella no le importa. Ella piensa que es dulce.
-¿En serio?. Con la cara caliente, Callie cerró la sesión
de su correo electrónico y se levantó. -Pensé que si ella se daba cuenta estaría
enojada conmigo porque podría pensar que estaba husmeando.
-Ella sabe que es sólo por su bien,
dijo Teddy. Sus ojos se movieron por encima del hombro de Callie y Callie se
volvió para ver a Arizona, caminando por el pasillo con dos internos de
remolque.
Arizona capturó la mirada de Callie
y le sonrió ampliamente. Entonces ella entró en la habitación de un paciente,
desapareciendo de la vista y dejando el corazón de Callie revoloteando por el
impacto de esa mirada única y compartida. Exhalando con voz temblorosa, Callie puso una mano sobre el mostrador mientras
luchaba con una sonrisa reprimida que luchaba por hacerse cargo en su rostro.
-Wow, dijo Teddy en voz baja. -Creo
que podría necesitar un cigarrillo después de eso.
Callie se rió, pero sólo por un
momento. La verdad era que estaba desesperada por Arizona. A medida que poco a
poco se reintrodujo la intimidad en su relación, Callie descubrió que en lugar
de sentirse saciada, ahora anhelaba más. No sólo era el sexo, a pesar de que
experimentaba ese deseo vivamente. Ella quería todo de Arizona, el acceso a sus
pensamientos y sentimientos más íntimos, la calidez de su piel desnuda, el
sonido de su risa. Cada día Arizona era capaz de dar más y más, y todos los
días, Callie luchaba por ser paciente. Presionar a Arizona por algo que ella no
estaba dispuesta a ofrecer era el mayor temor de Callie, pero eso no significaba
que no le tomara todo de sí en un esfuerzo consciente para que Arizona fuera la
que siguiera marcando el ritmo.
La ferocidad de la necesidad de
Callie le daba miedo porque sabía lo fácil que podría asustar a Arizona. Así
que se mantuvo firmemente embotellada en sus acciones conscientes que no podrían
perjudicar a ninguna de las dos.
-Lo está haciendo muy bien, ¿verdad?,
dijo Callie , buscando la cara de Teddy. Ella sabía que Arizona confiaba en
Teddy y lo más probable era que le hubiera dicho cosas que no podía decirle a
ella. A pesar de que nunca traicionaría la confianza de Arizona preguntándole a
Teddy de qué hablaban, Callie estaba ansiosa por una opinión objetiva. -Ella se
parece estar mucho mejor.
-Ella lo está. Teddy cerró la distancia entre ellas,
manteniendo su voz lo suficientemente baja para que ninguna de las enfermeras o
practicantes pudiera escucharla: -Creo que dobló una esquina la semana pasada.
No es que no todavía no tenga un montón de curación que hacer, pero..., Sonrió.
…-Ella está realmente decidida a trabajar a través de esto.
Callie asintió con la cabeza. No
sólo por que sabía de la clara determinación de Arizona, sino porque era
evidente que ahora al tener momentos de debilidad, no evadía el apoyarse en
otros, y eso sólo la había hecho más fuerte. La llamada telefónica de la detective Mendoza había sido sin duda el catalizador
de gran parte del cambio, pero Callie sabía que había comenzado muy temprano, y
Teddy tuvo mucho que ver con eso. Dudando sólo un momento, ella puso una mano en el brazo de peluche y se lo apretó
suavemente. -Gracias.
Teddy levantó una ceja. -Estoy
bastante segura que Arizona se merece todo el crédito.
-No todo. Callie apretó de nuevo y
se echó hacia atrás. -Eres una buena amiga.
Emocionada, Teddy bajó la vista
hacia el mostrador. -Ella lo es.
La atención de Callie regresó a la
habitación donde estaba Arizona, de donde ella y los internos salieron. Se
acercó a la habitación de al lado y desapareció de nuevo. -Echo de menos sus
ruedas.
-¿Cómo dices?
-Tu sabes, los Heelys. Callie se encontró
con la mirada de Teddy. -Ella no los ha utilizado todavía.
-Va a venir. Teddy sonrió. -A ella
le encantan todas esas cosas demasiado como para dejarlas para siempre.
-Espero que sí. Callie sacudió la
cabeza. ¿Cómo podía extrañar que Arizona patinara sobre esas cosas, sabiendo lo
fácil que podía caerse y romperse un hueso? Pero lo hacía. Hubiera dado
cualquier cosa para ver a Arizona rodar por el pasillo en estos momentos.
-Tú sabes, tú mereces mucho crédito,
también.
Callie miró a Teddy, a continuación
bajó la mirada, avergonzada. -Bueno, lo estoy intentando.
-Por lo que me ha dicho Arizona, tú
has sido increíble, que tiene mucha suerte de tenerte.
-Tenemos suerte de tenernos la una a
la otra. Callie se estremeció al oír las palabras que Arizona le había dicho a
Teddy acerca de ella, sin importan qué fueran ciertas, era emocionante
escucharlas de una tercera persona. -¡Dios!, tal vez Mark esta en lo cierto.
Esto es un poco asqueroso, ¿no?
Teddy se echó a reír. -Ustedes son
demasiado adorable para las palabras.
-Adorable. Genial. Impresionante.
Callie puso los ojos en lo que se había convertido. No es que ella se quejaba.
Teddy miró por encima del hombro de
Callie e inclinó la cabeza en señal de saludo. -Oye, Arizona. ¿Todo bien?
Callie se volvió hacía Arizona, quién
la agarró del brazo con los ojos muy abiertos y sonriendo. -Todo está súper.
Acabo de hablar por teléfono con la Unidad de Trasplantes, y ¡Sofía consiguió
su corazón!
El propio corazón de Callie saltó a
la emoción al ver el rostro de Arizona. Sofía era una niña de diez años de
edad, uno de los pacientes de Arizona que había estado esperando por un
trasplante de corazón desde hace ocho meses. Había pasado los últimos dos en el
hospital, porque su condición era ya demasiado frágil para permanecer en casa.
Callie sabía que Sofía era especial para Arizona, y la noticia obviamente la
tenía en la luna.
-Eso es fantástico, dijo Callie,
mientras abría sus brazos, emocionada cuando Arizona se lanzó a ellos con un
grito de alegría. -Este es un buen día, ¿eh?
-Día impresionante. Arizona, se
apartó para poder rebotar hacia arriba y hacia abajo, luego alzó las manos.
-¡Yay!
Callie casi se echó a llorar. Esa
era la Arizona de quien se había enamorado. La que ella no había visto en las
últimas semanas. No queriendo hacer estallar la burbuja de Arizona, pero
curiosa por saber lo que Arizona tenía planeado hacer, le preguntó: -¿Vas a dirigir
el equipo de transporte?
Arizona, parpadeó, sonriendo un poco
tambaleante, dijo: -No, yo ... Ella echó
hacia atrás los hombros. …-Voy a realizar el trasplante.
Sin saber qué decir, Callie se limitó
a asentir. Si ella le preguntaba “¿estas segura?”, corría el riesgo de que
Arizona pensara que ella no creía que estaba lista y Callie no tenía ni idea de
si estaba lista o no. Eso era algo que sólo podía decidir Arizona.
-Tenía una cirugía mayor programada para
esta tarde que se pospuso, Teddy dijo por detrás de Callie. -Si no te importa,
me gustaría estar allí.
La cara de Arizona se iluminó. -Eso
sería increíble. Me encantaría eso.
Agradecida de que Teddy estuviera al
lado de Arizona, Callie aún no podía sacudirse el miedo acerca de cómo Arizona
iba a reaccionar si tenía otro lapsus en la sala de operaciones. Esta cirugía
era más larga y más complicada que la apendicetomía, que tan recientemente
había demostrado ser un punto de quiebre para Arizona. Después de hacer tantos
progresos, en tan corto tiempo, Callie no podía soportar la idea de que Arizona
pudiera arriesgarlo todo por una cirugía.
-Calliope. Arizona, puso su mano
sobre la mejilla de Callie, obligándola a sostener su mirada. Es evidente que
Callie no había estado haciendo un buen trabajo ocultando su ansiedad. -Yo
puedo hacer esto. Tengo que hacer esto. Sofía ha sido mi paciente durante
cuatro años. No puedo decirle a sus padres que la cirujana de su hija no puede
manejar el día más importante de su vida.
La confianza de Arizona fue algo que
logró en cierta medida tranquilizar a Callie de que ella iba a estar bien. -Yo
creo en ti, querida, y lo entiendo. Dándole una pequeña sonrisa a Arizona,
Callie cubrió los delgados dedos en la mejilla con su propia mano. -Tú vas a
patear el culo.
-Claro que sí, lo haré. Arizona,
miró a Teddy. -¿Está Yang a tu servicio hoy?
-Sí, lo está.
-¿Por qué no le haces saber que la necesitamos
para unirse al equipo de transporte para traer al corazón? Cuando ella regrese
puede asistir al trasplante de corazón, como médico residente. Arizona,
aplaudió de nuevo. -Voy a llamar a los padres de Sofía y de darles la noticia!.
Y con eso, salió corriendo y saltando hasta el final del pasillo, era evidente
por sus movimientos lo increíblemente emocionada que estaba.
-Bueno, no eran Heelys, pero eso fue
muy emocionante de ver, dijo Teddy.
-Sí, lo fue. Callie se volvió y se
encontró con la mirada de Teddy. –Tú cuida de ella allí, ¿Ok?
-Tengo la sensación de que va a
cuidar de sí misma, dijo Teddy ligeramente, pero asintió con la cabeza de todos
modos. -Pero definitivamente voy a estar ahí para ella.
-Sé que lo harás, murmuró Callie. Ella
tenía dos cirugías propias esa tarde, pero iba a tratar de colarse en la galería
para ver Arizona, cuando tuviera la oportunidad, pero no por estar preocupada,
sino porque quería ver brillar a Arizona.
#
Arizona, respiró hondo y se miró en
el espejo colgado en la puerta de su armario, preparándose mentalmente para los
próximos cuatro a seis horas. Esta era su última parada antes de que ella se
dirigiera a la sala de lavado y cepillado para efectuar trasplante de corazón de
Sophia Young, esta era su última oportunidad para reunir sus fuerzas y convocar
la voluntad para llevar a cabo su primera operación después de aquella apendicetomía
horrible. El equipo de trasplante de órganos debía aterrizar en veinte minutos,
y una vez que eso ocurriera, no habría más tiempo para prepararse.
Ella no había planeado regresar tan
pronto. A pesar de los avances de apenas la semana pasada, Arizona se había
imaginado que ella no se sentiría cómoda haciendo cualquier corte hasta que se
sintiera de alguna manera "normal" de nuevo. No podía honestamente
decir que se sentía normal, o incluso no sabía aún lo que su nueva normalidad
sería, pero ella sabía que era hora de retomar el control de su vida profesional.
Sofía era uno de sus pequeños humanos, una niña que había visto crecer a partir
de seis años de edad, y verla convertirse en una atenta y compasiva niña de
diez años de edad, con un alma vieja sorprendente.
Arizona tuvo que ver su viaje. Ella
sólo tenía que hacerlo.
Así como las noticias de los
resultados de ADN habían movilizado a Arizona para comenzar la recuperación de
su cuerpo y la intimidad que tanto necesitaba con Callie, este nuevo corazón de
Sofía despertó su gran determinación para volver a descubrir el profesional de
confianza que ella había sido siempre. Ella se negó a entregar este caso a
nadie más. Y ella nunca haría nada para poner la vida de Sophia en peligro. Eso
significaba que tenía que mantenerse en el momento, concéntrese en su
respiración, y no dejar que sus problemas personales le impidieran ser el
cirujano que Sofía necesitaba que fuera.
Una puerta se abrió detrás de
Arizona, sacándola de sus profundos
pensamientos. Echando un vistazo por encima del hombro, sonrió cuando Teddy
entro. -El equipo de transporte estará aquí en quince minutos, dijo Teddy.
-Impresionante. Arizona cerró la puerta
del armario y exhaló. -Estoy lista.
-¿Eres tú?, Teddy le preguntó con
amabilidad.
Arizona no se erizó ante la pregunta
porque sabía que Teddy entiendía exactamente lo que estaba pasando. -Lo soy...,
Arizona le dio un guiño Teddy, luego
continuó: … -No voy a mentir y decir que no estoy un poco ansiosa, pero no
acerca de mi capacidad para hacer este tipo de cirugía, sólo... por estar de nuevo en el quirófano.
-Sólo recuerda, emocionalmente te
encuentras en un lugar diferente ahora. Ya sabes lo que estás enfrentando, tú
tienes las herramientas para hacer frente a eso ahora
Arizona, se puso su gorra de
matorrales y se la ató con una eficiencia de expertos. -Tienes razón. Y voy a
estar rodeada de amigos. Es curioso cómo se podía referir a Yang como una
“amiga” ahora, pero después de lo que hizo Cristina y de cómo la había ayudado la
noche del ataque, Arizona la percibía de una manera totalmente nueva. Ella era
una buena persona en su núcleo, aunque no siempre era capaz de demostrarlo.
Sí, así es. Teddy abrió su
casillero, agarrando su propio gorro y una botella de agua. -Vamos a patear el
culo en esta cirugía.
No era la primera vez, pero Arizona
reflexionó que a pesar de que odiaba lo que hizo que Teddy se convirtiera en un
excelente sistema de apoyo, estaba más allá de la suerte de tenerla.
Aprovechando el vestuario por lo demás vacío, Arizona decidió compartir una
buena noticia más. -Esta ha sido una semana bastante grande. Y no sólo porque
tengo mi período.
Teddy cerró la puerta de su
casillero y sonrió. -Ojalá que no tuviera que ser un alivio, pero me alegra
saber que sucedió. ¿Te sientes mejor?
-Sí. Como lesbiana, Arizona, nunca
había tenido que preocuparse por perder su período por esa razón antes. A pesar
de que sabía que el anticonceptivo de emergencia que había tomado iba a
funcionar, ella no había dejado de preocuparse por el embarazo todos los días
desde la violación. Sus sentimientos acerca de tener hijos propios era ya
bastante complicado, pero la idea de llevar un bebé de ese hombre era una
pesadilla que le había perseguido desde el instante en que susurró sus últimas
palabras al oído. “Espero dejarte embarazada”. Temblando, Arizona, respiró
hondo, obligando a su mente de nuevo a permanecer en el presente. -Nunca había
estado tan feliz para los calambres y la
hinchazón en toda mi vida.
Lo puedo apostar. Entonces, ¿qué
otra cosa ha sido grande esta semana?
-Calliope. Incapaz de resistirse,
Arizona, se disolvió en una sonrisa tonta. -Hemos estado trabajando a través de
algunos de mis desencadenantes juntas. Y haciendo un poco.
-Bonito. Teddy se puso su gorra de
matorral con una sonrisa torcida. -Y ahora, Sofía recibe un corazón.
-La guinda del pastel. Arizona,
respiró hondo luego hizo un gesto hacia la puerta. -Vamos a patear el culo en
esa cirugía
-Absolutamente. Teddy esperó a que
Arizona se acercara luego la detuvo colocando con una mano sobre su brazo.
-Hola. Recuerda, si algo ocurre, si tienes un lapsus de... no te preocupes.
Respira. Basta con mirarme a mí y respirar, ¿de acuerdo? Lo superaremos juntas.
Vencido por una oleada de afecto por
su amiga, Arizona, le echó los brazos alrededor del cuello, sorprendiendo a Teddy, que tirara de ella en
un fuerte abrazo. Entonces Arizona le dijo emocionada: -Gracias. Estoy tan feliz
que vas a estar ahí conmigo.
Las manos de Teddy aterrizaron sobre
su espalda, acariciándola suavemente. -No me lo perdería.
La puerta del vestuario se abrió de
nuevo y Alex Karev entró. Se detuvo en seco cuando vio a Arizona y Teddy
abrazadas, claramente sorprendido. La mirada que cruzó por su rostro habría
sido casi cómica si Arizona no sabía que era ella lo puso nervioso. Él,
obviamente, se dio cuenta que estaba interrumpiendo algo, y se encogió como si
Arizona fuera a gritarle de nuevo.
Arizona, se alejó de Teddy y le dio
una sonrisa cortés. -Hola, Alex.
-Dra. Robbins. Lagrimeo sus ojos lejos de la cara de
Arizona, Karev frunció el ceño y se dirigió a su casillero. No hay duda de que había
decidido no correr el riesgo de ser bueno otra vez. Dra. Altman.
-Dr. Karev. Teddy miró a Arizona, y
el color rosa sus mejillas. -¿Te veré en el quirófano?
-Voy a estar justo detrás de ti,
dijo Arizona, haciendo un gesto a Teddy para que se adelantara. Por mucho que
no quisiera hacer hincapié en lo que había sucedido hace dos semanas, Arizona
sabía que le debía una disculpa a Karev. Arizona había sido muy torpe y estaba
cansada de ser torpe. Cuando Teddy cerró la puerta del vestuario detrás de
ella, Arizona se puso las manos en las caderas y se mordió los labios, mirando
fijamente a la parte posterior de la cabeza de Karev.
Karev debe haber sentido su mirada
ardiendo en él, porque él miró por encima del hombro con una sonrisa burlona.
-¿Qué?
-Sólo quería pedir disculpas, Dr.
Karev. Arizona, cambió su peso, acordonando los dedos de sus manos en frente de
su estómago. -Por lo que te dije en el balcón. Yo estaba fuera de lugar.
Karev volvió su atención a su
casillero. -No te preocupes por eso. Se ha olvidado.
-Yo estaba teniendo un mal día.
-Yo lo entiendo. Karev se volvió y
la inmovilizó con una expresión dura, pero Arizona podría ver la vulnerabilidad
que siempre trató de ocultar. -Lo hago, también, a veces. Es genial.
-Definitivamente no es bueno, dijo
en voz baja Arizona. -Pero te agradezco que aceptes mis disculpas.
-Lo que sea. Karev se encogió de
hombros, pero Arizona casi podía ver que
la tensión abandonaba su cuerpo. -Soy un niño grande. No es que me vaya a casa
y me ponga a llorar en mi sopa.
Satisfecha de que su relación
parecía haber vuelto a la normalidad, Arizona le dio una sonrisa brillante. -Muy
bien, entonces. Me voy, a darle a una niña un nuevo corazón.
-Por supuesto que sí, murmuró Karev
con buen humor. -Ve a salvar una vida, Dra. Robbins.
-Ese es el plan.
#
Callie se sentó en la primera fila
de la galería, con los ojos clavados en el gorro de color rosa de los matorrales
de Arizona, mientras caminaba hacia la sala de operaciones. Teddy ya estaba en
la mesa frente a Yang, y ambas le devolvieron la sonrisa soleada de Arizona
mientras se acercaba a la figura postrada de la niña que estaba conectado a una
vertiginosa variedad de maquinas.
-¿Quién estamos listos para dar a
Sofía su nuevo corazón, gente?, dijo Arizona, sosteniendo sus manos enguantadas
en el aire delante de su pecho.
-¡Yo!" Yang elevó la voz, de
pie, tiesa como un palo. Callie sabía que estaba tomando todo lo que Yang no
tenía para caer sobre ella misma en el entusiasmo. No había nada que emocionara
más a Cristina que un procedimiento cardiaco justo antes del primer corte.
-Ese es el espíritu. Los ojos de
Arizona se arrugaron en las esquinas, un signo revelador de que estaba
sonriendo bajo su máscara. Ella levantó la mirada y las líneas de la risa se
intensificaron cuando ella hizo contacto visual con Callie. Para alivio de
Callie, Arizona parecía complacida de encontrarla en la sala de observación. Si
la presencia de Callie la puso nerviosa, Arizona, no lo demostró en absoluto.
Callie sólo sería capaz de
mantenerse durante los primeros veinte minutos de la cirugía, porque tenía que
efectuar un reemplazo de rodilla. Pero ella había querido a aparecer por el
apoyo moral, y también para tranquilizarse al saber que Arizona estaba bien. No
había duda de que Arizona tenía las habilidades para golpear esta cirugía fuera
del parque. La única preocupación de Callie era que Arizona pudiera alejar los
nervios fuera de ella.
-Estamos listas para hacer la
primera incisión, dijo Teddy, luego en silencio, le hizo entrega a Arizona del
bisturí. –Estamos listas
Arizona tomó la hoja de Teddy y exhaló de forma visible, con la cara más relajada
su sonrisa desapareció debajo de la máscara. Callie se inclinó hacia delante y
miró, deseando saber lo que pasaba por la mente de Arizona. Ese era el momento
de la verdad, la primera vez que haría un corte desde el día de su flashback
con Avery. Callie sabía lo mal que eso había sacudido a Arizona, y no importa
el grado de confianza con que Arizona había actuado antes, no había manera de
que no estaviera pensando en volver a ese incidente ahora.
Levantando la cuchilla, Arizona se
colocó sobre el pecho de Sophia, por encima de su esternón. Pero en vez
comenzar el corte ella dudó, cerrando los ojos y respirando profundamente.
Callie apretó la garganta mientras esperaba que la Arizona segura de sí misma volviera
a aparecer. No saber lo que Arizona estaba pensando en ese momento era una
tortura. Callie no podía apartar los ojos de la mano de Arizona, temiendo que
pudiera comenzar a temblar.
Teddy se acercó más, colocando su
boca cerca del oído de Arizona. Callie podía ver movimiento de la mascara de
Teddy, sabía que le estaba susurrando algo, y lo siguiente que supo, es que los
ojos de Arizona estaban abiertos y se reía a carcajadas. Después de levantar
una ceja a Teddy, Arizona, la chocó con su cadera y volvió a colocar su
escalpelo en posición para la primera incisión.
-Haciendo el primer corte, dijo Arizona con una voz llena de confianza. Luego
bajó el bisturí y así lo hizo.
Con una mano tan firme, Callie no
pudo dejar de bombear un puño triunfal en el aire.
#
Seis horas más tarde, Arizona, se
paró junto a Teddy en el fregadero en la sala de lavado, lavándose las manos
con una sonrisa radiante en su rostro. El trasplante había ido perfectamente.
Muy a menudo, incluso las operaciones más rutinarias presentaban complicaciones
imprevistas, pero de vez en cuando, un procedimiento salía divino, donde todo
sucedia tal y como debía ser. No hubo momentos terribles, no hubo necesidad
para la improvisación. Sólo los libros de texto puro, de corte y sutura,
hermoso en su ritmo preciso.
Arizona dio las gracias al universo
por permitir que su cirugía fuera tan tranquila, por darle este descanso a una
pequeña.
-¡De verdad que fue una excelente
cirugía, dijo Teddy, cerrando el fregadero. Se secó las manos y le dio un
pequeño golpe con el hombro al hombro de Arizona. –Tú estuviste impecable.
-Hacemos un buen equipo, dijo
Arizona. -Realmente me encantó tenerte allí conmigo. Gracias.
-Ha sido un placer. Teddy arrugó la
nariz. -Yang también fue. Por mucho que me duela admitirlo a veces.
Arizona le dio una sonrisa simpática
a Teddy, decepcionada una vez más porque Owen había roto el corazón de su
amiga. -Estoy asombrada de la forma en que son capaces de separar lo
profesional de lo personal. A veces apenas puedo soportar estar en la misma
habitación que Mark Sloan. Pero tú eres un gran maestro para Cristina. Tienes
una resistencia a la de carácter que, francamente, me asombra.
-Bueno, al menos Cristina no trata
de echármelo en cara. Poniendo los ojos, Teddy se quitó su gorra de matorral y la
guardó en el bolsillo. -Sé que a Mark le gusta recordar su historia con Callie cada
vez que tiene la oportunidad.
Arizona, se estremeció ante la idea.
-¡Qué asco!. Vamos a cambiar el tema ahora.
-Buena idea. Teddy entregó a Arizona,
una toalla para secarse, meneando las cejas. -¿Por qué vamos a buscar a Callie
y le digo lo estrella de rock eres?"
Arizona mostró a Teddy sus hoyuelos.
–Eso no es nada que ella no sepa ya.
-Y modesta.
-¿Por qué ser modesta?. Arizona
agarró la mano de Teddy, y la atrajo hacia la puerta de la habitación -Estoy
impresionante.
Teddy resopló. -Justo lo suficiente.
Arizona abrió la puerta y su corazón
se disparó cuando vio a Callie apoyada contra la pared directamente al frente
a través del pasillo. Dejando caer la
mano de Teddy, Arizona, corrió hacia Callie y se lanzó a sus brazos abiertos
que la esperaban para abrazarla.
-Déjame adivinar... fuiste una
estrella de rock… Callie apretó a
Arizona alrededor de la cintura. …-Y Sofía tiene un corazón nuevo y brillante.
Arizona, lanzó un “te lo dije” a fin
de buscar por encima del hombro de Teddy, quien puso los ojos otra vez. -Fue
increíble, dijo Arizona. -Todo salió tal y como se suponía que era. Y yo estaba
súper concentrada. Lo único que existió en mi mundo en esas seis horas fue esa
niña y su corazón, y fue fantástico.
Callie le dio la sonrisa que siempre
hace que Arizona se sienta más enamorada de ella. -Tenemos que celebrar, dijo
saludando con la mano a Teddy, aflojando
su dominio sobre Arizona. -¿Qué tal si la vamos al Bar de Joe? Yo invito.
Evidentemente complacida por la
invitación, Teddy acercó los ojos buscando la mirada de Arizona. -Yo estoy
dispuesta sí tú lo estas Arizona.
Todavía flotando en una nube,
Arizona, fue sorprendida por una punzada de ansiedad que amenazaba desinflar su
estado de ánimo. Ella no había ido realmente a ningún lugar excepto al hospital
y a sus carreras con Teddy desde el ataque. Ciertamente no a la barra de Joe.
Pero la vieja Arizona hubiera querido salir con los amigos a Joe's, al igual
que Callie, de modo que esto era algo a lo que tenía que hacer frente. Sólo un
reto más a superar.
-Oye, si no te sientes bien con la
idea de salir a beber fuera, yo podría comprar las bebidas y las tres podríamos ir a casa para brindar…. La
sonrisa de Callie se desvaneció rápidamente al percatarse de la lucha interna
de Arizona. Arizona, sabía que Callie
estaba a punto de empezar a dar marcha atrás, lo cual se hizo evidente cuando
ella agregó: …-O Podríamos ver una película o algo así. Pero no Annie. Annie no más por lo menos durante un mes. O
podríamos…
Arizona cayó a Callie con un rápido
beso en la mejilla. -No, Joe es bueno. Eso va a ser bueno.
-¿Estás segura? Era evidente que
Callie se arrepintió de haber dado la idea. -Yo no necesito ir a donde Joe.
Sólo quiero pasar tiempo contigo
-Definitivamente, dijo Teddy en voz
baja. -Es tú decisión.
Avergonzada por toda la preocupación
en su nombre, Arizona, salió de los brazos de Callie y les dio una sonrisa
bonachona. -Relax, ustedes dos. Me encanta ir a Joe. Ya lo saben.
-Cool. Teddy sonrió. -Va a ser
divertido.
-Si, divertido. Callie inclinó la
cabeza, observando el rostro de Arizona.
-Super divertido. Arizona, le sacó
la lengua a Callie, en un intento por aliviar un poco la tensión entre ellas.
--Voy a ir a hablar con los padres de Sofía durante unos minutos, luego me
encontraré con las dos en el vestuario. Dando un paso de distancia, Arizona
recurrió a su mejor expresión coqueta y dejó arrastrar sus dedos haciendo un
camino por el brazo de Callie. -Sonríe, Calliope. Incluso te dejaré ayudarme a
cambiar.
Eso provocó una sonrisa genuina, que
rápidamente se disolvió en una expresión interrogante. -¿Cambiar qué?
#
Entrar al Bar de Joe fue más duro de
lo que Arizona se esperaba. Cuando Callie abrió la puerta del bar y la condujo
al interior con Teddy, una ola de pánico se apoderó de ella, que la paralizó y
le impedía entrar allí. Por un momento se detuvo, pero el conocimiento de que
la congelación llamaría la atención aún más que caminar a través de la sala
obligó a sus pies a moverse de nuevo. Callie la tomó de la mano y la apretó, buscando
su mirada con interés, entonces Arizona consiguió esbozar una sonrisa que
esperaba fuera lo suficientemente brillante como para cubrir su ataque de
nervios repentino.
Arizona nunca había sufrido de
ansiedad social antes, pero estaba segura de que esto era lo que sentía. La
gente, el ruido, la atmósfera cerca de la barra, era todo más de lo que quería
tratar. Había un buen número de caras familiares del hospital entre la multitud,
y un puñado las observaba como tejieron su camino hacia una mesa vacía en la esquina.
A pesar de que las miradas sólo duraron breves instantes, Arizona no pudo
escapar a la idea de que la estaban mirando. Haciendo juicios o
preguntándose qué era exactamente lo que
le había sucedido, y cómo lo estaba manejando.
Callie se detuvo delante de la mesa
y se enfrentó a Arizona. Su rostro era un estudio de la preocupación. -¿Estás
bien, cariño?
Arizona, asintió con la cabeza
rápidamente, con las mejillas calientes. Ella no quería llamar la atención
hacía ella, incluso de Callie. -Estoy bien. Con Teddy facilitando el paso, ella
se sentó de espaldas a la pared. -En serio.
Teddy se sentó junto a ella, pero Callie
se quedó de pie. -¿Qué estás tomando, Teddy?
-Cerveza. Fat Tire. Teddy le dio una
mirada de soslayo a Arizona y le preguntó. -¿Tú?
-Blanco, dijo Callie.
Arizona, sonrió: -¿Sabes lo que me
gusta?
Callie le dirigió una sonrisa
cautelosa. -Yo lo sé. Se volvió en dirección a la barra, dejándolas con una
onda débil. -Yo ya vuelvo.
Tan pronto como Callie se fue, Teddy
se acercó más y habló tan tranquilamente como pudo sin dejar de cortar a través
del estruendo de la multitud. -Está bien, Arizona. Nadie te prestaba atención,
sólo yo y Callie."
Arizona no pudo evitar sonreír al
consuelo de Teddy por lo general interesante. -Así que estoy siendo clara
acerca de que me estoy volviendo loca, estás diciendo.
-Pareces un poco ansiosa. Teddy le
puso la mano en la muñeca de Arizona, apretando brevemente, y luego se apartó.
-Pero no es algo que los demás puedan notar.
Arizona, suspiró. -Es un asco. No creo
que me he sentido así antes. Su mirada
se precipitó por la habitación, preocupada de que iba a encontrar los ojos puestos
en ella. -Tímida.
-Va a mejorar. Te lo prometo.
-Espero que sí. Porque hasta que
vine aquí me estaba empezando a sentir muy bien otra vez. Y ahora... Arizona,
negó con la cabeza. -Me da vergüenza. Y estoy cabreada.
-No nos quedaremos mucho tiempo.
Teddy se deslizó aún más cerca, como si quisiera blindarla del resto de la
habitación. -No te rindas para estos pequeños contratiempos, ¿de acuerdo?
Céntrate en los progresos. Plantó un codo sobre la mesa y la barbilla en la mano,
dándole una cálida sonrisa. -Vamos a hablar de lo bien que las cosas han ido.
Porque suena como que lo estás haciendo bien.
Arizona, asintió con la cabeza, y se
obligó a poner su atención en la cara de Teddy. Si era capaz de bloquear todo
el resto de los ruidos en el bar, tenía la sensación de que ella se calmaría.
Antes de la violación no hubiera sido difícil mantener su atención y reducirla
sólo lo que estaba delante de su cara. Ahora ella estaba perfectamente
consciente de sus alrededores, vigilante y cautelosa. Arizona tomó una
respiración profunda y pensó de nuevo en el éxito que había tenido en el quirófano. Y los
muchos avances que había hecho durante la semana pasada con Callie.
-Tienes razón. Las cosas están bien.
Exhalando, Arizona, se animó cuando vio los pies de Callie acercándose a su mesa.
-Y por lo que veo, mejorando todo el tiempo.
Callie colocó una botella de cerveza
frente a Teddy y suavemente entregó una copa de vino llena a Arizona. -Damas.
Ella se sentó y levantó su propia botella de Fat Tire. -Para los cirujanos
kick-ass pediátricos. Y los dioses cardíacos que están de pie junto a ellos.
Arizona tintineó su copa contra la
botella de Callie, luego con la de
Teddy. -Y por la hot orto estrella de rock que compra las bebidas.
-¡Salud!. Callie tomó un largo trago
de su cerveza, entonces deslizó su silla más cerca de Arizona. -¿Estás bien cariño?
Hace dos semanas, Arizona se había
roto ante Callie por el reconocimiento de su lucha. Pero la preocupación de
esta noche por parte de Callie la
enternecía y la emocionaba completamente. Saber que tenía una compañera que no
sólo la amaba, sino que también se preocupaba por cómo se sentía la hacía
sentirse segura de una manera que nunca había sentido antes. Arizona, apoyó la
cabeza sobre el hombro de Callie por un momento, luego la levantó y besó su
mejilla. -Mucho mejor ahora que estás aquí.
Callie colocó un brazo por la
espalda de Arizona, tirándola hacia ella. Luego le dio a Teddy una mirada
seria. -Así que dime cómo se ve Arizona cuando se está ejercitando contigo. ¿Te
habla de donas todo el tiempo, o simplemente cuando esta cerca del final?
-De hecho, me ató una rosquilla con
una cuerda para mantener el ritmo un poco por delante de ella. Teddy tomó un
trago de su cerveza, guiñando el ojo a Arizona. -Incitando, ya sabes.
-¿Eso funciona?
-Voy a hacer cualquier cosa por una
rosquilla. Empezando a sentirse más cómoda, flanqueada por su pareja y su mejor
amiga, Arizona, se reclinó en su silla y esbozó una sonrisa genuina. -Calliope,
tú debes saber eso mejor que nadie.
Callie alzó una ceja y bebió otro
trago, sonriendo alrededor de la boca de la botella. Teddy resopló riendo:- Favores
sexuales por unas donas. Simpático.
-Sólo por las que tienen decorado. Arizona, dio un sorbo grande de vino, y
le gustó la manera en que ella casi al
instante sintió la falta de claridad, aunque fue provocado por una pequeña
cantidad. Sentir su peso ligero no estaba nada mal. -Yo no soy barata, ni nada.
-Por supuesto que no, dijo Teddy.
-“Barata” es la última palabra que
yo usaría para describirte, mi amor. Callie sonrió, y cuando Arizona agarró su
muslo debajo de la mesa y se lo apretó, se rió en voz alta. –Soy un fenómeno
traga-donas, pero barata no.
-No sólo se suponía que era sólo un
estímulo para la salida?, dijo Callie. Arizona,
se quejó, haciendo acopio de la cara más lamentable que pudo. -Parece que las
donas no vienen al caso aquí
-¡Oh!. Callie le dio un beso en la
mejilla a Arizona. -Voy a probarlo más tarde. ¡Arco iris asperja!.
-Arco iris rocía. Envalentonada por el medio vaso de vino que
había consumido hasta el momento, Arizona, dijo, -Realmente espero que esto sea
un eufemismo para el sexo.
Callie se echó hacia atrás,
inhalando fuertemente. Tomó un trago rápido, revoloteando su mirada hacia la
barra, mientras su rostro enrojeció. El intento de coqueteo de Arizona la había
puesto claramente nerviosa y, más que casi cualquier cosa, eso le rompía el
corazón a Arizona. Ese era otro de los desafíos, enfrentarse a la reconstrucción
de la confianza de Callie sobre el tratamiento de ella como un ser sexual otra
vez.
-“Arco iris rocía”, ¿eh? Me gusta
eso, dijo Teddy. -Siempre lo había llamado “hacer sándwiches”
Callie se rió entre dientes
nerviosamente, sentándose recta en la silla. -Mi compañero de la universidad lo
llamaba “zurcir los calcetines".
Teddy se disolvió en risitas. -¡Lo
que las abuelas le enseñan a uno!
Arizona, sonrió y tomó otro sorbo de
vino, viendo como Callie y Teddy se lanzaron a un animado tira y afloja de
eufemismos sexuales, que de alguna manera se convirtieron en una discusión
acerca de películas favoritas. Fue agradable ver a dos de las personas más
importantes en su vida llevarse tan bien, y Arizona se relajó en el cálido
resplandor de su amistad.
Cuando Teddy se levantó para ir al
baño un poco más tarde, Arizona, se sentía agradablemente e infinitamente más
cómoda de lo que había estado cuando ella entró por la puerta.
Tan pronto como Teddy estaba fuera
del alcance del oído, Callie se volvió a Arizona con una suave sonrisa. --¿Cómo
te sientes?
-Caliente, murmuró Arizona, apoyándose
contra el costado de Callie. Cuando Callie la atrajo hacia sí y la besó en la
parte superior de la cabeza, Arizona exhaló de placer. -Mejor.
-Venir aquí fue duro, ¿no? La voz de
Callie estaba llena de auto-recriminación que fue sólo un poco escondido por un
zumbido obvio. -Yo realmente no pensé en ello cuando te sugerí venir, pero me
di cuenta de que hizo que te pusieras nerviosa. Lo siento.
Arizona, negó con la cabeza. -Soy una
chica grande, Calliope. Tengo que esforzarme a veces.
-Bueno, pero no quiero obligarte a
hacer nada para lo que no estés lista de hacer.
Arizona no estaba segura de si ella
se imaginaba el subtexto en la declaración de Callie, pero decidió ir con él. Dirigiéndole
una mirada significativa, le dijo: -Yo sé que tú nunca me obligarías a nada que
yo no desee hacer, y por eso yo necesito que confíes en mí para decidir lo que
puedo y no puedo manejar.
Callie asintió con la cabeza
rápidamente. Un poco demasiado rápido. -Yo confío en ti. Por supuesto.
-Incluso cuando se trata de “arco
iris asperja”, ¿de acuerdo?
La garganta de Callie se tensó, aún
así dijo: -Está bien.
-Porque me gusta “arco iris asperja”,
una gran cantidad. Arizona, movió la mano hacia arriba en el muslo de Callie,
deteniéndose cerca de su cadera. -Y yo no pienso dejar que lo lleve lejos de
mí. Por favor, no dejes que te lo quite a ti, tampoco.
Bajando la voz, Callie, dijo, -Yo no
te quiero presionar.
-No lo haces. En todo caso, era Arizona la que se estaba
presionando. Pero una vez que ponía su mente en algo, ella lo persiguía con un
enfoque singular. Eso era exactamente por qué siempre había sido tan exitosa en
su carrera, y recientemente, con Callie. -Quiero hacer frente a estos desafíos,
Calliope. Quiero encontrarme a mí misma otra vez. Y necesito tu ayuda.
-Lo que tú necesites. Callie tomó la mano de Arizona, entrelazando
sus dedos sobre la mesa. -Estoy aquí.
Arizona todavía podía ver el miedo
en la mirada de Callie, pero sabía que Callie lo decía en serio. Esa era algo
bueno, debido a que Arizona tenía la intención de subir la apuesta en breve.
Ella podía no haber sanado todavía, pero estaba decidida a llegar a la sanación
tan rápido como fuera posible.
Ella tenía que seguir adelante y así
lo haría.
Esta historia continuará…