Tema musical de esta historia

miércoles, 25 de julio de 2012

"Little Earthquakes" - Capítulo XIII

A partir de esta semana, la publicación de cada capitulo de esta historia se hará los días martes o los días miércoles, dependiendo del día de la semana en que se publique el capítulo del nuevo fanfiction en español "Epidemia"





CAPÍTULO TRECE

Callie se sentía inquieta en el estrecho espacio entre la silla y el escritorio de la nueva terapeuta de Arizona, la Dra. Watson, quien buscó  su mirada con una sonrisa reconfortante. Arizona vendría más tarde para su primera sesión de terapia conjunta y Callie estaba tratando de no demostrar ansiedad. Esta mañana Arizona recibiría los resultados de la prueba de VIH que esperaba desde hace seis semanas atrás. Si resultaba negativa tendría que efectuarse otras pruebas a los tres y seis meses, pero eso significaría que las posibilidades de haber contraído el virus a raíz de su violación serían muy  bajas. Y la verdad era que Callie no se permitía a sí misma considerar un resultado alternativo.

Pero obviamente tanto para Arizona como para ella seguía habiendo motivos de preocupación.

La Dra. Watson abrió la boca para hablar, pero el teléfono de Callie sonó.

-Tal vez es ella. Callie buscó el teléfono en su bolsillo y comprobó sus mensajes de texto. “Llego en 10. Inicia sin mí. Te quiero” -Así es. Ella estará aquí dentro de diez minutos.

-Eso está bien, dijo la Dra. Watson. -Podemos conversar hasta que llegue.

-Está bien. Callie guardó su teléfono de nuevo. Ella esperó a que la Dra. Watson empezara, sin saber qué decir.

-Arizona está esperando los resultados de su prueba de VIH, ¿verdad?

Callie se inclinó hacia adelante, casi aliviada de que la Dra. Watson había decidido tocar el tema. Todo su estómago era un repentino nudo de ansiedad. El texto de Arizona había sido corto en información significativa.  Era posible que ella ya supiera los resultados, buenos o malos. Igualmente era probable que aún siguiera pasando por la tortura de la espera. -Sí.

-¿Cómo te va con eso?

Callie no estaba segura de cómo responder, ella tenía demasiadas emociones para resumirlas en una respuesta simple. La prueba del VIH no había pesado  demasiado en las últimas semanas, ya que ella sabía que no era probable que resultara positiva y las heridas emocionales de Arizona habían sido una preocupación más inmediata. Pero había sido inquietante. La amenaza de la infección era un espectro oscuro que acechaba en los bordes de su vida cotidiana.

-Estoy deseando llegar más allá de la incertidumbre, dijo Callie. -Por Arizona, para traerle algo de paz a su mente.

La Dra. Watson sostuvo la mirada. -¿Y usted?

-Estoy aquí, no importa cuáles sean los resultados. No sería una sentencia de muerte, necesariamente, sino que cambiaría su vida. Complicaría su carrera. Callie apretó la garganta al pensar en Arizona, si acaso tuviera que soportar más dolor. -Supongo que quiero un poco de paz en mi mente, también.

-Eso es natural. Creo que es bueno centrarse en el hecho de que un resultado positivo no es probable. Y reconocer que tampoco sería el fin del mundo.

-Es fácil para nosotras decirlo, supongo. Callie no tenía idea de cómo Arizona podría hacer frente con ese diagnóstico. ¿Qué significaría para su futuro como cirujano?. Para su futuro como pareja. -Sólo estoy rezando para que ella no tenga que lidiar con lo que significaría algo así en su vida. Él ya ha causado bastante dolor.

-Amén a eso, dijo la Dra. Watson con una leve sonrisa. -Vamos a aligerar el estado de ánimo un poco. Dime ¿cómo se conocieron?

Como por arte de magia, esa pregunta le provocó una sonrisa genuina. Esa historia nunca dejaba de poner una sonrisa estúpida en su cara. -Ah, bueno, yo estaba abatida por una ex en el bar una noche, después del trabajo. Arizona, me siguió al baño y se presentó. Luego procedió a decirme que ella sabía cosas sobre mí, que ella había oído hablar a nuestros compañeros de mí, y que las cosas que decían eran buenas, y que cuando yo dejara de estar triste, habría gente haciendo fila por mí, yo le pedí nombres y ella me besó.

La Dra. Watson se rió entre dientes. -Ella es confiada.

-Oh, sí. Callie se puso un poco seria. Esa confianza era algo que Arizona había perdido en su mayor parte. A pesar de que la estaba recuperando lentamente, Callie se preguntó si alguna vez realmente llegaría a ser la misma. -Ella era toda confiada. Por supuesto.

-Así que, ¿empezaron a salir, entonces?

-Bueno, tomó un poco de mi parte para convencerla. La invité a salir, pero cuando se dio cuenta que yo sólo había estado con una mujer, brevemente, me llamó un recién nacido y dijo que ella sólo salía con mujeres con más experiencia. Callie se rió con el recuerdo. -Me las arreglé para convencerla de que tenía un montón de experiencia de vida, aunque no tanto de experiencia lesbiana, y por suerte ella lo compró.

-Parece que ustedes dos son muy felices.

-Lo somos. A pesar de todo lo que había pasado, todos los desafíos que las habían traído a este lugar de la terapia, juntas, Callie  podía decir eso con total confianza. Ella y Arizona eran felices. -Espero que podamos seguir así.

Hubo un golpe en la puerta de la oficina. La Dra. Watson miró por encima del hombro de Callie. -¿Sí?

La puerta se abrió y Arizona asomó la cabeza en el interior, con  una sonrisa tímida. -Siento llegar tarde.

Callie instintivamente se deslizó sobre el sofá, dejando espacio. Arizona entró a la oficina y Callie buscó su mirada, tratando de ver algo que le indicara si había conseguido los resultados de la prueba de VIH

No hay problema, dijo la doctora Watson. -Callie y yo estábamos hablando acerca de cómo la besaste en el cuarto de baño de un bar

Arizona, se sentó junto a Callie, levantando una ceja. Tú no le dijiste nada acerca de lo de “recién nacido”, ¿verdad?

-Lo hice. Callie serpenteó un brazo alrededor de la cintura de Arizona y la atrajo hacia sí. -Pero tú estabas bastante equivocada acerca de mí. ¿No?

Con una sonrisa autocrítica dirigida  a la Dra. Watson, Arizona, dijo, -Lo estaba. Entonces mirando a los ojos de Callie como si fueran las únicas dos personas en la habitación, agregó. –El resultado del examen fue negativo.

Callie pasó el otro brazo alrededor de  Arizona, y la atrajo en un fuerte abrazo. -Bien. Cuando Callie se echó hacia atrás, Arizona capturó la boca de Callie en un beso breve. Consciente de su público, pero también aliviada por la noticia y deseando algo más que un simple cepillado de una fracción de segundo en los labios, Callie profundizó el beso un poco, acunando el rostro de Arizona más cerca de nuevo. Luego la soltó, sonriendo con timidez. -Muy bueno.

-Felicitaciones, dijo la doctora Watson. -Eso debe ser un alivio.

-Estadísticamente hay una posibilidad de que podría conseguir un resultado diferente a los tres meses, pero no es probable. Arizona se volvió hacia la doctora Watson, pero puso su mano sobre el muslo de Callie, manteniendo la conexión. -Así que aún sabiendo que tengo dos exámenes más por delante, me siento como si me hubiera quitado un peso de encima.

-Ahora usted puede cambiar su enfoque a otros asuntos, dijo la Dra. Watson mientras se reclinaba en su silla sonriendo. -En ese sentido, ¿qué quiere hablar con Callie hoy, Arizona?

Arizona, asintió con la cabeza, claramente preparada para lo que estaba a punto de decir. Callie le dio lo que esperaba fuera una sonrisa alentadora, pero estaba nerviosa, porque sabía que estaban a punto de empezar a adentrase en los temas de su intimidad como pareja. Esta era su primera vez en un terapia de pareja y ella no tenía idea de cómo se sentiría acerca de tratar los asuntos de su relación frente a un extraño.

-Nada de lo que no hemos hablado antes. Arizona, apretó el muslo de Callie, mostrando sus hoyuelos. -Sólo la forma de seguir adelante con la intimidad de una manera que no asuste a cualquiera de nosotras.

Callie lanzó su mirada hacia la doctora Watson. No había duda que Arizona ya la había contado acerca de lo ocurrido cuando quisieron hacer el mor y sus posteriores sesiones de auto-placer mutuamente satisfactorias. -Creo que desaceleración ha sido algo bueno, dijo Callie

-Yo también. La fuerza tranquila de la voz de Arizona llamó la atención de Callie y se miraron a los ojos de nuevo. -Pero realmente quiero seguir avanzando, aunque sea a un ritmo lento

-Yo se que eso es lo que tú quieres, dijo Callie en voz baja.

-¿Y qué hay acerca de ti, Callie? El tono de la doctora Watson era amable y se mantenía sin rastro de juicio. -¿Qué quieres?

Callie tomó la mano libre de Arizona, incapaz de mantener el contacto visual. -Yo quiero lo mismo.

-¿Pero?, dijo la Dra. Watson.

Levantando la mano de Arizona, Callie le besó los nudillos. -Pero me preocupa que ella se deje llevar. Y vaya demasiado rápido.

Arizona le dio una sonrisa cautelosa. ¿Tú no confías en mí, piensas no puedo controlarme a mí misma?

Encogiéndose de hombros, Callie, dijo, -No es eso.

-Siento que hemos hecho algunos progresos desde aquella primera vez, dijo Arizona.  -Somos como un poco más sabias ahora. ¿No?

-Absolutamente, sí. El hecho de que habían estado haciendo progresos desde esa noche desastrosa hace casi dos semanas atrás era innegable. Pero Callie se había mostrado reacia a dejar que las cosas aumentaran más allá de masturbarse juntas, no obstante, si habían estado haciendo otras actividades siempre que no implicaran el  contacto con Arizona, con sus manos, ni acercarse a su vagina en absoluto. -Ha habido un claro progreso.

-¿Qué teme que ocurrirá si las dos se dejan llevar?, preguntó la Dra. Watson con amabilidad.

-Yo no quiero disparar un flash-back". Callie apretó la mano de Arizona. Eso me mató la última vez. Es fácil dejarse arrastrar por el deseo, me da miedo lo que haría y que algo así suceda de nuevo.

Arizona, bajó la mirada, parpadeando rápidamente. -No puedo prometer que yo no voy a tener momentos de miedo. No estoy segura de que alguna vez seré capaz de prometer eso.

-Lo sé.  Callie no estaba segura acerca de que tendría que suceder antes para que ella decidiera dar un paso adelante de forma segura. Lo único que sabía era que sentía que aún era demasiado pronto. -No estoy pidiendo promesas.

-Pero se siente como lo estuvieras, dijo Arizona. -Cuando tú dices que no quieres tener relaciones íntimas porque no me quieres disparar un flashback, estas poniendo un  enorme peso sobre mis hombros. Al igual que el futuro de nuestra vida sexual está descansando en mi capacidad de no dejar que a mi me afecta la violación en la cama. Y eso es una tarea imposible. Como dándose cuenta de lo mucho que había dicho, Arizona tragó saliva y ofreció a Callie una sonrisa trémula. -Por lo menos parece imposible en estos momentos.

Callie miró a la doctora Watson en busca de ayuda. -No estoy tratando de mantener nuestra vida sexual como rehenes. Yo sólo no me quiero sentir como el malo de la película.

Poniendo su mano sobre la mejilla de Callie, Arizona, volvió el rostro hasta que sus ojos se encontraron. -Tú no eres el malo de la película. Nunca.

-Callie, usted está tratando con preocupaciones muy válidas. Amas a Arizona. Usted quiere protegerla. Usted quiere que las cosas que haces con ella le den placer, no dolor, dijo la Dra. Watson, luego cambiando su enfoque hacia Arizona, agregó -Pero Arizona tiene razón. Ella no puede ofrecer ninguna garantía.

-Yo entiendo eso, dijo Callie. -No me di cuenta que mi miedo la hiciera sentir de esa manera.

-Parte del truco aquí es no permitirte a ti misma  anticipar todas las cosas malas que podrían suceder, dijo la doctora Watson. -Sí, Arizona podría tener miedo, sin embargo, si usted entra en un momento íntimo esperando que algo malo suceda, entonces usted no está totalmente a su disposición. Trate de enfocarse en lo que está pasando entre ustedes en ese momento, no lo que podría suceder.

-Yo no quiero hacer nada que nos haga retroceder. Callie permitió que Arizona se  acercara más a ella, sonriendo tristemente cuando Arizona besó la coronilla de su cabeza. Ella debía ser para Arizona su consuelo, no al revés.-Ha sido un camino tan difícil para llegar a este punto. Y yo puedo esperar para tener relaciones sexuales. Realmente puedo. No vale la pena arriesgar todo lo que Arizona ha alcanzado ya.

-La recuperación no significa nada si no me trae de vuelta a quién era yo, murmuró Arizona. -Y lo que más me gusta es estar contigo, experimentar con confianza  la intimidad contigo, es todo para mí. Es muy importante, de muchas maneras. Para ti también, creo.

-¿No tienen ustedes dos una palabra de seguridad?, preguntó la  Dra. Watson.

-Más o menos. Arizona, se rió, y cuando Callie se acordó de la palabra que habían elegido durante una breve incursión en juego la esclavitud / sumisión, se unió a la risa.

-Unicornio. Callie hizo un gesto a Arizona con el pulgar. –Es fácil adivinar quien eligió esa palabra

-Así que esa es una de las herramientas a su disposición, si alguna de ustedes sienten que quizás las cosas han ido demasiado lejos. La  Dra. Watson sonrió a Callie. -Tal vez hay cosas que podrían hacer que no se sientan tan amenazantes, por lo menos al principio. Su forma de trabajar para hacer el amor.

Callie exhaló. -Me gustan los pasos de bebé.

-De acuerdo. Entonces, ¿qué siente demasiado para usted ahora mismo? Lo que no está dispuesta a hacer?, preguntó la Dra. Watson.

Dando una mirada de soslayo a Arizona, Callie titubeó. No quería herir sus sentimientos, pero no estaba segura de cómo evitarlo.

Arizona hizo un gesto dándole  aliento. -Está bien. Dime.

-Tengo miedo de... usar mi mano… para tocarte.  Sabiendo que el violador de Arizona la había acariciado se le  hacia difícil a Callie usar sus dedos, ya sea para frotar o penetrar. Eso era algo que necesitaba superar, algo que ambas necesitaban superar, pero por ahora Callie, quería desesperadamente evitar hacer cualquier cosa que pudiera hacer que Arizona pensara en él. -No es que yo no lo quiera hacer. Yo sólo... sé que no fue fácil para ti la última vez.

-Fue extraño al principio, dijo en voz baja Arizona. -Pero eso no fue lo que me provocó el flashback. Y, honestamente, cuando nosotras lo intentamos yo ni siquiera me había tocado a mí misma todavía. Ahora que lo he hecho, me siento más cómoda con ese tipo de contacto.

-Bueno, vamos a estar de acuerdo en que tocar con tus manos a Arizona está fuera de los límites, por ahora. La Dra. Watson inclinó la cabeza, estudiando el rostro de Callie. -¿Por qué no me dan algunas ideas de cosas que ustedes dos podrían intentar que se sintieran menos amenazantes? Pero que aún así representarían un paso adelante?

-Eso suena bien para mí. Arizona, tocó la cara de Callie, obligándola a hacer contacto visual. -Sé que esto no se trata de que no quieras tocarme, Calliope. Lo sé. Yo realmente puedo entender de dónde viene todo eso.

A Callie se le hizo un nudo en la garganta. Ella podía ver y oír la necesidad de Arizona con tanta claridad, pero sin embargo, ella creía que Arizona realmente no entendía sus propios límites. Y Callie no los quería presionar, sin embargo, meditando en sus próximas palabras, dijo: -Yo no quiero castigarte por las reacciones que no puedes controlar. Tú has sido totalmente honesta conmigo, me dijiste, todo, y lo menos que puedo hacer es ser tan valiente como tú estás siendo.

Arizona le dio una mirada que le hizo ver a  Callie que se las había arreglado para decir exactamente lo correcto. -Bien, entonces.

-Está bien. Callie movió las cejas, con la esperanza de inyectar un poco de ligereza en el momento, entonces le preguntó a Arizona -¿Qué crees que debamos intentar?

-Bueno. Arizona, echó un vistazo a la Dra. Watson, y a Callie le dio la sensación de que habían ensayado esa parte de antemano. Sólo se había reunido con la Dra. Watson en dos ocasiones, pero estaba claro que Arizona ya había establecido un poco de confianza con su nueva terapeuta. -Realmente disfruté ir abajo de ti la última vez. Tal vez podríamos hacerlo de nuevo.

Sofocada, Callie echó la mirada hacia la doctora Watson, cuya expresión era profesionalmente neutral. Miró de nuevo a Arizona. -¿Quieres probar el sexo oral?

-Definitivamente quiero ir abajo en ti otra vez, pronto. Arizona, le dedicó una sonrisa simpática, cuando se dio cuenta que sus palabras sofocaron aún más a Callie. -Y tal vez ese sea un buen lugar para que tú puedas  comenzar  a tocarme otra vez. No tienes que usar las manos. Porque nada de eso sucedió... con él... no espero tener un momento particularmente difícil al permitirte usar tu boca en mí.

El deseo de Callie hacia Arizona se hizo evidente. La idea de lamerla hizo que a Callie se le debilitaran las rodillas, por lo cual asintió con la cabeza a pesar de su vacilación instintiva. -Me gustaría eso, pronto.

La Dra. Watson se aclaró la garganta, atrayendo la atención hacia ella. -Mientras tanto, tengo una tarea para ustedes dos.

Callie arrugó la nariz: –Tarea, Genial.

Arizona, aplaudió con entusiasmo. -Me encantan los deberes.

-Mascota de la maestra, murmuró Callie en voz baja, con cariño.

La Dra. Watson se echó a reír. -Esta asignación se trata de encontrar una posición cómoda en la que  se puedan tocar una a la otra de nuevo.  Compartir sus cuerpos.  Se trata de utilizar las manos. Pero no significa que termine en sexo.

Nerviosa por lo que la Dra. Watson tenía en mente, Callie apretó los dedos en la mano de Arizona, mientra que ella, pasó un brazo alrededor de Callie, para acercarse más.

-Está bien, dijo Arizona.

Callie inspiró aire, -Muy bien.

-La próxima vez que tengan una tarde juntas, dedíquese una hora o más para intercambiar masajes. Quítense la ropa, pongan algo de música si eso las hace sentir más cómodas, y simplemente pasar un rato tocándose entre sí en una forma que no sea abiertamente sexual. La Dra. Watson comprobó la reacción de Callie, luego prosiguió: No hay contacto genital. Sólo la creación de un espacio seguro donde puedan tener intimidad de nuevo.

-Me gustaría eso.  Arizona, escudriñó el rostro de Callie. -Estoy feliz de empezar por ahí. ¿Qué te parece?

Sonaba menos intimidante que el sexo oral, así que Callie asintió con vehemencia. –Empezar por ahí me parece bueno.

-Ahora, el hecho de que no sea algo sexual no quiere decir que no sea intenso, dijo la Dra. Watson. Utilicen su palabra de seguridad, si es necesario. Háblense mutuamente. Comuníquense. Y traten de no tener miedo de los inevitables momentos de incertidumbre. Dijo esto último mirándolas a las dos pero Callie sabía que eso último era dirigido a ella. -Es perfectamente natural que haya una  lucha para regresar de nuevo a las cosas que antes solían ser fáciles, después de algo como esto. Si eso ocurre, sólo manténgase allí la una para la otra. Lo importante es que ustedes están enamoradas y son una pareja comprometida donde ambas están decididas a trabajar juntas a través de esto, ¿verdad?

.Correcto, dijo Callie. Esa parte nunca estuvo en duda.

-¿Ustedes nunca se harían daño la una a la otra intencionalmente? Arizona, ¿tú confías en las intenciones de Callie?, ¿correcto?

-Absolutamente.

Callie podía escuchar el trasfondo del significado detrás de las suaves palabras de Arizona. Arizona, confiaba en ella, dentro y fuera de la habitación. -Y yo confío en ti, le dijo Callie a Arizona. -Esto va a ser bueno. Nuestra tarea.

-Yo también lo creo. Arizona se movió con entusiasmo. -¡Yay!

Incluso a pesar de los nervios, Callie tuvo que sonreír. No había nada mejor que  ver a Arizona feliz. "Yay".

-Excelente, dijo la Dra. Watson. -Ustedes me pueden decir cómo les ha ido la próxima vez que nos encontremos.

-Vamos a hacer eso. La forma en que Arizona miró a Callie la hizo sentirse positivamente adoraba. Y de repente se sintió entusiasmada con su tarea también.

#

Tres noches más tarde se las arreglaron para llegar a casa a las nueve de la noche, y con la mirada que  Arizona le dio, al entrar por la puerta, Callie adivinó que la tarea estaba en su mente. La noche anterior, Arizona, había llegado completamente agotada después de una cirugía de emergencia de diez horas, pero incluso entonces Callie había sentido su deseo nostálgico por la forma en que ella luchaba por mantener los ojos abiertos el tiempo suficiente para hablar de su día durante diez minutos antes de quedarse dormida.

Pero esta noche  Arizona parecía despierta. Y sin preocupaciones en una forma en que no la había visto desde hace mucho tiempo, sin duda ayudado por la cirugía que acababa de realizar en la que salvó a un niño de diez meses de edad, y el levantamiento de la posible cadena perpetua que había estado temiendo desde hace un mes y medio.

Esa frescura natural de Arizona agitó las emociones de  Callie. La tarea era probablemente una buena idea. Ella quería estar cerca de Arizona, esta noche, para demostrarle que estaba lista para seguir adelante. Un paso a la vez.

Callie señaló hacia la cocina. -¿Qué tal si nos servimos un poco de vino?

-Eso suena adorable. Los ojos de Arizona brillaban en la forma que siempre hacía revolotear el estómago de Callie. -¿Nos vemos en el sofá?

-Ya voy para allá

Tomando una botella de vino blanco de la nevera, Callie lo destapó y sirvió una copa para cada una lo suficiente como para aflojarse, pero no para ir en detrimento de su juicio. Tomó un sorbo de ella, y dejó la botella en la nevera de nuevo. Desde su sesión de terapia Callie tenía muy presente que lo más importante era ayudar a curar a Arizona. Eso significaba que tenía que ser su pareja en todos los sentidos, emocional y sexualmente. Si Arizona había sido lo suficientemente valiente como para empezar a reconstruir su intimidad, no había excusa para que Callie no mostrara un poco de su propio coraje. Eran más sabias ahora, porque a pesar de lo que había ocurrido aquella noche en que intentaron hacer el amor y que las hizo sentir incómodas a ambas, por lo menos no había secretos entre ellas nunca más.

Cuando Callie volvió a entrar a la sala de estar, Arizona, la saludó con un gesto feliz. -He estado esperando esta parte todo el día. La parte del relax con Calliope.

-Yo también. Callie se sentó y le dio a Arizona a su copa de vino. -Felicitaciones por la cirugía. Teddy dijo que fue increíble.

Arizona, puso los ojos, pero Callie pudo ver el orgullo detrás de su modestia. -Fue una buena cirugía. Tuvimos unos momentos en el medio que casi me hicieron sudar, pero yo estaba realmente en el punto  hoy. Hoy fue un día súper.  Arizona tomó un sorbo de su vino, y luego sonriendo, dijo. -¡Sí!.

-Para mí, también. Comencé a hacer  cartílago para un paciente. Va a ser una operación increíble.  Callie no podía esperar.  Ser una reconocida profesional era tan satisfactorio como el buen sexo. Sus dos cosas favoritas.

Evidentemente entusiasmada, Arizona, dijo: -¿Cuando tú lo vas a hacer?, ¿Puedo mirar?

Callie sonrió. No había nada como estar con alguien que entendiera lo que este trabajo puede hacerte sentir. -El lunes. Y me encantaría ver tú cara sonriente en la galería.

-Es una cita, dijo de Arizona. -Salvo las situaciones de emergencia, por supuesto.

-Por supuesto. Callie tomó un sorbo de vino, entonces dejó la copa y agarró los pies descalzos de Arizona, tirando de ellos en su regazo. Le acarició la parte superior de un pie, emocionada cuando Arizona inclinó hacia atrás la cabeza y gimió.

-Yo realmente te amo.  Arizona, levantó la cabeza lo suficiente como para atrapar la mirada de Callie, dándole una sonrisa perezosa. -Es una sensación increíble.

-Eso es porque no soy sólo un kick-ass (pateador de culo) cirujano ortopédico, sino que también soy hábil con mis manos.

-Muy cierto. Arizona levantó ligeramente sus caderas, lo que evidenciaba su excitación. -Estoy de acuerdo con esa evaluación al cien por ciento.

Era doloroso saber que ese coqueteo fácil podría llevarlas a un territorio complicado. No era la primera vez que  Callie extrañaba la espontaneidad y la facilidad de su vida sexual de antes. Pero por otro lado, ahora conocía  a  Arizona en un nivel mucho más profundo que antes de la violación. No había barreras entre ellas, excepto los temores para continuar la reconquista de lo que habían perdido. La comunicación entre ellas, nunca había estado mejor, y el amor que Callie sentía ahora por Arizona era mucho más intenso de lo que jamás se hubiera imaginado que fuera posible.

-¿Deberíamos irnos a la habitación? Callie preguntó en voz baja.

Arizona se iluminó. .Y yo que pensaba que iba a tener que hablar en eso.

Callie permitió que toda la fuerza de su atracción se reflejara en su rostro. -No es una casualidad.

Arizona, inspiró y dijo: -Bueno, me encantaría hacer frente a nuestra tarea. Estoy tan contenta de que quieras hacerlo, también.

-Estar cerca de ti nunca es una mala cosa, cariño.

Arizona, se levantó del sofá, invitando a Callie con su mano libre. -Vamos, entonces.

Callie dejó que Arizona la llevara al dormitorio. Cada uno de ellas colocó su copa de vino en sus mesas de noche respectivas, luego se volvieron para mirarse mutuamente a través del espacio de la cama.

-Ok, masajes comerciales, dijo Arizona en voz baja, luego agregó con una sonrisa tímida. -Masajes desnudas.

Callie asintió con la cabeza con valentía. -Pero la intención no es terminar en sexo.

La mirada de Arizona se suavizó en una mirada de simpatía cálida. -Nada de sexo. Sólo tocarnos.

-Está bien. Callie sacó su camisa sobre la cabeza, y sonrió al ver que los ojos de Arizona le hacían seguimiento a todos sus movimientos. -Me encanta la forma en que me miras

-No estoy mirando, protestó débilmente de Arizona. Ella apartó la atención de los pechos de Callie para aliviar su propia camisa sobre su cabeza, tirándola al suelo. -Y es que no puedo evitarlo. Tú eres puro sexo.

Callie no podía dejar de hacer alarde de sus movimientos mientras se bajaba las bragas por encima de sus caderas. Sólida, donde otras tantas mujeres eran delgadas, Callie siempre había tenido una relación complicada con su cuerpo. Pero Arizona la hizo sentir perfecta. La forma en que ella reaccionaba ante la vista de su piel desnuda, silenciosa y reverente, cada vez que se desnudaba la calentaba desde adentro hacia afuera.

Por su parte, al ver el cuerpo de Arizona, Callie siempre se preguntaba cómo podría no haber tenido ni idea de su atracción por las mujeres durante tanto tiempo. La suave piel pálida de Arizona, sus suaves curvas, el rosa de sus pezones y el dominio exquisito de sus caderas, le quitaba el aliento a Callie cada vez. Y, francamente,  la idea de no tener relaciones sexuales le pareció casi imposible.

-Eres hermosa, murmuró Callie. -Cada vez que te veo es como la primera vez. Hay un momento de shock en que me asombro de estar con alguien como tú.

Arizona, se sonrojó, pero Callie pudo ver que sus palabras eran muy bienvenidos. -Qué coincidencia. Yo estaba pensando en algo muy similar.

Callie hizo un gesto hacia la cama. -¿Quién quieres para el masaje en primer lugar? Callie quería que Arizona estableciera las reglas y esperaba que ella lo entendiera.

-¿Tú primero? Desnuda, Arizona, se arrodilló a los pies del colchón. -Acuéstate.

Arrastrándose a la mitad de la cama, Callie se posó sobre su estómago. Ella cruzó los brazos bajo la cabeza, volviendo la cara hacia un lado para poder mirar hacia atrás a Arizona. Callie vio pasar la tormenta de emociones sobre el rostro de Arizona, mientras contemplaba en toda su extensión el cuerpo tendido de Callie.

-Está todo bien? Por la forma en que Arizona se sobresaltó al oír el sonido de su voz, Callie sabía que su mente se había ido a otra parte.

-Simplemente se me ocurrió que podría ser difícil para mí entrar en esa posición otra vez.

Por un momento, Callie no estaba segura de lo que quería decir. Entonces preguntó. -¿Quieres decir, sobre tú estómago?"

Arizona, asintió con la cabeza, mordiéndose el labio.

-Bueno, tú no tienes que hacerlo, dijo Callie, rodando sobre su lado para que ella pudiera llegar a bajar y agarrar el pie de Arizona. Se alegró que Arizona hubiera compartido esa inquietud. Al sacar el tema, por lo menos Callie era consciente de que se trataba de un posible desencadenante. -Hay un montón de maneras de masaje.

-¿Te importaría estar su tú estómago?

Sacudiendo la cabeza, Callie volvió a su posición. Apoyó la cabeza en sus brazos de nuevo con un suspiro relajado. Ella no quería hacer una gran cosa de este tema. Lo mejor que podía hacer era mantener la calma y seguir el ejemplo de Arizona. -Estoy bien. Hay loción en mi mesita de noche.

Arizona, se inclinó sobre sus pechos desnudos rozando contra la parte posterior de Callie, y hurgó en el cajón brevemente antes de retirarse. Callie exhaló temblando cuando su calidez desapareció, extrañándola, luego soltó una bocanada de aire y se sobresaltó cuando las manos de Arizona comenzaron a frotar la loción en los músculos tensos de sus hombros.

-Maldita sea, bebé. Excavando, Arizona acarició con firmeza y Callie se derritió en su tacto. -Creo que necesitabas esto.

-Definitivamente sí, murmuró Callie en su almohada. Sus párpados se dejaron caer en el placer al ritmo de las suaves manos de Arizona. Luego Arizona se sentó a horcajadas sobre las caderas de Callie, presionando su centro  tibio contra el culo de ella, y los ojos de Callie se abrieron por la sorpresa.

-¿Está bien? Arizona preguntó, meciendo sus caderas suavemente contra la parte inferior de Callie. -Es más fácil para llegar a esos nudos que tienes desde esta posición.

Callie se encendió tan rápidamente que tomó toda su fuerza de voluntad no voltearse para tomar a Arizona entre sus brazos. -Eso es perfecto.

Arizona, trabajó en silencio durante algún tiempo, metódicamente acariciando desde la parte superior de la espalda de Callie y recorrer toda la espalda hasta que los pulgares amasaron la parte superior de sus nalgas. Luego se sentó sobre los muslos de Callie, y se quedó masajeando  la base de la columna vertebral de Callie durante mucho tiempo.

Al darse cuenta que Arizona podría estar esperando su permiso, Callie dijo: -Tócame donde quieras. Todo se siente bien.

Con eso a Arizona se le hizo más fácil, entonces comenzó a amasar y acariciar una nalga con cada mano. Callie se concentró en su respiración, tratando de no soltar el gemido desenfrenado que amenazaba con soltarse de su garganta. Oyó a Arizona luchando muy duro para mantener sus reacciones bajo control.

Haciendo su camino por las piernas de Callie, Arizona terminó con un masaje de pies, que dejó a Callie incapaz de reprimir un gemido de puro placer. Cuando sus manos dejaron el cuerpo de Callie, Callie frunció el ceño, sintiendo un frío insoportable por su ausencia.

-Date la vuelta. La voz gutural de Arizona envió un escalofrío por el cuerpo de Callie. -Ahora tu frente.

Callie obedeció. Inmediatamente Arizona arrastró su mirada por la longitud del cuerpo de Callie, provocando que sus pezones se endurecieran dolorosamente.

La lengua de Arizona se asomó y se humedeció los labios. -Me gusta tu frente.

-¿En parte por toda esa cosa de querer chicas con tetas grandes?, ¿verdad?.

-Exactamente. Moviendo sus manos recién humedecidas con la loción, y colocándolas para descansar sobre los hombros de Callie, Arizona, la tocó suavemente, poco a poco haciendo su camino pora trazar la pendiente de los pechos de Callie con los dedos. -¿Puedo tocar?

-Sí. Callie arqueó la espalda por el contacto de las manos de Arizona, quien llenó sus palmas con los montículos de de la carne. Se sentía tan bien que la tocaran de esa manera. Su piel era sumamente sensible,  y pronto sus pezones erectos estaban doloridos por debajo de las palmas de Arizona.

-Nada de sexo, le susurró Arizona, como si ella quisiera recordarlo para sí misma.

Callie asintió con la cabeza, sin pronunciar una sola palabra. El toque de Arizona se sentía tan increíble que ella anhelaba cerrar los ojos y tapar todo, excepto la sensación de su tacto suave, pero eso significaría no mirar el rostro de Arizona. El amor y la confianza en los ojos de Arizona eran la mejor parte de toda la experiencia y Callie no quería perdérselo por nada.

Por último Arizona, se movió más abajo, rozando sus manos a través de la curva del vientre de Callie. Su boca se torció en una sonrisa cuando ella trazó la forma de ombligo de Callie con su dedo. -Probablemente debería detenerme aquí. O si no podría meterse en problemas.

Exhalando, Callie sabía que probablemente era una decisión sabia. -¿Ahora te toca, entonces?

-Mi turno. Arizona se trasladó a otro de Callie, lo que le permitió sentarse.

Callie pudo ver la indecisión de Arizona, mientras trataba de decidir qué hacer a continuación. -¿Quieres empezar en su frente?

Arizona, se sonrojó. -No, eso está bien.

-Tú puedes simplemente sentarte y yo me siento detrás de ti. Callie le puso una mano sobre el hombro de Arizona, empujando suavemente. –Ponte delante de mí, mientras yo doy la vuelta

-No. Tomando una respiración profunda, Arizona, puso su rostro con esa expresión familiar de obstinada determinación. -No, yo quiero que me frotes la espalda. Y quiero que te acuestes sobre mí para ello. Ella volvió a respirar, esta vez más inestable. -¿Puedes colocarte a mi lado por un minuto? Vamos a ver cómo me siento antes de empezar?"

-Por supuesto. Callie estaba de su lado, plantando un codo para sostener la cabeza. -Tómate tu tiempo.

Con cautela, Arizona, se sentó en el colchón. Ella rodó sobre su estómago, cruzando los brazos por debajo de su almohada y apoyando la mejilla en su contra. Frente a Callie, ella tragó saliva, el pánico intermitente en sus ojos.

-No te dejes volver allí, dijo Callie en voz baja. Ella no tocó a Arizona, simplemente se colocó de tal forma  que sus rostros quedaron a pulgadas de distancia. -Ahora estás a salvo. Estás conmigo. Y nadie va a hacer nada que tú no quieres. Te lo prometo.

Intermitente, Arizona susurró: -Yo sé.

-Dime cuando estés lista para que te toque. Si quieres probar otra cosa, me lo puedes decir también. Esto se supone que es para hacerte sentir bien. Eso es todo lo que yo quiero hacerte hacen sentir bien.

Arizona, cerró los ojos brevemente y luego los abrió. -Usa tu mano para tocar mi espalda. Sólo un poco al principio.

Sin cambiar de posición, Callie roció un poco de loción en la palma de su mano con cuidado lo colocó en el centro de la espalda de Arizona. La frotó con círculos lentos, observando el rostro de Arizona para detectar cualquier signo de malestar. Todo lo que veía era placer y confort. -¿Te gusta eso? Callie murmuró, en aras de la comunicación.

-Oh, sí. Arizona, se retorció un poco bajo su tacto. Trata ahora con las dos manos.

Callie se sentó con las piernas cruzadas al lado de Arizona, torciendo la parte superior del cuerpo para poder cubrir la extensión de la espalda delgada de Arizona con las dos manos. Extendiendo los dedos hacia fuera, mantuvo el contacto suave y viendo en todo momento la cara de Arizona y el cuerpo para comprobar su reacción. Arizona exhalaba, la mirada clavada en el rostro de Callie.

-Esto se siente maravilloso. Los hombros de Arizona se relajaron visiblemente. -No puedo recordar la última vez que me has tocado así.

Tampoco podía Callie. Aumentó la presión de sus manos, pasando los pulgares suavemente en la espalda de Arizona y lo que provocó un sonido de placer que hizo temblar a Callie. Lo he extrañado

-Al igual que yo. Arizona movió las caderas muy ligeramente mientras se acomodaba en la cama. –Tú puedes ir más bajo. Estoy bien.

Callie dejó sus manos a la deriva por la parte inferior, sin cambiar de posición. Ella no creía que fuera una buena idea ir a horcajadas sobre  Arizona y hacer que se sintiera atrapada de alguna forma. Esperaba que Arizona estuviera de acuerdo y que ella no le pidiera  empujar ese límite en particular. -La forma femenina realmente pone al hombre en vergüenza, dijo Callie mientras trazaba la curva de las caderas de Arizona con la punta de los dedos. -No estoy segura de que alguna vez me hubiera dado cuanta, hasta la primera vez que te vi desnuda.

-Tú me haces feliz, Calliope. Y, en efecto, Callie podía oír la sonrisa en su voz.

-Bueno. Me gusta hacer eso. Renuente a ir más al sur, sin embargo, Callie alisó sus manos por los lados de Arizona, apenas acariciando la curva de sus pechos. Callie se quedó inmóvil de inmediato y se alejó. -Lo siento, dijo Callie a toda prisa. -Yo no estaba pensando.

Cuando Arizona había compartido su historia la otra noche, Callie había escuchado tanto como su pareja y como mujer y no podía imaginar el sufrimiento de este tipo de violación. La idea de estar atrapada boca abajo, mientras que sus pechos eran manoseados horrorizaba a Callie, la imagen era tan degradante que no podía creer que Arizona no recordara su reacción visceral al haberla tocado de esa manera. Sabiendo que acababa de hacer la cosa equivocada en el momento equivocado, Callie esperó  la lluvia radiactiva.

Ventanas de la nariz de Arizona estallaron cuando ella exhaló lentamente. -Estoy bien ahora. Te lo prometo.

-¿Quieres seguir adelante?. Callie tomó una respiración profunda. Sabiendo que hacerle demasiado caso a este lapso pequeño, sólo empeoraría las cosas. Si Arizona no quería que ella se detuviera, ella no lo haría. -Dime qué hacer.

Asintiendo con la cabeza, Arizona, murmuró, -Sólo tienes que ir a un lugar diferente. Baja.

Callie roció más loción en sus manos, frotándolas para calentar su piel antes de colocar las palmas justo por encima de culo firme de Arizona. Vacilante, ella se deslizó hacia abajo con mucha cautela hasta que tuvo una nalga en la palma de cada mano. Esta era sin duda una de las más audaces caricias que ella había dado a Arizona desde la violación. La sensación de la suave piel de Arizona, inflamó su lujuria y agitó nerviosamente una  ansiedad profunda en el estómago de Callie.

Arizona, se quejó. -Eso es bueno.

Así que Callie siguió su camino, frotando y apretando los músculos tensos, trazando la forma femenina de Arizona con los dedos. Mientras Arizona se relajaba separando sus muslos, aliviada. Callie luchaba por ignorar la mirada ocasional a los labios de color rosa negra, el embriagador aroma de la excitación evidente de Arizona. Pero dentro de ella se emocionó al saber que Arizona estaba encendida. A pesar de que significaba que tenía que trabajar más duro para no conectar este masaje con el sexo, también era un claro indicio de que Arizona ya no se sentía incómoda con su posición postrada.

Después de pasar unos minutos escuchando los gemidos satisfechos de la garganta de Arizona, Callie se trasladó hasta las pantorrillas. Ella se aseguró de golpear todos los grupos musculares, terminando con un masaje de pies más profundo de lo que había sido capaz de entregar en el sofá. Una vez terminado, se sentó y miró la cara de Arizona por alguna señal de que quería seguir adelante.

-¿Te importaría ponerte de frente para mi ahora?

El corazón de Callie fue golpeado con una alegría nerviosa. -Eso sería genial.

Arizona, dio la vuelta, revelando los pezones duros como piedras y su recortada mata de vello púbico, Callie pensó en silencio. Hasta el momento, incluso con un par de posibles momentos de disparo, esto había ido bien. Arizona parecía tan prudente, al no presionarla demasiado. Pero el propósito de este ejercicio era recuperar la comodidad con el cuerpo del otro. Callie se preguntó si Arizona querría que ella le tocara los pechos. Ella no lo había hecho desde la violación.

-¿Por dónde debo empezar? Callie se frotó otra porción de crema entre sus manos.

Arizona, agarró a Callie por las muñecas y  colocó las manos de ella sobre sus hombros. Callie acarició con los dedos pulgares los músculos de Arizona, sonriendo a los ojos azules que tanto le gustaban. Coincidiendo en su sonrisa, Arizona repentinamente arrastró las manos de Callie hacia abajo hasta que cubrió los pechos. Callie se quedó inmóvil, buscando la cara de Arizona,  para adivinar sí existía algún vestigio de ansiedad.

-Toca, dijo Arizona. Ella quitó sus manos, dejando a Callie por su cuenta. Los pezones turgentes se asomaron en el centro de la palma de la mano de Callie, sin duda dolorosamente sensibles, y Callie con mucho cuidado pasó las yemas de los dedos arriba y luego por las laderas de los pechos de Arizona.

-¿Te gusta? Callie deslizó ambos pulgares alrededor de la curva inferior de los senos de Arizona, mientras sentía a su propio corazón palpitar dentro de sus pecho. -Tú recordarás decir “unicornio” si quieres que me detenga, ¿verdad?

Arizona se echó a reír, aliviando los temores de Callie. -Voy a recordarlo. He echado de menos tener tus manos sobre mí, Calliope. No tienes idea de cuánto.

Callie mantuvo sus manos sobre los pechos de Arizona, manteniendo su contacto no sexual tanto como fuera posible, pero sin rehuirle, al mismo tiempo, el deseo que sentía por su pareja. -Vamos a tener que hacer esto más a menudo, entonces.

Sonriendo brillantemente, Arizona, dijo: -Sí, por favor.

No queriendo quedarse demasiado tiempo en una zona erógena, obviamente, Callie pronto se llevó las manos a la curva ligera del estómago de Arizona. Sus ojos se perdieron entre las piernas de Arizona, admirando una buena visión de su vagina.

-Quizá la próxima vez puedas besarme ahí, murmuró Arizona ronca. Se pasó una mano entre sus piernas, riéndose cuando la mandíbula de Callie se tensó.

Callie echó su mirada para encontrarse con Arizona. -Tal vez. Ella se sentó sobre los talones, de acuerdo con la evaluación anterior de Arizona ese era  un punto de parada seguro. -Probablemente sea bueno parar ahora.

Arizona, le dirigió una sonrisa con hoyuelos. -Mujer inteligente.

-Eso me han dicho. Callie se acostó al lado de  Arizona, completamente a gusto con la idea de permanecer desnuda durante un tiempo. Tal vez incluso toda la noche, si Arizona lo queria. -¿Cuanto quieres apostar que vamos a obtener una A en esa tarea?

-A-plus, dijo Arizona. -Esta fue una buena manera de pasar una noche.

-Estoy de acuerdo. Callie suspiró con satisfacción.

-Fue mejor que el sexo no estuviera sobre la mesa, creo. Arizona remontó el pulgar por el labio inferior de Callie. –Ha hecho que sea más fácil relajarse y dejar que las cosas sucedan.

-Yo también lo creo.

-Y fue bueno... meterme en esa posición otra vez, y sentirme tan en control de lo que estaba pasando. Saber que nada malo iba a pasar si yo me entregaba a ti. Arizona, con los ojos brillantes, disminuyó la distancia entre ellas y besó el lugar donde el pulgar había estado. –Facilita el hacerme vulnerable, para disfrutar de tus manos, y no tener miedo de lo que está por venir.

-Siempre estarás a salvo conmigo, cariño. Mi trabajo es protegerte. Callie besó una vez más a Arizona, barriendo con su lengua la boca de ella, suficiente para dar a conocer su deseo, pero sin iniciar nada más. -Y estoy feliz de darte un masaje en cualquier momento. Simplemente pregunta.

-Lo recordaré. Arizona se mordió el labio, vaciló un momento y luego rodó sobre su costado para quedar a espaldas a Callie. Acercándose hacia atrás, Arizona, apretó la parte inferior en la entrepierna de Callie. Luego llegó a la espalda y capturó su muñeca, tirando de su brazo alrededor de la cintura, alentando a Callie a estrecharla con fuerza.

Esta era la primera vez que habían adoptado esa posición desde la noche de la violación. Era difícil creer que había pasado tanto tiempo, pero Callie sabía que era verdad aunque sólo fuera porque abrazar a Arizona de esta manera se sentía extraño ahora. Después de  la primera mala reacción de Arizona, parecía no querer volver a intentarlo, tal vez simplemente por no querer hacer algo que sabía que podría causar molestias, mientras trabajaba para reconstruir la confianza. Cualquiera fuera la razón, Callie contuvo el aliento y esperó a ver cómo iba a reaccionar Arizona ahora, ante el abrazo familiar.

Arizona, sollozó, y luego los hombros empezaron a temblar. Antes de que Callie pudiera retroceder, Arizona, la cogió del brazo con fuerza, como para impedirle hacer nada precipitado. -Estas son lágrimas de felicidad, susurró Arizona. -No te atrevas a moverte.

Confiando en la alegría que escuchó en la voz de Arizona, Callie extendió sus dedos sobre el estómago desnudo de Arizona y la acunó cerca. -Yo no voy a ninguna parte.


Esta historia continuará…


Capítulo publicado originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/3561.html