CAPITULO DOS
La Dra. Calliope Torres estaba
apoyada en el mostrador de la estación de enfermeras del área quirúrgica y
miraba el reloj con ansiedad. Todavía tenía el sabor de Arizona en los labios,
y el recuerdo de su beso en el ascensor alimentaba la intensa excitación. Sabiendo
que Arizona ya se había marchado para prepararse para su noche juntas, se le lo
hizo aún más difícil permanecer en el hospital. Callie sintió la tentación de saltarse
los quince minutos que faltaban e irse más temprano a casa para sentir el
placer de los labios y el cuerpo de Arizona que ella le había prometido en el
ascensor entre los pisos segundo y tercero.
-Déjame adivinar. Dijo Mark Sloan mientras
buscaba un archivo en el mostrador junto a ella y sonrió mientras hacía una
nota en la historia clínica de su paciente. -Estás contando los minutos para
irte a casa y encontrarte con la rubia.
Callie rió y le dio un codazo en las costillas
a Mark. -Lo que sea. Como si tú nunca hubieras estado apurado para tener una
larga noche de Juegos Olímpicos en vivo
-Por supuesto que sí, dijo Mark.
Cerró el archivo y se volvió hacia Callie, apoyándose en el mostrador de forma
casual. –Pero no te verías tan patética si fuera en realidad sólo por sexo.
-Lo que sea, dijo Callie otra vez, pero Mark
tenía razón. Claro, esperaba lamer a Arizona hasta el orgasmo más tarde, pero
principalmente sólo quería estar con ella otra vez. Para oler su cabello,
sentir el abrazo caliente de su cuerpo contra el de ella. No se podía negar que
Callie tenía la cabeza sobre los talones en el amor. Estaba enamorada.-¿Y?
-Así que ella te ha arruinado, Torres. El
rostro de Mark transmitía disgusto, pero Callie podía oír el cariño en su voz.
-Ahora siempre estás sonriendo, Feliz. Mark rezongó. -Es un poco indignante, en
realidad.
Sí, sí. Sonrió Callie y miró el reloj de nuevo.
-¿A qué hora crees tú que puedo salir de aquí?
¿Me estás pidiendo que te cubra?
A Callie se le iluminó el rostro ante la
oferta. -Gracias, Mark. Ella se levantó de puntillas y besó su mejilla sin
afeitar, con una sonrisa que no podía ocultar su satisfacción por el gesto. -Te
debo una.
-Maldición, anda y vete. Marcos miró por
encima del hombro de Callie y todo el buen humor, se retiró de su cara en un
instante. -¿Qué está pasando? Preguntó al doctor que se venía acercando.
Callie se volvió al ver a Owen Hunt detrás de
ella, con un aspecto triste como ella nunca lo había visto. Y eso era decir
mucho. El estómago de Callie se contrajo cuando se dio cuenta de que la
expresión de Owen de tristeza y de temor iba dirigida a ella. Miró nervioso por
todo lo que tenía que decir.
-¿Qué?, dijo Callie. La mirada en los ojos de
Owen le daba miedo, y ella sólo quería que él lo sacara y lo dijera. -Dime.
-Arizona está abajo.
Por el tono de la voz de Owen, Callie sabía que
había más. Ella se preparó. -¿Qué pasó?
La mirada de Owen revoloteaba a su izquierda,
y la mirada que le dirigió Mark golpeó duro a Callie en el intestino. Antes de
que pudiera gritar a Owen que acabara de escupir ya lo que tenía que decir, él volvió
los ojos de nuevo a Callie, irradiando simpatía. -Ella fue atacada en el
estacionamiento. Meredith y Cristina la encontraron y la trajeron de vuelta al
hospital.
“¡Atacada!”. La palabra era aterradora, sin
embargo, dejaba mucho a la imaginación. Esto podría significar cualquier cosa, desde
unos cuantos moretones a lesiones demasiado terribles de imaginar. Callie respiró
hondo antes de hablar: -¿Está consciente?
-Sí, dijo Owen, Callie comenzó a correr hacia
el ascensor. Tenía que ir a verlo por sí misma. Tenía que asegurarse que
Arizona, estaba bien. -Callie, espera. Owen se encontró con ella y la agarró
del brazo, tirando de ella para detenerla. -Vas a necesitar estar preparada
antes de verla. Por su bien
Callie tiró del brazo para apartarse
y se encontró con la mirada de Owen. Su ritmo cardíaco se estrelló en las
orejas, enrojecidas por la tensión, y de repente le resultaba difícil respirar.
-¿Qué?
-Ella está bastante golpeada. Una mano suave
aterrizó en la espalda de Callie, y fue sólo entonces cuando se dio cuenta de
que Mark todavía estaba a su lado. Owen bajó la voz. -Cristina está en el
proceso de recopilación de pruebas en estos momentos. Hizo una pausa… -Con un
kit de violación.
Una oleada de náuseas le revolvió a Callie el
estómago, ante las palabras de Owen. Mark envolvió su brazo alrededor de su
cintura y la sujetó mientras ella se tambaleó. Ni siquiera podía imaginar lo
que la mujer que amaba acababa de experimentar. No quería.
Tomó todo lo que Callie tenía para empezar a
caminar de nuevo. -Llévame a ella. Por favor.
Owen asintió con la cabeza y apretó
el botón para llamar al ascensor. -Por supuesto.
Callie no entendía cómo sus pies seguían
funcionando. Cómo todavía podía seguir respirando. Entró en el ascensor después
que Owen, se apoyó contra la pared del fondo junto a Mark, que la estrechaba
entre sus brazos a su lado. “¿Cómo todavía podía seguir respirando?”
Cuando las puertas del ascensor se abrieron en
el primer piso, los pies de Callie se movían de forma automática. Ella siguió a
Owen por el pasillo hasta una la puerta de un cuarto de examen que estaba
cerrada. Owen levantó la mano para llamar, luego dudó y miró a Callie.
-Arizona quería que yo te dijera que ella está
bien. Ella no quería que tú te preocuparas
Callie sintió como su propia
expresión se endureció y como su estomago se revolvió de asco. -Ella no está
bien. ¿Cómo iba a estar bien?
Owen no respondió. Él simplemente
llamó a la ligera, dando un paso atrás cuando la puerta se abrió y Meredith
Grey asomó la cabeza afuera. Callie estiró el cuello con la esperanza de echar
un vistazo sobre el hombro de Meredith. Vestida con sólo una bata de hospital,
Arizona yacía en la mesa de examen cubriéndose la cara con ambas manos, mientras
Cristina hacia su mortal trabajó entre sus muslos.
-Déjame entrar, dijo Callie en voz
baja. Ella podía sentir el dolor de Arizona a través del cuarto, necesitaba
estar más cerca de ella. Tenía que hacer todo lo mejor para ella, no importa lo
imposible que pareciera. -Por favor, Meredith.
Meredith puso una mano sobre la muñeca de
Callie. -Vamos.
Callie miró por encima del hombro a Mark, que
la miraba con una expresión triste. Owen se apartó de la puerta y se apoyó
contra la pared al lado de ella. -¿Alguien ya ha llamado a la policía?, preguntó
Callie.
Owen asintió con la cabeza. -Lo hice.
-Gracias. Tomando una respiración profunda,
Callie siguió a Meredith dentro de la habitación. Ella trató de prepararse para
su primera observación detallada de las lesiones de Arizona, pero nada podría
haber evitado el horror que se apoderó de su corazón cuando ella descubrió el
rostro de Arizona.
Las características hermosas de Arizona fueron
sembradas con manchas de sangre y suciedad y
hierba y lágrimas. Los moretones ya habían comenzado a formarse debajo
de los ojos, y era obvio que en su nariz ya se había detenido la hemorragia.
Callie no permitió que su mirada se alejara hacia más debajo del rostro
hinchado de Arizona, del corte de su labio inferior, le aterrorizaba lo que iba
a ver si se examinaba con su mirada el resto de su cuerpo maltrecho.
Arizona, echó un vistazo a Callie antes de
estallar en lágrimas. -Lo siento.
Callie corrió al lado de Arizona, sentándose
en el taburete a su lado y agarró la mano que Arizona le ofrecía. Sacudiendo la
cabeza, trató de no dejar que Arizona viera lo aterrorizada que ella estaba al
ver el estado en que ella se encontraba.
-No tienes nada por que pedir disculpas, dijo
Callie tan uniformemente como pudo. Quería llorar, gritar, tirar cosas a su
alrededor... pero eso no era lo que Arizona necesitaba en estos momentos.
Arizona necesitaba la fuerza de Callie, su apoyo. Necesitaba un buen hombre en
la tormenta. Callie levantó la tierra manchada de la mano de Arizona, la llevó
a sus labios y le besó los nudillos. -Vamos a conseguir salir de esta, ¿Ok?, le
dijo con dulzura
-Está bien, le susurró Arizona. Ella
cerró los ojos y se mordió el labio, claramente incómoda.-Estamos casi listas,
dijo Yang
Callie se obligó a mirar por encima
de Cristina, que estaba de pie delante de una mesa en la que se colocó el
espéculo que había estado usando. Justo al lado estaba colocada una bolsa de
evidencia que contenía ropa de Arizona, y otra bolsa más pequeña que Callie suponía
tenia algunos recortes de pelo del pubis. Su garganta estaba seca. Completaban
la pequeña pila de pruebas, hisopos que fueron utilizados seguramente para
tomar muestras de sangre y las muestras de semen.
Cristina tomó una cámara digital y dirigió su
mirada hacia Callie. -Sólo necesitamos conseguir unas cuantas fotos de sus
lesiones, y entonces podrá ir a asearse. A menos que usted prefiera esperar
unos cuantos días hasta que los golpes se vean realmente retorcidos.
Arizona tomó una respiración
profunda y los ojos todavía cerrados, dijo: –Sólo hazlo
Callie soltó la mano de Arizona y
retrocedió cuando Arizona con el cuerpo facilitó la tarea de Cristina. Ella vio
a Cristina con una sonrisa dolorida, mientras ella subía la bata de Arizona sin
haber sido invitada. Callie quería mirar a otro lado pero no lo hizo, mirando
fijamente la mirada vacía de Arizona cuando Cristina tomó fotos de sus cortes y
magulladuras. Podía ver que Arizona estaba luchando para mantener sus emociones
bajo control, porque cada clic de la cámara era otra violación de su dignidad.
-Listo.
Cristina puso la cámara sobre la mesa y le entregó a Arizona, una pequeña bolsa de
aseo. -Vaya por delante y tome una ducha. Cuando hayas terminado te daré
antibióticos y anticonceptivos de emergencia.
-Gracias, murmuró Arizona. Echó un vistazo a
Callie, a continuación, a Meredith. -Tengo una camisa extra en mi armario
-Voy a buscarla", dijo Meredith
con rapidez. Abrió la puerta del cuarto de examen y salió.
Cristina estaba junto a la mesa organizando
las pruebas que había recogido y lo hacía con esmero para evitar la mirada de
ambas. Callie ayudó a Arizona a ponerse de pie, sin saber qué hacer a
continuación. Ella asumió que Arizona preferiría estar sola para asearse, pero
ella no quería simplemente dejarla sin preguntarle. Así que ella se mantuvo
cerca, sin saber si ofrecerse sería para la comodidad física de Arizona o si ella
preferiría la distancia.
Arizona, apretó la mano de Callie. -¿Me
esperas aquí afuera?"
Callie asintió con la cabeza, deseando más que
nada replegar el mechón de pelo que le caía a
Arizona sobre la cara. Pero se veía tan herida que Callie tenía miedo de
acercarse. -Por supuesto.
Arizona, arrugó la nariz, y Callie sabía que
eso significaba que estaba a punto de perder su batalla contra las lágrimas. -Traté
de escapar. Realmente lo intenté
-Yo sé, cariño. Callie acercó sus
dedos a la cara de Arizona, a continuación, apenas rozó con ellos su mejilla.
-Puedo ver eso.
-No puedo creer lo que hizo. Arizona se
balanceaba sobre sus pies, palideciendo. Callie podía ver el sudor en la frente
de Arizona, y ella agarró los hombros de
Arizona, para mantenerla en sus pies. Para su sorpresa, Arizona, se desplomó en
sus brazos y se aferró con fuerza. -¿Por qué me haría eso a mí?
Callie perdió su propia lucha contra la
emoción. Se acercó con su abrazo al cuerpo de Arizona y le susurró al oído. -No
sé, cariño. No debería haberlo hecho. Por mucho que Callie quería decirle a
Arizona, exactamente lo que quería hacer con su agresor, ella sabía que no era
lo que necesitaba oír. -Pero tú estás a salvo. Te tengo a ti.
Se oyó un golpe en la puerta del
cuarto de examen. Arizona salió del abrazo de Callie y se aclaró la garganta.
-¿Sí?
Owen abrió la puerta y asomó la cabeza. -El
detective está aquí.
Arizona, se puso rígida y se cruzó de brazos
sobre el pecho. Sintiendo su angustia, Callie se volvió y dirigió la mirada
hacia Owen. -Ella va a la ducha en estos momentos. Meredith y Cristina pueden dar
sus primeras declaraciones.
-Entendido. Owen se echó hacia atrás
fuera de la sala de examen y cerró la puerta.
Gracias, dijo en voz baja Arizona. -Voy a
tratar de que sea rápido.
-Tómate
tu tiempo. Callie se encontró con la mirada de Arizona, pero no trató de
tocarla. Reconoció los brazos cruzados como una postura defensiva, y no quería
que Arizona se sintiera atacada de nuevo. -El detective puede esperar.
Arizona, asintió con la cabeza, luego respiró
hondo y se fue cojeando hacia la puerta del cuarto de baño adjunto. El corazón
de Callie amenazaba con explotar al ver la marcha dolorosa de Arizona. Ella se
volvió y cortó una respiración profunda, atrapando la mirada de Cristina cuando
Arizona cerró la puerta del baño detrás de ella.
A solas con Cristina, Callie secó las lágrimas
de sus ojos, decidida a mantenerse
fuerte. Cayendo a pedazos no ayudaría a Arizona. -¿Ustedes la encontraron?
-Sí, dijo Cristina con voz tensa. -Lamentablemente,
no lo suficientemente pronto.
Callie vio cómo Cristina reunía el montón de evidencias
que serían entregados a la policía. -Esa es su camisa favorita, comentó Callie,
sin saber qué más decir.
Cristina miró a la bolsa que contenía las
pruebas con la ropa de Arizona, sopesando en su mano. -Ya no es así, supongo.
Callie tragó la bilis que se fue a su garganta
con el comentario de Cristina. -Vamos a ir a hablar con el detective, dijo
Callie
Asintiendo con la cabeza, Cristina
llevó las pruebas recogidas a la puerta, que Callie abrió para ambas. Justo al
salir, vió a Meredith mientras hablaba
en voz baja con una morena alta que escuchaba
con atención lo que estaba diciendo. A medida que salió de la habitación, la
mujer se volvió y le dio Cristina una mirada rápida.
-¿Dra. Yang?
-Deducción fácil, dijo Cristina.
-Usted debe ser la detective.
Con lo inadecuado que pudiera ser, Callie
sintió un tirón de sonrisa en sus labios. A veces ella adoraba positivamente a Cristina
Yang.
La mujer salvó una breve sonrisa. -Soy la
detective Janis Mendoza. Su mirada se deslizó a Callie, luego de vuelta a
Cristina. -¿Usted estaba con la Dra. Grey en el estacionamiento cuando la Dra.
Robbins fue atacada?"
-Nosotras interrumpimos el ataque, sí.
Callie se apoyó en la pared. No se había dado
cuenta que Meredith y Cristina se habían visto con el atacante de Arizona. Que con
su presencia se había detenido, probablemente las cosas hubieran ido más lejos.
Sus rodillas se ablandaron, pensando en lo que podría haber sucedido si Meredith y Cristina no hubieran ido a sus
coches cuando lo hicieron.
La detective Mendoza dirigió su
atención a Callie. -¿Y usted es?
Callie automáticamente le tendió la mano en
señal de saludo. Estaba temblando. -Callie Torres. Soy la pareja de Arizona.
La mirada de Mendoza se suavizó al estrechar
la mano de Callie. -Lo siento. ¿Cómo está?
¿Cómo cree usted que está? Callie no
estaba tratando de ser grosera, pero sus nervios deshilachados la traicionaban.
Y era una pregunta ridícula.
Mendoza no parecía haberse ofendido. -Te
prometo que esto no va a ser muy largo. Una vez que consiga su declaración,
usted será capaz de llevarla a casa
-Si, estoy consciente de eso,
murmuró Callie, echándose hacia atrás y cruzando los brazos sobre el vientre.
-Gracias.
Mendoza cambió su enfoque de regreso a
Cristina. -¿Me puedes decir rápidamente lo que has visto?"
Cristina miró a Callie, claramente incómoda al
hablar delante de ella. -Meredith y yo estábamos caminando a nuestros coches,
hablando. Meredith pensó que había oído algo, así que se detuvo y escuchó. Fue
entonces cuando nos dimos cuenta de un movimiento en el suelo más allá del
borde este del estacionamiento. La luz por alguna razón estaba apagada, por lo
que no puedo decir lo que estábamos viendo. Meredith gritó y, de repente, este
hombre se levanta y sale corriendo. Nos dimos cuenta de que había dejado a
alguien detrás, así que fuimos a ayudar.
-¿En qué condiciones estaba la doctora Robbins
cuando ustedes la encontraron?"
-Ella estaba en shock, dijo Cristina. –Desnuda
de la cintura para abajo. Estaba sangrando.
-¿Tiene usted alguna idea de cuánto tiempo
duró el ataque?
Ante la mirada en blanco de Cristina, Callie
se obligó a hablar. -Ella salió del edificio poco después de las nueve.
-La encontramos a más tardar a la nueve y
cuarto," dijo Cristina. -No mucho tiempo.
-¿Me puedes
dar una breve descripción de sus heridas?
Cristina hizo una mueca, mirando a Callie de
nuevo. -Está es la historia clínica.
Mendoza asintió con la cabeza. -Entiendo.
Cristina apretó la mandíbula y trató
de no mirar a los ojos de Callie, mientras le decía a Mendoza: -La Dra. Robbins:
sufrió abrasiones y contusiones múltiples en la cara, espalda y muslos. Ella
fue penetrada vaginalmente y requirió dos puntos de sutura para reparar un
pequeño desgarro. Según ella, no hubo penetración oral o anal
-Necesito sentarme, murmuró Callie,
y de la nada apareció Mark para agarrarle el brazo y ayudarla a sentarse. Se
dejó caer sobre un banco y dejó caer la cabeza en sus manos, al respirar
profundamente. Callie dijo: No entiendo", dijo con voz ronca. -¿Por qué
sucedió esto?
Ella no esperaba una respuesta y Mark no
ofreció una. Se quedó sentado en silencio a su lado, frotando círculos suaves
sobre su espalda. Callie estaba agradecida por su presencia. A pesar de sus
propias decisiones cuestionables a la hora de su vida personal, él siempre
había sido un verdadero amigo.
Unos minutos más tarde, la mano de Mark dejó
de moverse. -Callie.
Callie alzó la vista y vio a Arizona cojeando
fuera de la sala de examen con Meredith Grey en la espalda. Era obvio que
Arizona estaba adolorida. Ella daba pasos pequeños y apretaba la mandíbula en
cada uno. Llevaba una camiseta y unos pantalones de matorral, y su cabello caía
en mechones húmedos. Aunque su rostro ahora estaba limpio, el corazón de Callie
se contrajo cuando la vio. Su piel estaba pálida y cetrina, por lo que sus
heridas se destacaban en relieve.
Callie saltó y se reunió con el pequeño grupo
de médicos al mismo tiempo que Arizona llegó a ellos. La detective Mendoza le dio
a Arizona una sonrisa tranquilizadora, que Arizona sólo regresó a medias.
-Dra. Robbins , dijo Mendoza. -Le prometí a la
doctora Torres que no esto no durará mucho tiempo. ¿Se siente cómoda para darme
su declaración ahora? "
Arizona, asintió con la cabeza, mirando
hacia abajo a sus pies.
-¿Le gustaría hablar en la sala de examen, o
hay algún otro sitio al que prefiera ir?"
Encogiéndose de hombros, Arizona, dijo: -Allí
está bien.
-Perfecto. Mendoza abrió la puerta del cuarto
de examen e hizo un gesto de Arizona para que entrara. –Después de usted Dra.
Robbins.
Arizona, miró a Callie, había pánico en sus
ojos. Ella abrió la boca para hablar luego dudó, echando una mirada consciente
de sí misma a todo el apretado grupo de médicos que les rodeaban. Como si
entendieran la incomodidad del momento: Meredith, Cristina, Owen y Mark se alejaron un poco, dejando a Arizona y a Callie
a solas con la detective.
-¿Qué pasa, cariño?", le dijo Callie en
voz baja. -Si no tiene ganas de hacer esto ahora mismo, nadie te va criticar
por ello.
-Lo sé. Arizona cruzó los brazos sobre el
pecho de nuevo, lanzando su mirada hacia la detective. ¿Tiene usted, eh... Ella
se fue apagando.
La detective Mendoza se aclaró la garganta. -¿Qué
tal si les doy a las dos un minuto a solas?. Ella dio un paso lejos de la puerta. -Sólo
asómense a la puerta cuando este lista para comenzar.
Visiblemente aliviado, Arizona, se retiró a la
sala de examen. Callie le dio las gracias a la detective Mendoza, a
continuación, siguió a Arizona al interior y cerró la puerta.
-En serio, tu no tienes que hacer esto esta
noche. Nadie te culpará. Callie vio a Arizona al pie de la mesa de examen, a
continuación hizo una pausa, y se sentó en el taburete de al lado. -Si quieres
ir a casa, sólo tienes que decirlo. Yo te llevaré a casa.
Arizona, negó con la cabeza. -No,
quiero acabar con esto de una vez. Ella miró hacia abajo hacia sus manos,
claramente algún pensamiento le pesaba en la cabeza. Callie se mordió el labio
y le dio tiempo a Arizona para que dijera lo que le preocupaba. Cuando Arizona
finalmente levantó la mirada e hizo contacto visual, Callie vio la angustia en
su rostro de nuevo. -No puedo decidir si quiero que te quedes conmigo para esta
parte.
Callie tragó un nudo que se levantó en su
garganta. No era nada personal. Ella lo sabía. Y para ser honesta, ella no
estaba segura de querer oír los detalles gráficos. Pero Arizona estaba,
obviamente, luchando, y una parte de Callie necesitaba desesperadamente que
Arizona acudiera a ella para que Callie pudiera apoyarla.
-Quiero hacer lo que sea más cómodo para ti,
dijo Callie en voz baja. -Sea lo que sea.
-Cómodo, murmuró en voz baja de Arizona. Por
un momento, pareció como si estuviera a punto de romper a llorar de nuevo, pero
se enderezó la espalda y, finalmente, encontró los ojos de Callie. -Tengo miedo
de lo que tú puedas pensar. ¿Qué sentirás?, si... sabes lo que me pasó.
-Nada puede cambiar lo que siento
por ti. Callie dio un paso más cerca de Arizona, deseando poder tomar su mano
otra vez. Para realizar una conexión, para tranquilizarla y hacerle saber que
su vínculo con ella se mantenía firme. -¿Me oyes? Esto no cambia nada.
Un sollozo silencioso estalló en Arizona a
continuación, y se llevó la mano a la boca como si a la fuerza tratara de
contener sus emociones en su interior. Le tomó mucho tiempo a Arizona bajar su
mano, incluso más tiempo antes de que ella hablara por fin.
-Eso no es cierto. Arizona buscó la mirada de
Callie y le dijo: -Esto lo cambia todo.
Callie tragó saliva, sin saber cómo estar en
desacuerdo. -No vas a herir mis
sentimientos, si lo prefieres te espero afuera. Pero si quieres que me quede,
me quedaré. Y yo te amaré igual después de la entrevista tal como lo hago ahora
mismo, lo cuál es aún más de lo que te amé esta mañana. No tanto como te amaré
mañana, seguro, pero para eso, dame tiempo.
Arizona asomó una sombra de su radiante
sonrisa familiar. -Te amo, Calliope.
Callie cruzó la habitación en tres zancadas, y
de rodillas en frente al taburete de Arizona, le dijo: -Te amo. Siempre te amaré. No importa lo que
pase
Arizona, estudió el rostro de
Callie, y luego se inclinó y le rozó los labios con cuidado sobre Callie. El
beso fue tan suave que Callie apenas lo sintió, pero Arizona respiró hondo y se
retiró.
-¡Ay!, susurró Arizona, tocando el corte
inferior de sus labios con los dedos.
-Lo siento. Callie tomó las manos de Arizona,
juntándolas entre las suyas. -¿Estás lista para el detective?"
Arizona, asintió con la cabeza. Tomó el control
sobre la mano de Callie y la apretó, entonces le preguntó: -¿Te quedarás conmigo?
-Absolutamente.
Esta historia
continuará…
Capítulo
publicado originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/601.html
uff esta buenisima pliss por fa publica lo mas rapido que puedas n.n
ResponderEliminar