CAPÍTULO
DIECISIETE
Arizona, se sentó en una mesa de la
esquina de una cafetería que nunca había visitado antes, cruzando su pierna
mientras miraba con ansiedad la entrada. Ella estaba esperando a una morena llamada
Lauren Chase, pero eso era todo lo que sabía sobre la mujer que la había llamado
a su teléfono celular por la mañana. Su nombre, y que ella fue la primera
víctima de Colin Thomas.
Tras una breve introducción, torpe a
través del teléfono, habían acordado reunirse en persona para poder hablar. La idea de sentarse con un
extraño para charlar sobre algo tan personal como ser violada le revolvía el estómago
a Arizona, pero, al mismo tiempo, quería conocer a Lauren. Por mucho que odiaba
que tener a Colin Thomas en común, era tranquilizador saber que alguien
entendía exactamente lo que estaba pasando con su arresto y el juicio venidero.
Cuando una mujer atractiva con el
pelo castaño recogido en una cola suelta entró en la tienda de café y miró
nerviosamente a su alrededor, Arizona supo inmediatamente que ella era la elegida.
De pie, Arizona atrapó la mirada de la mujer, y el reconocimiento parecían verse
en los ojos de Lauren también. Se acercó a la mesa de Arizona, dándole una
sonrisa de disculpa. -¿Arizona?
A pesar de sus persistentes
mariposas, Arizona no tuvo problemas para devolver la sonrisa. A pesar de que
parecía cansada, y que aparentaba más edad, la naturaleza espontánea de Lauren Chase, facilitó las cosas para
Arizona. -Sí. Hola, Laura.
-Hola. Lo siento, el bus se demoró
un par de minutos, hizo un gesto en el mostrador con el pulgar. -Voy a buscar
un café con leche y luego me uno a ti ¿te parece?
-Suena bien. Arizona, se sentó y puso
sus manos alrededor de la taza de café, agradecida por el calor. Vio a Lauren caminando
hacia el mostrador y ordenando, mientras una vez más ensayaba lo que podría
decir. ¿Cómo comenzar una conversación acerca de la violación?, ¿Acerca de
tener que testificar en el juicio a su violador?
Lauren volvió con su café un par de
minutos más tarde. -Así que esta es una manera extraña de conocer a alguien
nuevo, ¿verdad? Sin ánimos de ofender.
Arizona, se rió entre dientes. -Sí,
me gustaría que fuese en otras circunstancias.
-Yo también. Instalándose en la
silla frente a Arizona, Lauren tomó un sorbo tentativo de su café e hizo una
mueca. -Bueno, eso es lava caliente. Ella empujó la taza, y se encontró con la
mirada de Arizona. -Así que... ¿cómo estás?
Los ojos de Arizona se llenaron de
lágrimas antes de que pudiera detenerlas. Horrorizada por su exposición súbita
y rápida a sus propias emociones, ella se quedó mirando la tapa de la taza de
café, deseando que su voz saliera estable. –Estoy... bien.
-Lo siento. Lauren sacó si mano bajo
la mesa y se encontró con la mano de Arizona, sosteniéndola con fuerza. -Yo sé
que es una pregunta tonta.
Sacudiendo la cabeza, Arizona echó hacia
atrás las lágrimas. Lauren parecía estar luchando para controlar sus propias
emociones, también, y lo último que Arizona quería era que esto se convirtiera
en un festín público de sollozos. -No, dijo en voz baja Arizona. -Estoy mucho
mejor, en realidad. El asunto del juicio me ha decaído un poco, pero hasta la
detención, había recorrido un largo camino en sólo unos pocos meses.
-Bien. Lauren le apretó la mano a Arizona
de nuevo, luego la liberó. -Se necesita un tiempo para empezar a sentirse,
incluso cerca de lo normal otra vez, ¿no? No estoy segura de que alguna vez se
consiga pasar todo el camino.
-Yo tampoco. Arizona pasó la punta
de su dedo alrededor del borde de la taza. -En este momento estoy esperando una
nueva normalidad que sea lo más cercano a la antigua tanto como sea posible.
Pero en realidad me conformaría con ser capaz de pasar un solo día sin pensar
en ello.
Lauren asintió y puso a prueba su
taza de nuevo. -Bueno, yo no estoy allí todavía. Pero yo suelo pasar horas sin
pensar en ello ahora.
-Yo también. Los mejores momentos de
Arizona fueron durante las cirugías de emergencias, cuando se centraba en nada
más allá que el cuidado de sus pacientes. -El trabajo ayuda.
-La Detective Mendoza me dijo que
trabajas en un hospital. ¿Eres médico?
-Sí. Cirujana pediátrica.
Lauren se enderezó, se notaba al
mismo tiempo impresionada e intimidada. -Oh. Wow.
Por lo general, Arizona, sentía una
sensación de orgullo cuando le decía a la gente lo que ella hacía, pero el obvio
malestar de Lauren envió una ola de simpatía hacia ella. La Detective Mendoza
había dicho que Arizona sería una "mejor" testigo para el jurado, y a
Arizona, le dio la sensación de que Lauren estaría comparando sus credenciales
en ese mismo momento. Ella odiaba que Lauren se sintiera menos de alguna manera. Sin importar lo que ellas eran o lo
que hacían, Colin Thomas las había herido a ambas por igual, y cada una de ellas
merecía justicia.
-Él me atacó en el estacionamiento
fuera del hospital. Yo estaba caminando hacia mi coche después del trabajo.
Avergonzada, Arizona, se quedó mirando a la mesa. -Había una luz rota cerca de
mi coche, ya era de noche, y llamé a seguridad para denunciarlo, pero me fui a
mi coche sola de todos modos. Cuando sucedió, sentí que había sido mi culpa.
Moviendo la cabeza con vehemencia,
Lauren dijo: -No. Él me consiguió después del trabajo, también. Yo estaba
caminando a la parada de autobús, a solas, casi a las dos de la mañana. En una
falda corta y de bajo corte superior. Borracha. Su expresión se endureció. -No
importa lo que la policía insinuó después de que ocurrió, no importa lo que el
hombre me dijo mientras me violaba, no fue mi culpa.
-No, no lo fue. Arizona, luchó
contra el impulso de tomar la mano de Lauren una vez más. A pesar de que,
obviamente, creía lo que dijo, sus ojos nadaban con el dolor. -Tienes toda la
razón. Arizona, dudó y luego preguntó: -¿Dónde trabajas?
-En ese momento yo estaba trabajando
en un club, como bailarina exótica. No estoy haciendo esto más, sin embargo.
La evaluación de la detective Mendoza
de la idoneidad de Lauren en calidad de testigo comenzó a tener más sentido, aunque
fuera injusto. La idea de que un abogado defensor podría tratar de presentar a
Lauren como menos creíble enfermaba a Arizona, pero ella no tenía ninguna duda
de que ese tipo de cosas suceden todo el tiempo.
Qué mierda.
Cuidado de mantener su voz neutral,
Arizona, le preguntó: .-¿Renunciaste por lo que pasó?
-Sí. Pero duró un tiempo en llegar.
El hecho de que yo no podía imaginar dejar que la multitud de hombres vieran y
tantearan mi cuerpo desnudo después de lo que había pasado, yo no había sanado
lo suficiente como para que eso fuera posible, eso, simplemente me obligó a
tomar una decisión que había estado posponiendo demasiado tiempo. Lauren tomó
un sorbo de café, sacudiendo la cabeza. -Yo me estaba haciendo demasiada vieja
para bailar, de todos modos. Además, los hombres me invitaban a beber todas las
noches y eso estaba chupando la vida fuera de mí. Todo eso. Así que después de
que ocurrió, yo renuncié a mi trabajo y me uní a Alcohólicos Anónimos. No he
mirado atrás desde entonces.
-Bien por ti, dijo Arizona. -La
unión a AA.
-Gracias. Lauren se encogió de
hombros. -Me ha ayudado. Y era algo que tenía que hacer. Inmediatamente después
del ataque, todo lo que quería hacer era beber. Adormecer el dolor. Pero me
acordé de la forma en que la policía me miró esa noche, lo que pensaron de mí,
que sólo era una puta borracha, violada en un callejón, y eso me motivó a dejar
de beber. Sé que la violación no ocurrió porque yo estaba bebiendo, pero
también sé que la bebida se había convertido en un problema para mí. Ya tenía
suficientes problemas sin ella. Sobre todo ahora. "
Arizona, asintió con la cabeza. -He
estado yendo a terapia. Me tomó un tiempo obtener el valor suficiente para
hacer una cita, pero finalmente me di cuenta de que si quería mejorar, tenía
que hacer lo que fuera necesario. Incluso si no lo hacía sin querer hacerlo, en
principio
-La Detective Mendoza me dio el
número de un consejero. Yo no me atreví a llamar. He hablado con mi
patrocinador de ello un poco, sin embargo. ¿Ha sido agradable?
-La terapia no ha sido mala. Mejor
de lo que pensaba. Arizona, hizo girar su tasa en las manos. -No sirve de nada
hablar.
Lauren miró la miró a los ojos con
curiosidad. -¿Tienes novio?
-Tengo una pareja. Arizona, levantó
una ceja. -Una mujer.
-Oh. La sorpresa cruzó el rostro de
Laura, que a continuación, se disolvió en un gesto de aceptación informal.
-Cool.
-Yo creo que sí…, Arizona, sonrió,
…-¿Tú?
-No, yo estaba viendo a un chico
cuando sucedió, pero nada grave. No creo que ninguno de nosotros se sentía como
si valía la pena mantener la relación. La tristeza brilló en los ojos de
Lauren. -Honestamente, no puedo ni siquiera imaginar estar con un hombre ahora
mismo. Sexualmente, quiero decir. Lo cual es bueno, porque realmente no se debe
comenzar una relación en esta etapa de mi recuperación de todos modos, de
acuerdo con el programa. Así que... sí. Es mejor así.
-Si yo no tuviera ya a Calliope, no estaría
saliendo con nadie ahora mismo, tampoco. De ninguna manera. Arizona no podía
imaginar ser romántica con alguien que apenas conocía y tratar al mismo tiempo con
las consecuencias inmediatas de la violencia que Colin Thomas había causado en
su vida. Trabajar su capacidad de confiar y disfrutar el contacto amoroso había
sido ya bastante difícil con la mujer con quien quería pasar el resto de su
vida, algo así sería casi inimaginable con una desconocida. Sin embargo, tener
a su lado a Callie había sido la cosa más curativa en las semanas siguientes al
ataque. -Ha sido algo tan grande. Increíble, la verdad. Pero no ha sido fácil.
Tratando de volver a donde estábamos antes. Tener intimidad de nuevo.
-¿Crees que es más fácil, estar con
una mujer?... Un poco avergonzada, Lauren agregó: …Quiero decir, ella no puede hacerte
recordar demasiado a él, ¿verdad?
Inhalando, Arizona, dijo: -Yo no
puedo decir si es más fácil que estar con un hombre, pero incluso con una
mujer, ha sido un reto. Lo estamos consiguiendo, sin embargo. Y más allá de las
cosas del sexo, nuestra relación está más fuerte que nunca. Esto realmente nos
ha conectado, de alguna manera, una locura.
-Bueno, eso es algo que… estaría mintiendo
si dijera que no me pone un poco celosa
Lauren vaciló, buscando su rostro.
Estaba claro que quería decir algo, pero Arizona podría ver que ella estaba pensando
en la posibilidad de que debería. -Si esto es demasiado personal, por favor
dígame. Honestamente. Usted no va a herir mis sentimientos.
Arizona, se preparó. -Está bien.
-¿Habías estado con un hombre antes?
Como si Lauren hubiera movido de un
tirón un interruptor, los ojos de Arizona fueron picados con una emoción
dolorosa. A pesar de que no podía explicar por qué, esta fue una de las cosas
más difíciles de aceptar acerca de lo que Colin Thomas había hecho. Arizona
había tomado una especie de orgullo ridículo en su estatus de estrella de oro, era
una tontería, pero el haber sido despojada de ese título ahora, se sentía
mancillado. Dañado. Envilecido.
Era una estupidez. Pero aun así dolía.
-No, susurró Arizona. No, nunca
Lauren se inclinó sobre la mesa y tomó
la mano de nuevo. Agradecida por el contacto, Arizona, también apretó. –Lo siento,
que tomó eso de ti, dijo Lauren. -Eso debe haber sido difícil.
-Sí, dijo Arizona, simplemente.
Queriendo cambiar el tema, dijo, -¿La Detective Mendoza, dijo que vas a
declarar?
-Maldita sea, sí. La mandíbula de Lauren
se tensó. -Quiero que ese hijo de puta se pudra en la cárcel. Voy a hacer todo
lo posible para ponerlo ahí.
-Yo también. Apretando la mano de
Lauren, ella dijo: -Me siento aliviada que no seré la única. La Detective
Mendoza me dijo que la última chica que atacó no quiere subir al estrado.
-Espero que ella pueda entrar en
razón. Pero incluso si no lo hace, al menos seremos dos de nosotras.
La camaradería que Arizona sentía
con la mujer que apenas recién había conocido la sorprendió. A sabiendas que
Lauren se había comprometido a hacer frente a la misma experiencia traumática de
un juicio hacía que Arizona se sintiera menos sola. Si Lauren podría
enfrentarse a Colin Thomas delante de un juez y un jurado, ella también podría.
Especialmente cuando en el caso de Lauren era casi seguro que su testimonio fuera
cuestionado por los motivos más triviales y degradantes. -Sí, murmuró Arizona.
-Por lo menos somos dos nosotras
Lauren se mordió los labios, mirando
casi culpable.
-¿Qué? Arizona, preguntó con
suavidad.
-Bueno, esto podría sonar terrible,
lo sé, pero supongo que sólo quería decir... Lauren exhaló en un apuro. -Si él
tenía que tener otra víctima, estoy... feliz... que sea alguien como tú.
Alguien respetable, quiero decir. Alguien a quien se le va a creer.
Arizona no estaba segura qué decir a
eso. Excepto: -Entiendo lo que estás diciendo. Pero creo que es mentira que
incluso importa.
-Yo también.
-¿Te ha herido?..., Arizona, bajó la
voz, …-Aparte de lo obvio, quiero decir.
-Sí, me rompió la nariz…, dijo
Lauren, …-Y uno de mis dedos.
Con una mueca de dolor, Arizona se
dio cuenta de que era tan malo como sus propias heridas habían sido, podría
haber sido peor. -Bueno, eso va más allá de un poco de sexo duro, así que no puedo
imaginar su abogado tratando de afirmar que fue consensual.
-Creo que vamos a averiguarlo.
Lauren trató de poner una sonrisa valiente. -No importa lo que me pregunten, o
lo que digan acerca de lo que llevaba puesto aquella noche, o lo mucho que
había bebido. Voy a ir allí y voy a contar mi historia, con la confianza de que
con todas las otras pruebas y testimonios, eso va a ayudar.
-Estoy segura de que así será. Arizona,
capturó la mirada de Lauren. -No tienes idea de lo mucho que aprecio el hecho
de que vas a declarar. Gracias.
Lauren le contestó: -Cómo no iba a
hacerlo?
-¿Estás tan asustada de él como yo?
-Estoy nerviosa por verlo en la
corte. Lauren miró hacia otro lado, obviamente avergonzada por la admisión. -No
es que él sea capaz de hacerme daño otra vez. Estoy asustada de cómo voy a
reaccionar ante verle los ojos a la cara. No sé lo que sería peor, lágrimas de
ira o gritos
-Tengo miedo de esa parte, también.
Arizona, hizo una pausa. -Mi pareja Calliope le vio ya. No sé cuánto la
Detective Mendoza te habló cuando lo arrestaron, pero al parecer saltó de la
ventana del cuarto piso de esta última chica y se rompió las piernas. Lo
llevaron a nuestro hospital, Callie es un cirujano ortopédico.
Lauren le dio una mirada en blanco.
-No sé lo que eso significa, pero suena impresionante.
Riendo, Arizona, dijo, -Huesos. Se
trata de los huesos.
-Mierda, dijo Lauren, al comprender
la implicación. -¿Ella fue la que tuvo que corregir sus piernas?
-Por desgracia, sí.
Lauren hizo una mueca. -Apuesto a
que estaba enojada, ¿eh?
-Ella pudo hacer que le doliera un
poco cuando se enteró de quién era. A pesar de su advertencia a Callie no ser
sobre protectora, Arizona, no podía negar que su lapso temporal en la
habitación de Colin Thomas, le trajo un cierto grado de satisfacción. Desde la
sonrisa que se asomó en la boca de Lauren, Arizona podía ver que ella sentía lo
mismo. -Sólo un poco. No lo suficiente para meterse en problemas.
-Bueno, dijo Lauren. -Me gusta Calliope.
Ella suena como un “bad-ass”. (“Pateadora de culo”)
-Ella lo es. En lo más sexy posible…,
Arizona se unió a Lauren en una risa tranquila, y luego se puso seria, …-Honestamente,
no sé qué haría sin ella.
-Me alegro de que la tengas. El buen humor se desvaneció Lauren. -¿Arizona?
-¿Sí?
Lauren parpadeó rápidamente,
enjugándose las lágrimas con el dorso de su mano libre. -Yo, eh... Yo sólo
quiero que sepas que lo siento. Sé que es probablemente una estupidez, pero...
cuando denuncié la violación a la policía, yo no fui capaz de darles una muy
buena descripción del hombre. De Colin Thomas. Ella dijo que su nombre con una
sonrisa burlona, como si sintiera mal sabor en su lengua. -En parte porque yo
estaba borracha, en parte porque estaba oscuro, pero también porque yo estaba
muy asustada. No tenían mucho para seguir adelante, y en realidad, es probable
que supusiera que era algún cliente borracho o algo así, yo no lo sé. Pero de
todos modos... Lauren se aclaró la garganta. …-No puedo dejar de pensar que si
yo hubiera recordado algo más, si yo les hubiera dado algo con qué trabajar,
entonces tal vez... tal vez esto no habría ocurrido.
El corazón de Arizona se arrugó.
Ella había sentido la misma culpa, sobre todo después de enterarse de la
tercera víctima de Thomas. Sin embargo, nunca se le había ocurrido que Lauren
podría culparse por la violación de ella. -No es tu culpa.
-Eso está muy bien decirlo, pero…
-No, no tuve una buena mirada a él
tampoco. Le dije a la policía que él era un tipo sin afeitar blanco con una
cabeza llena de cabello y que olía a tabaco. Arizona, vio temblar a Lauren con
sus palabras, probablemente recordando el principio de vello facial en su cara,
o el olor de la nicotina en la piel. -Me he culpado por no recordar algo más
que eso, especialmente cuando él violó a otra chica después de mí, pero es la
verdad, sí, ya era de noche y yo estaba muerta de miedo y él me tenía sobre mi
vientre con mi rostro en la hierba casi todo el tiempo. Hubiera estado bien si
hubiera sido capaz de decirle a la policía más, pero hice lo único que podía
hacer. Al exhalar, dijo, -Yo sobreviví. Fue lo que hice.
La barbilla de Lauren temblaba. Ella
abrió la boca para hablar, pero un pitido desde el interior de su bolso la
cortó. -Maldita sea, murmuró, hurgando en su bolso para retirar su teléfono celular
y silenciar la alarma. -Ellos me llamaron para un turno de mañana por la tarde.
Estoy trabajando en la caja en un supermercado... el dinero no es tan bueno
como el baile, pero paga las facturas. Ella dio a Arizona una sonrisa de
disculpa. -Mi autobús saldrá en diez minutos. De hecho, me encantaría quedarme
y hablar un poco más, pero…
Arizona, negó con la cabeza. -No hay
necesidad de explicar. Entiendo perfectamente. Siempre estoy recibiendo
llamadas del trabajo
-A menos tú trabajo es importante,
dijo Lauren con una sonrisa de auto-burla. -Realmente no se pueden comparar los
dos, ¿verdad?
-Hey, me encantan las tiendas de
comestibles. Ir a ellos todo el tiempo. Arizona mostró a Lauren sus hoyuelos,
con la esperanza de ponerla a gusto. -Así que creo que son totalmente importantes.
Lauren se echó a reír. -Eres
increíblemente dulce, Dra. Arizona Robbins. Me gustas.
-Tú igual. Arizona se levantó cuando
Lauren se levantó con la taza vacía en la mano. Caminaron hacia el bote de
basura en silencio, y luego Lauren se volvió hacia ella con una sonrisa
tentativa.
-No me gusta la razón por la cual
nos conocimos, pero estoy contenta de haberlo hecho. Vacilante, Lauren abrió
los brazos en la invitación. -Me siento mucho menos sola después de hablar contigo.
Así que gracias por eso.
Arizona dio un paso en el abrazo de
Lauren, sin duda, atrayéndola hacia sí. Sorprendida por la fuerza con la que
Lauren se quedó con ella, Arizona, pasó las manos arriba y abajo de la espalda
en un ritmo relajante. -Gracias, también. Esto fue bueno, sin duda.
Sin dejarla ir, Lauren murmuró: -Esto
es lo más cercano que he estado con nadie, físicamente, desde esa noche. Ella
lanzó a Arizona, un suave apretón. -Había olvidado lo bueno que un abrazo puede
ser.
Arizona no podía imaginar pasar
tanto tiempo sin algo tan simple como un abrazo. ¿Cuántas veces Callie o
incluso Teddy la habían consolado con una conexión humana tan simple? Tuvo
suerte. Sin ellas, hubiera podido fácilmente apartarse del mundo.
Abrumada por la emoción, Arizona, dijo,
-¿Quieres que te lleve?
-Oh, no tienes que hacer eso. Lauren
se rió con voz temblorosa. -Estoy segura que eres una persona ocupada con cosas
mejores que hacer de taxi para mí...
-No, dijo Arizona. -Tengo el día
libre y me encantaría pasar unos minutos más conversando. Si no te importa, por
supuesto.
La felicidad en el rostro de Lauren
respondió a la pregunta por ella. -Me encantaría eso. Gracias.
-Bueno, está bien, dijo Arizona,
uniendo el brazo con el de Lauren. Satisfecha cuando Lauren aceptó el contacto
con una cálida sonrisa, dijo: -Vamos
#
Callie estaba en medio de un
fascinante artículo acerca de los procedimientos ortopédicos experimentales
cuando una sombra cayó sobre la página de texto que estaba leyendo. Sorprendida
por la interrupción en la cafetería del hospital, ella levantó una ceja, sin apartar
la mirada de su revista. -A menos que alguien se esté muriendo o que me hayas
traído un pastel, estoy disfrutando mucho de mi tiempo a solas.
-Caray, Torres. Dijo la voz profunda
de Mark llena de diversión. -Ella no es un pastel, pero pensé que te gustaría
decir hola de todos modos.
Callie alzó la vista y se rompió en
una sonrisa al ver a Addison Montgomery de pie junto a su mejor amigo. -¡Addie!
Addison hizo una mueca. -¿Tan bueno
como una garra de oso?
-Mejor. Callie se levantó y tomó a
Addison en un fuerte abrazo. -Dios, es bueno verte.
Las manos de Addison cayeron sobre
su espalda, acariciando por encima de su columna vertebral. No habían hablado desde
la primera llamada telefónica después de la violación de Arizona, pero Callie
podía sentir la profunda preocupación de Addison en su toque. Besándola en la
mejilla, Addison dijo: -Feliz de verte, también.
-No se pueden imaginar los
pensamientos inapropiados que pasan por mi mente en este momento, dijo Mark
detrás de Callie. -Sucio, en realidad.
-Claro que puedo, dijo Addison en su
voz ronca habitual. -Pervertido.
Callie liberó a Addison y se volvió hacia
Mark. -Pervertido predecible.
Marcos sonrió. -Dos de las mujeres
más calientes con las que he dormido, abrazándose y tocándose una a la otra
justo al frente de mí?. Nadie podría
culparme por un poco de vacaciones mentales. Nadie.
-Arizona puede. Supongo que cuantos
menos piensen acerca de su mujer en posiciones comprometedoras con otras
personas, mejor, dijo Addie, y luego empujó contra el hombro de Mark a la
ligera. -Ahora, ¿por qué no te vas de largo y así podremos tener un tiempo a
solas?
La sonrisa de Mark se ensanchó. –Eso
no ayuda.
Callie empujó en su otro hombro. -Ve.
-Muy bien, se quejó Mark con buen
humor. -¿Te veré más tarde, Addison?
Addison arqueó una de sus cejas
perfectamente esculpida. -Claro. Ella lo vio alejarse, se volvió y miró la
mirada curiosa de Callie.-¡Oh!…, no, de esa manera.
-Uh-huh, dijo Callie, escondiéndose
de la manera como Addison intentó darle un manotazo de amonestación. Riendo,
Callie sacó la silla al lado de la suya. -¿Quieres sentarte?
-Gracias. Addison se derrumbó con un
suspiro de cansancio. –Tuve que despertarme con los ojos rojos esta mañana para
llegar a una cirugía de emergencia. Que duró cinco largas horas, y ahora estoy
agotada y hambrienta. Ella miró el envase de yogur que Callie no había abierto
todavía. -En ese sentido, estoy a punto de robar tú comida.
Callie se sentó y le entregó la
cuchara. –Sírvete tu misma
-Gracias. Addison despegó la tapa
del yogur y se llevó una porción a su boca, gimiendo de una manera que
seguramente habría hecho explotar la cabeza de Mark Sloan. -Eso es el cielo.
-Bueno, tú eres fácil de complacer.
Addison le lanzó una mirada llena de
humor, juguetona, y luego dijo, -Entonces, ¿cómo estás? ¿Cómo está Arizona?
-Estamos bien. Antes de la
detención, ella hubiera dicho que era bueno. Ahora se degradó a sólo aceptable,
pero con mejores resultados en el horizonte. -No sé si Mark te dijo, pero
detuvieron al hombre. En realidad lo trajeron aquí después de que saltó de un
cuarto piso huyendo del hermano de la chica cuando llegó a casa y lo
interrumpió mientras la violaba en su propia cama.
-El me lo dijo. También me dijo que
hiciste la cirugía en sus piernas. Addison hizo una pausa antes de seguir
devorando el yogur. -Lo siento, Callie. Eso tuvo que ser difícil.
Lo fue, pero Callie había estado más
preocupada acerca de Arizona que de ella, como de costumbre. -Es lo que es, ¿sabes?
No lo puedo cambiar ahora.
-Esa es una actitud muy zen, pero
tengo la sensación de que está luchando con eso más de lo que dejas ver.
Dándole una mirada intencionada, Addison, dijo, -Esto es acerca de ti,
¿recuerdas?
Callie exhaló. -Tienes razón, estoy
luchando con eso. No es sólo por haber efectuado la cirugía, sino también con
cómo me sentí cuando me enteré. Quería matarlo, Addison. Yo no creo que alguna
vez haya querido asesinar antes a alguien, en realidad, en toda mi vida. Pero
si no me llevara lejos de Arizona... bueno, no sé. Sinceramente, no sé qué
haría yo si lo tengo solo de nuevo. Sólo admitir su sed de venganza hizo que
Callie se sintiera mejor. Ella nunca podría cargar a Arizona, con la
profundidad de su odio hacia Colin Thomas, o el auto-odio que sentía cuando
pensaba en cómo ella lo había sanado, pero conseguir decirlo y soltarlo fuera
su pecho provocó un alivio inmediato. -Es difícil sentirse de esa manera. Se
siente como que me podría comer desde el interior, si me lo permito.
Addison la cubrió con una expresión
sobria y seria. -Entonces no lo permitas. Él va a obtener lo que se le avecina.
Tú trabajo es cuidar de Arizona.
-Lo sé, dijo Callie. -Eso es lo que
estoy haciendo, sólo me concentro en ayudarla a través de todo el asunto. Ella
va a testificar contra él, que es lo que ha agregado una gran cantidad de
estrés, obviamente.
-Bien por ella, dijo Addison,
puliendo la última porción de yogurt, agregó: -Tú debes estar muy orgullosa de
ella.
-No tienes ni idea. Sólo pensar en
Arizona, la hacía percibir un sentimiento cálido en su interior. -Pésimo, como ya
que ha sido, todo lo que ha pasado me ha hecho apreciar lo increíble que es. Y
lo especial que es nuestra relación. Callie se encontró con la mirada de
Addison, de repente tímida acerca de la manera cursi que probablemente sonaba.
-Estamos trabajando a través de todo esto, juntas. Y si podemos hacerlo más
allá de todo esto, sé que podemos hacerlo a través de cualquier cosa. De hecho,
tú me conoces, por primera vez, he encontrado a la persona con la que voy a
pasar el resto de mi vida.
Addison celebró, -Wow. Parece que a
pesar de la detención y el juicio, las cosas realmente están mirando hacia
arriba desde nuestra última gran conversación.
-Por supuesto. No sin algunos baches
en el camino, pero... sí. Lo estamos consiguiendo.
Acercándose, Addison bajó la voz. –Estabas
muy preocupada por la parte física aquella vez
Callie se sorprendió por el rubor.
Ella y Addison habían hablado de sexo tantas veces que había perdido la cuenta,
pero eso fue antes. Cuando el sexo era algo alegre, sin todo el bagaje
emocional. -Como he dicho, nos vamos acercando. Arizona está viendo a un
terapeuta, y estamos teniendo reuniones conjuntas cada dos semanas, y eso está
ayudando a ambas. No puedo decir que hemos pasado todo el camino, sin embargo, o
por lo menos, yo no he ido "hasta el final" con ella, pero estamos
siendo íntimas de nuevo. Es bueno. Con
la cara aún más caliente, Callie agregó: -Es muy bueno, en realidad.
Addison dio unas palmaditas en el
brazo. -Yo no quería quedar mal.
-No lo hiciste. Callie exhaló y se
sentó derecha. -Quiero darle las gracias por todos los consejos que me diste,
Addie, la primera vez que hablamos por teléfono, después de que ocurriera.
Realmente me ayudó. Hizo una pausa, y luego hizo una mueca. -Bueno, excepto por
la parte de la salida con Mark. Pero por más que me lo hayas aconsejado, no
puede haberlo hecho tan mal como lo hice.
-¿En serio?
-Sí fue vergonzoso, dijo Callie,
-Pero Arizona me perdonó. Esa es la parte importante
Addison estudió su rostro,
claramente divertida. -Fascinante cómo confraternizar con Mark Sloan siempre
crea dificultades, ¿no?
-¿Y cómo!. De todos modos, ¿cuánto
tiempo estarás en la ciudad?
-Dos días.
-Tal vez podamos tomarnos unas
copas. Le preguntaré a Arizona si quiere venir a una noche de chicas. Podemos
invitar a Teddy Altman, también. Callie trató de imaginar cómo Mark reaccionaría
a la vista de tres mujeres con las que había dormido yendo a beber juntas. -No a
Mark Sloan, sin embargo.
-Suena perfecto. Estoy ocupada esta
noche, pero tal vez mañana después del trabajo?
-Es una cita
En ese momento, el localizador de
Addison sonó. Ella miró la pantalla y se paró rápidamente. -Tengo que atender
esto. Gracias por el yogur. Te veré más tarde. Antes de que Callie pudiera
responder, Addison se inició en una carrera muerta.
Corto como lo fue, la visita de
Addison había levantado el ánimo de Callie. Esperaba que Arizona estuviera
dispuesta a pasar una noche fuera.
#
Cuando Arizona llegó a casa esa
noche después de su cita de terapia, se encontró con Callie tendida en el sofá
sosteniendo una novela romántica. Callie apenas arrancó su mirada de la página cuando
Arizona entró, lo que significaba que tenía que estar absorta en un pasaje
particularmente estimulante. Riendo, Arizona, dejó caer sus llaves sobre la
mesa al lado de la puerta principal. -Cariño, ya estoy en casa.
Callie bajó su libro y le dio una
sonrisa juguetona. -Hola, cariño. Estoy justo en medio de una buena parte.
Arizona, cruzó la habitación y se
sentó en el brazo del sofá, mirando hacia abajo a Callie mientras ella seguía
leyendo. Sus pezones erectos tensos contra el fino algodón de su camiseta, en
señal de excitación. -Puedo ver eso.
Callie miró a su pecho, y luego a
Arizona. -Sucio.
-Sí, dijo Arizona. Ella apretó los
dedos alrededor del tobillo de Callie, y luego deslizó su mano hasta la
pantorrilla desnuda. –Tú no deberías verte tan caliente, si no quieres que se
ensucien contigo.
Callie puso su libro a un lado y se
sentó, acariciando el lugar a su lado. -Ven aquí.
-Con mucho gusto. Arizona, se dejó
caer en el sofá y su acomodó junto a Callie. Ella envolvió sus brazos alrededor
de Callie y suspiró feliz. -Te he echado de menos hoy.
-Yo también te extrañé. Callie se
cubrió el rostro con el cabello de Arizona e inhaló. -¿Cómo estuvo tu día?
-Bien. Entre café con Lauren y su
cita con la Dra. Watson, Arizona, se sentía mucho mejor que en los días
anteriores a la detención. -Tomé un café con su primera víctima esta tarde.
Lauren. Ella es muy dulce.
-¿Ah, sí? Callie se echó hacia atrás
y buscó la cara de Arizona. -¿Cómo te fue?
-Fue muy agradable encontrarme con ella.
Tuvimos una buena charla. Arizona, había dicho a la doctora Watson durante su
terapia, que oír hablar de la experiencia de Lauren no sólo la había hecho
sentirse menos sola, sino también, que al comparar el ataque y la recuperación de
Lauren con la suya se dio cuenta de lo afortunada que era. -Se supone que
debemos reunirnos de nuevo, más cerca del juicio. Es una especie de grupo de
apoyo pequeño, supongo. Las dos estamos nerviosas por testimonio.
-Eso está muy bien, cariño. Quiero
decir, no es que estén nerviosas, obviamente, sino que tienes a alguien con
quien hablar, que sabe realmente cómo se siente. Callie acarició el dorso de la
mano por la cara de Arizona. -Estoy tan contenta de que te haya llamado.
-Yo también. Arizona, se estremeció
ante la sensación suave de las uñas romas Callie al arrastrarse por encima de
su cuello. Eso, y la dureza de los pezones apremiantes de Callie, llevaron el
pensamiento de Arizona de nuevo al libro que había interrumpido. -Prefiero hablar
de otra cosa, sin embargo.
Los ojos de Callie se oscurecieron,
como si supiera exactamente a donde la mente de Arizona se había ido. -¿Qué es
eso?
-Háblame de la parte buena… Arizona
echó un vistazo a la portada del libro que Callie había estado leyendo, el
placer de ver a dos mujeres en un cuerpo a cuerpo, lamiéndose. Arizona había
introducido a Callie en los placeres de las novelas románticas de lesbianas, y
Callie parecía realmente disfrutar de ellos. Se salvó de tener que ver desnudos
torsos masculinos en el material de lectura de Callie, por lo menos. …-En tú
libro.
Sonriendo tímidamente, Callie dijo:
-El personaje principal está bajando a una mujer por primera vez. Es muy
caliente.
Arizona, con su rostro enterrado en
el cuello de Callie, comenzó a dibujar el contorno de sus labios con la punta
de sus dedos. Ella apenas podía recordar la última vez que Callie se había
puesto en ella. El pensamiento encendió un rizo caliente y profundo de deseo en
el vientre de Arizona, y ella se quedó sin aliento ante la urgencia repentina y
feroz de su necesidad. Sabiendo que su voz baja y entrecortada delataba su interés,
Arizona murmuró: -¿A ella le gusta?, ¿Sentir los lamidos de la otra mujer?
-A ella le encanta. Sin romper el
contacto visual, Callie se inclinó para tocar los dedos de Arizona entre los
labios, moviendo la punta suavemente con la lengua. -Y suena como si fuera algo
natural.
Arizona, se rió, inclinándose para
reemplazar su dedo con su boca. Besó a Callie a la ligera, susurrando: -Sí, lo
es.
Callie la besó de nuevo, barriendo
la lengua en la boca de Arizona con un gemido lánguido. Alisó con las manos la
espalda de Arizona y las caderas, enviando cada pedacito de su amor y anhelo a
través de la tierna caricia. Arizona rompió el beso y apoyó la frente contra la
de Callie, respirando pesadamente.
Ella quería hacer el amor con
Callie. Más que eso, quería que Callie le hiciera el amor a ella.
Ella estaba lista.
Arizona, ignoró el gemido de
protesta de Callie cuando ella se echó hacia atrás y se levantó del sofá.
Mirando fijamente a los ojos marrones de Callie, comenzó a abrir el botón de
sus vaqueros, a continuación, la cremallera. La garganta de Callie se
convulsionó un poco cuando Arizona bajó sus pantalones y salió de ellos. El
desnudo deseo en la mirada de Callie le prendió fuego.
-Estás en un buen estado de ánimo
esta noche, dijo Callie con la voz un tanto quebrada, traicionando su deseo y
su ansiedad.
Arizona se colocó a horcajadas sobre
los muslos de Callie, entrelazando los dedos detrás del cuello de ella mientras
se acomodaba en su regazo. Estaba sorprendentemente mojada ya, sin duda, empapando
a través de sus bragas los delgados pantalones de pijama de algodón de Callie.
Se preguntó si Callie podía sentirlo, también.
Al pulsar un suave beso justo debajo
de lóbulo de la oreja de Callie, Arizona, le susurró:
-T e d e s e o.
Callie se estremeció debajo de ella,
agarrando las caderas de Arizona con las dos manos. -¿Estás segura?
Arizona, se echó hacia atrás y miró
a los ojos de Callie. -Q u i e r o q u
e m e
t o q u e s. Callie emitió un
ruido parecido a un gemido, ante el placer y la sorpresa por partes iguales, y
la alegría de que Arizona había buscado en Google algunas frases claves en
español "Te deseo” era uno que había oído decir antes a Callie, pero
"quiero que me toques", era una nueva adición a su limitado vocabulario
en español. La intensidad de los besos Callie la llevó a arrastrarse hasta la
garganta de Arizona y por su reacción le pareció que había sido una buena idea.
Callie besó la forma del pezón de
Arizona, mordiéndolo suavemente a través de su camisa. Arrastró la palma de la
lengua por la punta sensible y luego la soltó. -¿Puedo lamerte?
Agarrando una de las manos de
Callie, Arizona, la guió entre sus muslos, hasta que Callie la tocó con dedos
temblorosos. Callie parecía reacia a ir más lejos, por lo que Arizona movió las
caderas ligeramente en una búsqueda sin matices de la fricción. Después de un
golpe, Callie se movió lentamente en su contra, frotando con los dedos, sus
labios a través de sus bragas.
Arizona, gimió en la bienvenida del
tacto, ante la decadente tentativa de Callie. ¿Tú quieres lamerme allí?
Excitada, Arizona sacó su camiseta sobre su cabeza, dejándola en el sostén de
color rosa que hacía juego con su ropa interior. Arizona, sonrió, cubriendo los
pechos con sus propias manos, ofreciendo a Callie, cuya boca se cernía a unos
centímetros de distancia. -¿O aquí?
-En todas partes. Al parecer,
envalentonada, Callie pasó los dedos entre los pliegues de Arizona, empapando
el material que la separaba de la piel desnuda:
-E s t o y h a m
b r i e n t a d e
t i.
Arizona, adoraba el sonido de la voz
sensual de Callie diciendo palabras que no entendía. -¿Qué significa eso?"
Callie llevó su boca al oído de
Arizona y mordisqueó el borde sensible.
-Tengo hambre de ti.
Totalmente en el momento, el enfoque
de Arizona se redujo exclusivamente a su desesperada necesidad de dejar que
Callie le diera placer. Suspiraba por el contado de Callie, había estado
alejada de el por mucho tiempo. Ella Sinceramente, no sabía cómo iba a hacerlo
a través de la noche al sentir a Callie en su interior. -Llévame a la cama,
Calliope.
Callie llevó su boca hacia Arizona y
la besó profundamente. Luego puso las manos por sus caderas y le dio un suave
empujón. -Yo te voy a hacer sentir tan bien, nena.
Tomando la pista, Arizona sintió
sacudir sus piernas. Su ansiedad acerca de cómo esto podría resultar no había
desaparecido por completo, pero estaba cansada de querer y no tener, se había
cansado de hacer caso omiso de su cuerpo a favor de su mente. Ella confiaba en
Callie y en que habían estado trabajando en la recuperación de la intimidad por
tanto tiempo. Ya era hora.
Callie se levantó y tomó la mano de
Arizona. -Vamos.
Arizona, siguió a Callie a la
habitación, mirando a sus pies mientras caminaban. Las uñas de los pies de
Callie estaban pintadas hoy de luz violeta, eso hizo sonreír a Arizona. Le
encantaba ese color. -¿Estás nerviosa? Arizona, preguntó en voz baja.
-Un poco, dijo Callie, deteniéndose
frente a la cama. Ella esperó hasta que Arizona levantara la vista, y luego
acunó su rostro tiernamente entre sus manos. -Me temo que puedo estar un poco
fuera de práctica. Asegúrate de ser mi jefe ahí abajo, ¿Ok? Dime qué hacer.
Arizona sabía que Callie estaba
realmente pidiéndole que no se dejara de comunicar, pero de una manera que no
oscurecía el estado de ánimo. Asintiendo con la cabeza, Arizona enredó los
dedos en el pelo grueso de Callie, y acercando sus labios, casi rozando los de
ella, susurró en medio de un beso. -No te preocupes, yo no tengo miedo de dar
órdenes.
-Eso he oído de ti. Callie rozó su
boca por toda la mejilla de Arizona, hasta llegar a su oreja. -Ahora, ¿por qué
no te acuestas y me dejas probarte?
Temblando, Arizona se revolvió en la
cama. Se sentó en la cabecera, arrebatada a la vista de la eliminación de la
camisola de Callie, a continuación, sus pantalones de pijama y las bragas. Las
curvas suaves de Callie caramelo provocaron un corrientazo de excitación y un
deseo casi enloquecedor de comenzar a sentir la piel en contacto con la piel.
Callie se arrastró a los pies de la
cama y con mucho cuidado tocó los muslos de Arizona. -Estás un poco demasiado
abrigados, dijo, claramente esperando el permiso. Ante el gesto silencioso de
Arizona, Callie apretó los dedos debajo de la cintura de sus bragas y
lentamente se las quitó.
La profundidad de la auto-conciencia
repentinamente dejó a Arizona atónita. Habían estado juntas desnudas muchas
veces durante el mes pasado, pero Callie no había llegado muy de cerca y de un
modo tan personal a su coño desde la violación. Ahora que la cara de Callie
estaba entre sus muslos, la respiración de Arizona salió en ráfagas unas,
tranquilas, otras, nerviosas. Vio la cara de Callie, casi con miedo de lo que
podía ver allí.
Callie dejó lo que estaba haciendo.
-Háblame, cariño.
La mano de Arizona derivó entre sus
piernas, en un gesto inconsciente de pudor. -Yo estoy... me veo...
-¿Qué, querida? Callie movió las
manos a la cara de Arizona, lo que la obligó a mirarla a los ojos. -Pregunta.
Avergonzada, Arizona, le susurró:
-¿Me ve… bien... ahí abajo?. Como médico, ella se sentía ridícula por hacer la
pregunta. Sus heridas no habían sido muy graves, por lo que no había ninguna
razón para pensar que su cuerpo había sido permanentemente dañado por el
ataque. Pero como mujer, tenía que estar tranquila. Quería saber si Callie
todavía la encontraba atractiva, que esa atracción no se había arruinado para
siempre. -¿Yo estoy bien?
Callie abrió la boca un poco, pero
en lugar de hablar, se echó hacia atrás y se quedó entre las piernas de
Arizona. Recopilando su valor, Arizona, retiró la mano y abrió las piernas, a
la apertura hacia Callie. Vio a Callie recibirla, y sintió el endurecimiento de
la garganta de Callie y la quema de sus fosas nasales como una ola de placer
visceral. Arizona tuvo su respuesta antes de que Callie pudiera decir una
palabra.
Y cuando Callie le susurró: -Eres
hermosa. Eres Perfecta. Se llevó todo lo que Arizona tenía para no disolverse
en lágrimas.
-¿Sí?, preguntó Arizona, con voz
entrecortada.
Callie la miró a los ojos, tomando su
mano y apretando firmemente. -Arizona, sí. Nunca he deseado a nadie como te
deseo a ti. Te lo juro.
Al secarse los ojos húmedos con el
dorso de la mano libre, Arizona, se estableció en la cabecera sin soltar a
Callie. -Entonces me besas.
Callie ató sus dedos juntos, y los
hizo descansar sobre el vientre entre las piernas de Arizona. Ella capturó la
mirada de Arizona, sonriendo, y luego llevó su boca a los labios de Arizona y
le plantó un beso delicado justo por debajo de su clítoris. -¿Justo ahí?
Los músculos del estómago de Arizona
saltaron en respuesta al ligero toque. Callie estaba tan cerca de donde la
necesitaba, pero no del todo. Sin embargo, esto era demasiado exquisito para
dejarlo escapar. Mordiéndose el labio, Arizona, murmuró: -Eso es un buen
comienzo.
Besándola otra vez, Callie pasó la
punta de su lengua a lo largo de sus pliegues sensibles, hasta rodear su
clítoris. Arizona abrió la boca, arqueó la espalda y apretó los dedos de los
pies, en reacción al placer que la quemaba al rojo vivo. Cualquier pensamiento
de timidez se disolvió en el calor húmedo de la succión de la boca de Callie,
en el obvio entusiasmo con el que estaba siendo devorada. Arizona, con los
dedos enredados en el cabello de Callie la abrazó, arrastrándola por la
seguridad y la pasión de su incorporación.
Callie se apartó por un momento, el
tiempo suficiente para preguntar: -¿Cómo estás?
-No te detengas. Arizona empujó
ligeramente a Callie hacia adelante, gimiendo cuando ella arrastró la palma de
la lengua por toda su longitud. Callie podría haber sido un fruto tardío, pero
ella sabía perfectamente lo que estaba haciendo. En medio del deseo de sentir
tanto de ella como fuera posible, Arizona, murmuró, -Baja. Callie titubeó, por
lo que Arizona le dio un codazo suave. -Por favor.
Callie rozaba sus labios con la boca
abierta y la besaba, con cuidado, presionado entre sus pliegues y trazando la
apertura de Arizona con la punta de la lengua. A pesar de que esperaba el contacto,
Arizona se endureció un poco en la sensación de ser acariciada en aquella parte
que casi se había olvidado podría ser una fuente de placer. Ella tomó la mano
de Callie, sintió el apretón de respuesta, y se rindió ante la dicha de ser
explorada tan a fondo. Callie acarició con el pulgar la muñeca de Arizona,
manteniendo el contacto suave con mucho cuidado ya que presionaba justo en el
interior.
Los muslos de Arizona se
estremecieron y cerró de golpe los ojos, de repente segura de que ella iba a llorar.
Arizona no lo podía creer. Callie la estaba haciéndola sentir increíble. Igual
que antes. Nada había cambiado entre ellas, sólo que ahora el sexo era casi
mejor, porque estaban más cerca que nunca. Arizona apretó la mano en el cabello
de Callie mientras las lágrimas comenzaron a caer, con la esperanza como el
infierno de que Callie no las viera y se detuviera.
Callie acarició con la mano libre la
curva de la cadera de Arizona. Sintiendo que estaba pidiendo un poco de retroalimentación,
Arizona susurró: -Te amo, Calliope. No te atrevas a parar. Esto se siente
jodidamente bueno."
Callie sonrió en su contra, luego
subió a chupar suavemente en los labios. Ella jadeaba con entusiasmo, enviando
vibraciones agradables profundas en el vientre de Arizona, donde la presión de
edificar un orgasmo fue convirtiéndose rápidamente en una sensación casi
dolorosa.
Desesperada por venirse, Arizona
empujaba sus caderas hacia Callie. -Chupa mi clítoris, bebé.
Callie obedeció inmediatamente,
cerrando los labios alrededor del clítoris dilatado de Arizona y aplicó una
succión suave que le hizo sentir un terremoto en todo su cuerpo. Un poco
avergonzada por su pérdida de control, Arizona, sacudió la cabeza y su cuerpo
se estremeció contra la boca de Callie. Edificando el orgasmo, Arizona, bajó la
mirada justo a tiempo para ver la adoración en los ojos marrones mirando hacia
ella.
Eso fue todo lo que hizo.
Tirando hacia atrás la cabeza,
Arizona gritó su liberación. Ella trató de cerrar sus muslos en la cabeza de
Callie, abrumada por las olas de éxtasis que recorrían su cuerpo, y la alegría
intensa que levantó su alma. Como ella sabía que Arizona estaba al borde del
colapso, Callie se retiró, subiendo por su cuerpo para darle un beso que,
literalmente, le quitó el aliento.
Arizona, echó los brazos alrededor
de Callie, sosteniéndola con fuerza, y le devolvió el beso. Acunando la cara de
Arizona con ternura, Callie usó sus dedos para secar sus lágrimas. Agradecida
de que Callie no sentía la necesidad de comprobar si estaba bien, Arizona
saboreaba el sabor de sus propios jugos en la boca de Callie. Los pechos de
Callie se estrellaron contra los de ella, sintiendo el eco zumbido de cómo su
corazón latía con fuerza.
Al poner fin a su beso, Callie apoyó
su frente en la de Arizona. -Eso fue increíble.
Arizona se limitó a asentir.
-Te amo. Callie dejó caer las manos
a los hombros de Arizona. -No tienes idea de lo mucho que he echado de menos
hacer esto.
-Yo también, le susurró Arizona. Por
mucho que quería devolverle el favor, necesitaba una cosa más de Callie. Con el
coraje reforzado, tomó la mano de Callie y
la metió entre sus piernas. -¿Quieres ir dentro de mí?
Callie se calmó. Ella levantó la
cabeza, mirando fijamente a los ojos de Arizona. -¿Estás segura?
-Quiero que seas tú. Lo último
dentro de mí. Le dijo Arizona tragando saliva, para evitar que salieran las
lágrimas de sus ojos, pero eso sólo hizo que fluyeran con más fuerza. -Por
favor.
-Lo que tú quieras. Callie
arremolinaba con la punta de los dedos la humedad abundante entre las piernas
de Arizona, enviando una réplica de placer a través de su abdomen. -Dime que
pare si no te gusta. Yo voy a hacer esto muy lento.
No confiando en ella para hablar,
Arizona volvió a asentir. Ella miraba directamente a los ojos de Callie
mientras ella como un solo dedo, cauteloso jugaba alrededor de sus labios,
luego se trasladó más bajo. Arizona, sintió un aleteo nervioso de anticipación
en su vientre, más emoción que miedo. Cuando Callie acarició la apertura a su
alrededor, Arizona, exhaló profundamente. Permanecer en el momento, pensó,
antes de dar a Callie una sonrisa alentadora.
-Quiero sentirte. Arizona, arrastró
sus uñas romas a la espalda desnuda de Callie. -Ahora. Estoy segura.
Callie se inclinó y la besó en la
comisura de su boca mientras se introdujo en su interior con un solo dedo. Los
ojos de Arizona se abrieron de golpe en la deliciosa sensación de plenitud que
Callie estaba creando con un solo dígito, todo era placer y no dolor. Arizona
abrió sus muslos más ampliamente, para darle ángulo a sus caderas permitiendo a
Callie ir más profundo en su cuerpo. En lugar de incomodidad o malestar,
Arizona, sentía una total y profunda satisfacción. Una vez más, eran lo más
cerca que dos personas podían estar.
No había manera de detener las
lágrimas de Arizona ahora.
Callie se retiró casi por completo,
luego se detuvo. -¿Más?
Arizona, asintió con la cabeza
rápidamente. -Más. Cuando Callie empujó hacia el interior con extremo cuidado,
Arizona, se aferró a su cuello y lo chupó con firmeza. Apartándose momentos más
tarde, ella alivió la marca que había hecho con su lengua. -Hazme venir de
nuevo.
Callie sabía exactamente qué hacer.
Apretó la yema del dedo pulgar contra el clítoris palpitante de Arizona y lo
frotó haciendo pequeños círculos, sin parar el movimiento deliberado de su dedo
en el coño de Arizona. A pesar de que su cuerpo aún se estremecía por su primer
orgasmo, le tomó menos de un minuto a Callie para enviarla al estremecimiento
de un nuevo orgasmo una vez más. Arizona, hundió la cara en el cuello de Callie
y gimió cuando ella llegó a su máximo, emocionada por el ajuste rítmico de sus
músculos internos alrededor del dedo de Callie.
Deslizando el brazo libre por debajo
de los hombros de Arizona, Callie la abrazó con fuerza. Redujo la velocidad de
la mano, luego se detuvo, pero no se retiró. El pecho de Arizona latía con
fuerza sintiendo una oleada de alivio, y ella rompió en sollozos.
-Está bien, cariño. Callie se acercó
más a Arizona, rodando a un lado y la envolvió en un cálido abrazo. -Déjalo ir.
Encantada de que Callie le estaba
dando espacio para ser emocional, sin pensar en lo peor, Arizona, se acurrucó
junto a ella y se dejó sentir el alcance de todo lo que había sucedido. Ella
acababa de superar un gran temor, sin ninguna dificultad real, y encima de eso,
Calliope Torres acababa de hacerle el amor a ella de una manera en que nadie lo
había hecho antes. Nunca se había sentido tan apreciada, tan adorada, tan
protegida. Ella no quería llorar, pero era la única manera de lidiar con todo
lo que Callie le hizo sentir en su interior.
-Te amo tanto…, se atragantó
Arizona, …-No sé cómo llegué a tener tanta suerte, y yo no sé si yo te merezco,
pero..." Ella sollozó, echándose hacia atrás para mirar a Callie. -Soy muy
afortunada, Calliope. Tengo tanta suerte.
Los ojos de Callie se llenaron de
lágrimas también. -Yo estoy totalmente segura que nadie nunca sintió esto por
mí antes... El dolor en su voz golpeó de lleno el pecho de Arizona. …-Yo te
amo, también.
La visión de las lágrimas de Callie
generó una especie de shock en Arizona. Al instante su atención se volcó hacia
ella, quería demostrarle a Callie lo mucho que significaban sus palabras.
Abalanzándose sobre Callie, Arizona besó las lágrimas que rodaban por sus
mejillas. -Felices para siempre, ¿Ok?
Riendo, Callie echó los brazos alrededor
de Arizona y la apretó. -Ese es el plan
Arizona se movió fuera del abrazo de
Callie, y comenzó a lamer por el cuello para tomar la punta de su pecho lleno
en la boca. Ella bañaba a Callie con su lengua, con besos húmedos y ardientes,
y sonrió cuando el pezón se endureció en un punto apretado. Callie abrió las
piernas y levantó las caderas, frotándose contra el abdomen de Arizona con un
gemido de dolor.
-¿Quieres venir?
Callie, con los puños de sus manos
cerrados en las sábanas. -Por favor.
Demasiado dispuesta a tomarlo con
calma, Arizona movió su boca abajo sobre el vientre de Callie, colocándose
entre los muslos. Abrió a Callie con los dedos, dejando al descubierto la carne
rosada hacia el aire frío. Acercándose, Arizona sopló suavemente en el coño de
Callie, amando la manera en que todo su cuerpo vibró en la anticipación. Tan
mojada como estaba, literalmente
chorreando, Callie era un festín que Arizona no podía resistir. Bajó la boca y
comenzó a arremolinar su lengua en torno al clítoris de Callie, gimiendo con
avidez por su sabor dulce.
Callie muy tentativamente colocó una
mano sobre la cabeza de Arizona, pero sin tirar de su cabello. No es que a
Arizona le hubiera importado, ahora todo su mundo era Callie, y lo único que le
importaba era darle placer.
-Esto no va a llevar… Callie arqueó
la espalda y gritó, golpeando la barbilla de Arizona cuando su cuerpo se
sacudió de forma errática.
Normalmente Arizona daría marcha
atrás y sacaría esto hacia fuera, pero no esta noche. Ella no estaba interesada
en las burlas. En este momento lo único que quería era sentir a Callie venirse
en su boca.
Callie jadeando ante el estremecimiento,
volvió a intentarlo. -Oh, Dios, nena, estoy casi… Esta vez las palabras de
Callie se cortaron con un ronco gemido. Todo su cuerpo se tensó, y apretó los
dedos muy ligeramente en el pelo de Arizona. Sonriendo, Arizona, rozó y chupó
el clítoris de Callie mientras ella temblaba bajo sus pies. Al disfrutar de
nuevo el torrente de la humedad que empapaba sus mejillas y su barbilla,
Arizona, estaba en el cielo.
Después de algún tiempo, el cuerpo
de Callie se relajó. Ella tiró débilmente en el hombro de Arizona y, tomando la
pista, Arizona, besó su camino de regreso por el cuerpo de Callie hasta que
llegó a su boca. Callie se zambulló en ella, barriendo la lengua por los labios
de Arizona luego presionando en la boca con un suspiro de satisfacción.
Arizona rompió el beso sólo para
respirar. -Eso fue increíble.
-Estoy bastante segura de que no
existe todavía una palabra para definir lo que fue.
Riendo, Arizona, se acurrucó al lado
de Callie. Ella estaba saciada de una manera en que no se había sentido en
meses, y tuvo que admitir que no había palabras para describir lo que acababan
de compartir.
-Este ha sido un buen día, dijo en
voz baja Arizona. -Un día realmente bueno.
-Estoy segura como el infierno que terminó bien.
Callie se apoyó en el codo, mirando hacia abajo a Arizona con una sonrisa
bonachona. -Gracias por eso."
-Fue un placer.
Callie puso su mano sobre el
estómago de Arizona y lo frotó suavemente. -Debemos hacer esto de nuevo en
algún momento.
Arizona, se rió. -Trata de
detenerme.
-¿Por qué iba a hacer eso?. Callie
pellizcó la cadera de Arizona, luego se inclinó para besarle la barbilla. -No
es que quiera cambiar de tema, pero Addison Montgomery está en la ciudad. Vamos
a tomar unos tragos mañana en la noche donde Joe, ¿quieres ser mi cita?.
A pesar de su malestar leve en su
última visita al Bar de Joe, Arizona, no lo dudó. Después de esta noche, no había
nada que no pudiera hacer. -Siempre.
-Cool. Invita a Teddy también, si lo
deseas.
-Súper. Arizona, bostezó, se encogió
de hombros dando a Callie una tímida sonrisa. -Lo siento. Esto tomó mucho de
mí.
Callie sacudió la cabeza. -No hay
necesidad de disculparse. De mi también.
-¿Crees que puedas acurrucarme sólo
por un ratito? Arizona, puso el edredón por encima de ellas, y luego tiró su
brazo por encima de la cintura de Callie y apoyó la cabeza en su hombro.
Callie besó la coronilla de su cabeza
y la abrazó, aún más cerca. -Por supuesto.
-Gracias, murmuró soñolienta
Arizona. Si sólo pudiera cerrar los ojos por un minuto, ella se recuperaría lo
suficiente como para lavarse, por lo menos. Tal vez incluso tomar un baño
caliente con Callie.
Esos últimos pensamientos la
acompañaron agradablemente a algunos sueños muy dulces.
Esta historia continuará…
Capítulo publicado
originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/4620.html
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