CAPÍTULO VEINTITRES
Esa mañana a Arizona
le tocaba declarar, Teddy llegó a su
apartamento exactamente una hora y media antes de que debieran presentarse en
la corte. De pie en su puerta con una sonrisa tentativa que no llegaba a sus
ojos, se veía casi tan nerviosa como Callie se sentía. -¿Dónde está Arizona?
Callie se hizo a un lado para permitir la entrada de
Teddy. -Vomitando. Ella hizo una mueca. -Durante toda la noche. Yo no creo que
ella tenga algo que le quede en el estómago. Sin embargo, ella ha estado
ansiosa y con náuseas por lo menos durante una semana. Nunca la había visto así.
Cerrando la puerta tras de Teddy, Callie se dejó caer contra la superficie
dura, física y emocionalmente abrumada por la tarea que tenía delante de ellas.
-Sólo tenemos que llevarla a la actualidad. Eso es todo en lo que estoy
centrada en este momento.
La tensión agudizaba las características ya angulares
de Teddy. -Sólo puedo imaginar cómo se siente. Todo lo que tengo que hacer es
sentarme allí y ya me estoy volviendo loca
-Yo también. Callie exhaló. -Haría cualquier cosa para
evitarle esto. En su lugar, a causa de
mi estupidez, ni siquiera habrá terminado después de hoy. Esta no será la
última vez en una sala de tribunal con ese pedazo de mierda. Ella se detuvo en
seco, sin entender por qué se le hizo tan fácil desahogarse con Teddy. No es
que Callie no confiaba en ella, pero siempre había pensado en ella como
confidente de Arizona. Sin embargo, se sentía bien poder expresar en voz alta a
su ansiedad. -Sé que he hecho las cosas aún más difíciles para ella, y no me
gusta eso.
Teddy dudó sólo un momento antes de tirar de Callie en
un fuerte abrazo. Cuando Callie se puso rígida por la sorpresa, Teddy murmuró:
-Sólo tienes que ir con ella, Torres.
Callie se rió entre dientes, y luego, al darse cuenta
de lo bien que se sentía, apretó los brazos y abrazó a Teddy por la espalda. El
contacto a tierra, le permitió tomar una respiración profunda, por primera vez
esa mañana. Avergonzada, Callie cerró los ojos y le susurró: -Gracias.
-No hay de qué, pero yo también necesitaba eso.
Créeme. Teddy se alejó, pareciendo un poco más relajada. Tomó a Callie por los
hombros y le dio una mirada severa. -Ahora vamos a asegurarnos que Arizona está
bien.
-Buena idea. Callie llevó a Teddy a su dormitorio. Una
vez dentro, se acercó a la puerta del baño con precaución, con la esperanza de
que Arizona no se avergonzara de su llegad
a. Echó una mirada a Teddy cuando ella suavemente
llamó a la puerta. -¿Arizona, bebé?, ¿Cómo estás?
-No súper, fue la respuesta amortiguada. -Una especie
de desear la muerte en este momento
Callie frunció el ceño, capturando la mirada de Teddy.
-Teddy está aquí.
-Oye, Arizona. Teddy logró una sonrisa a medias cuando
Arizona se rió débilmente con el apodo, a continuación, apoyó la frente contra
el marco de la puerta. -¿Cómo te sientes?
Un crujido provino del interior de la habitación.
-Ustedes pueden entrar
Abriendo la puerta lentamente, Callie se asomó dentro. Sintió una
opresión en el pecho al ver a Arizona en el suelo, sentada con la espalda apoyada
en la bañera. Todavía húmeda por la ducha, sólo llevaba una camiseta y las
bragas. Su piel era pálida, sus ojos sin brillo. A pesar de su feroz determinación
para testificar, en estos momentos Arizona se veía como una niña asustada.
Instintivamente, Callie se acercó a Arizona y se
arrodilló a su lado. Apartó un mechón de pelo rubio mojado lejos de la cara de
Arizona, frunciendo el ceño ante el calor pegajoso de su frente. -Cariño, va a
estar bien, murmuró Callie, odiando la forma hueca en que las palabras sonaron
en sus propios oídos. -Tú puedes hacer esto. Tú vas a ayudar a lograr que un
monstruo esté fuera de las calles hoy.
Arizona, asintió con la cabeza, y luego sollozó. Se
quedó mirando el suelo, y parecía tan extrañamente perdida que el corazón de Callie
se constriñó hasta el punto que apenas podía respirar. -No estoy segura que
pueda ponerme de pie. Me temo que pasará si lo hago.
Callie cerró los ojos, intentando sin lograrlo,
contener las lágrimas ante la confesión que susurró Arizona. Ella apretó los
labios en la frente de Arizona, deseando ardientemente ser ella la que tuviera
que testificar en lugar de Arizona. Por mucho que temiera a su propio día en la
corte, ella con gusto sufriría esa experiencia un millón de veces antes de
querer esto para Arizona.
-Nosotras te ayudaremos, dijo Teddy, rompiendo el
pesado silencio en la sala. -Callie, agarra la mano.
A pesar de que estaba agradecida de que Teddy estaba
allí para ayudar hacia lo inevitable, Callie odiaba alejarse de Arizona. Al final, lo hizo sólo
porque sabía que quedaba poco tiempo. Tenían que salir a la corte en breve.
Callie agarró la muñeca de Arizona y le dio una suave sonrisa. -¿Lista?
Teddy se acercó con una mano firme. Arizona, asintió
con la cabeza, visiblemente temblorosa cuando ella la agarró. -Está bien.
Callie se levantó despacio, ella y Teddy trabajaron
juntas para levantar a Arizona. Arizona se tambaleó, inestable, mientras
trataba de soportar su peso. Riendo débilmente, Arizona, se aferró a las dos,
apoyando la frente contra el hombro de Callie. -Lo siento mucho. Esto es
ridículo.
-No, no lo es. Callie le dio un beso en la parte
superior de la cabeza de Arizona, repasando mentalmente lo que tenía que
suceder antes de que pudieran salir por la puerta. Tenían que ayudar a vestir a
Arizona, y esperaba que pudiera aguantar en su estómago aunque fuera un poco de
comida. Dios sabe, que su bebé necesitaba fuerza hoy. -Tú eres médico. ¿Sabes
lo que el estrés y la ansiedad hace en el cuerpo humano. Eso es todo lo que es
esto. Sólo hay que centrarse en superar las próximas horas, y luego te sentirás
mejor.
-¿Tienes seleccionada la ropa? Teddy con cuidado se
desprendió de los brazos de Arizona, quien impresionantemente estaba decidida a
seguir adelante. -Puedo ir por ella.
Arizona, asintió con la cabeza. -En la cama. Tan
pronto como Teddy salió del cuarto de baño, Arizona hipó un sollozo silencioso.
-Esto es una mierda.
-Sí, lo es. Callie frotó la mano hacia arriba y hacia
abajo de nuevo en la espalda de Arizona, saboreando el calor de su piel a
través de su fina camiseta. -Pero tú eres un héroe. Eso es muy bueno.
-No he hecho nada aún, murmuró Arizona. -Él no está en
la cárcel. Entonces ella se puso rígida ligeramente, cuando sintió que sus
palabras desataron la conciencia culpable en Callie.
Si no iba a la cárcel, Arizona, no sería menos un
héroe. Pero Callie sería alguien que perdió el control y, al hacerlo, negó a
tres mujeres el cierre que se merecían. Tres mujeres, incluida la persona por
la que haría cualquier cosa para salvarla del peligro.
Ahora no era el momento de detenerse en sus
lamentaciones. Sacudiendo la cabeza, Callie se acercó más a Arizona. -No
importa. Lo que hace a un héroe es su voluntad de hacer algo que le asusta
hasta la muerte, porque sabe que es lo que hay que hacer. Estoy muy orgullosa
de ser tu pareja, no tienes ni idea de cuanto.
Arizona, se apretó contra ella, mientras que Callie
sintió todas sus curvas suaves y su cálida feminidad, provocando una oleada de
sentido protector en lo más profundo de su alma. Estar en la sala del tribunal con ese animal
sería una tortura. El había hecho esto.
Él era la razón por la que Arizona había pasado la mayor parte de la noche
acostada en el piso del baño.
Callie quería asesinarlo.
Teddy asomó la cabeza en el baño. ¿Lista para
vestirse?
-Tanto como lo obligan las circunstancias. Tomando una
respiración profunda, Arizona, cruzó la habitación para tomar la ropa que Teddy
le ofreció. -Gracias.
Alegre por el estoicismo repentino de Teddy, Callie se
hizo eco y dijo: -Sí, gracias.
-No es ningún problema. Teddy hizo un gesto para
voltearse a sus espaldas. -Voy a ir a esperar en el sofá.
Arizona no dejó salir a Teddy con una mano en la
muñeca. -No, quédate. Por favor.
-¿Estás segura? Yo podría hacer un sándwich. Parecía
reacia a quedarse allí con ellas. Para darles un poco de privacidad.
Arizona, negó con la cabeza, tirando de su camiseta fina sobre la cabeza.
Teddy sin problemas apartó los ojos de su desnudez, mientras que Callie
intervenido para ayudar a Arizona con la parte superior de la ropa que el fiscal
había sugerido. -Yo no estoy segura de poder retener nada en mi estómago ahora.
Y me gusta tenerlas a las dos aquí.
Impresionada cuando sus manos no temblaron al abotonar
la camisa de Arizona, Callie dijo: -Voy a meter un bocadillo en el bolso, en
caso de que cambies de opinión. Si puedes controlar la situación, deberías
tener algo en el estómago. Te ayudará con la sensación de mareo.
-Lo sé. Arizona, cerró los ojos, complacida por dejar
que Callie la vistiera. Subió un pie, luego el otro, para permitir que Callie
le pusiera sus pantalones. -Espero recordar lo que debo decir.
-Tú has
ensayado. Lo harás muy bien. Haciendo una pausa en sus preparativos, Callie acarició
con su pulgar la barbilla de Arizona
hasta que ella abrió los ojos. -Basta con mirarme a mí, si llega a ser
demasiado, ¿de acuerdo? Y si te pierdes o no estás segura qué decir, se honesta
acerca de eso. Todo el mundo va a entender que esto es difícil para ti. No te
juzgaran mal por ello.
-Yo sé, le susurró Arizona. Habían tenido esta
conversación más de una vez, pero Callie estaba feliz de hacer un refrito mil
veces si había alguna posibilidad de que Arizona se sintiera mejor. -¿He
mencionado lo mucho que odio a ese idiota por ponerme en esta situación?
-Yo también.
Ahora que Arizona estaba vestida, Teddy se reincorporó a la
conversación. -Pero lo bueno de hoy es que por fin tienes la oportunidad de
defenderse. Cuando les digas a todos lo que él te hizo, tú reclamarás el poder
que él te robó. Confía en mí, él es el que debería estar asustado de ti. Hoy es
tu día, hoy tú tienes el control.
Arizona, logró su primera sonrisa genuina de toda la mañana.
-Gracias, Teddy.
Increíble. Callie estaban viendo con nuevos ojos a
Teddy hoy, y se sintió de pronto muy
contenta por su presencia.
#
Callie se sentó en la primera fila de la galería,
justo detrás de la silla donde estaba sentado Kent Johnson quien estaba
revisando sus notas en un block. Teddy estaba a su izquierda, sólo separaba por una barrera de madera entre ella
y el hombre que sabía que iba a ser llevado en poco tiempo. El interior de
Callie se agitó en la anticipación, pensando que eso era sólo una fracción de
lo nerviosa que estaría Arizona. Dejarla a ella en la sala de conferencias con
Sandy había sido una de las cosas más difíciles que Callie había tenido que
hacer. Si ella no hubiera tenido necesidad de entrar en la sala del tribunal antes
de que el juicio se iniciara, nada podría haberle impedido estar al lado de
Arizona.
-Esto es insoportable, murmuró en voz baja Teddy. -Pobre
Arizona.
-Sí. Descansando su brazo sobre el respaldo de la
silla, Callie miró hacia la puerta al fondo de la habitación justo cuando ésta
se abrió y un hombre en un traje caminó hacia el interior empujando a Colin Thomas en una silla de ruedas. Una
mujer con un traje gris modesto siguió al abogado, sin duda había que añadir un
rostro femenino en el equipo de la defensa. El oficial uniformado que
flanqueaba el pequeño grupo abrió la media puerta, mientras que el abogado de
Colin estacionó a su cliente en el otro extremo de la mesa de la defensa.
El estómago de Callie le dio un vuelco al ver al
violador de Arizona, vestido con su ropa de domingo. Estaba recién afeitado,
con un corte limpio, y totalmente sin pretensiones. Por su apariencia y su
vestimenta, era difícil de creer que era el tipo de hombre que abusaría
brutalmente de las mujeres. Sus abogados habían tenido éxito en ese frente.
Callie apretó los puños en su regazo, mirando con disgusto como una mujer en la
primera fila de la galería se inclinó y murmuró en voz baja a Colin. Él sonrió
y se rió entre dientes mientras respondía.
-Él me pone enfermo. Con esfuerzo, Callie arrancó su
mirada de sus ojos vacíos. -¿Era su novia? ¿Sabía qué clase de hombre era
Colin? ¡Tenía por lo menos que sospecharlo!
Teddy volvió su atención hacia Callie, volteando
ligeramente su cuerpo lejos de la mesa de la defensa. – Totalmente de acuerdo.
Callie se quedó en silencio, cuando el alguacil
presentó el juez y se inició el procedimiento. Lauren Chase, había declarado el
día anterior. El primer orden de la agenda de hoy era el testimonio de Arizona.
Cuando Kent Johnson la llamó al estrado, el corazón de Callie saltó hacia
su garganta. El momento que Arizona
había temido finalmente había llegado.
Cuando la puerta de la sala se abrió y entró Arizona,
Callie se volvió y la miró a los ojos. Ella logró lo que esperaba fuera una
sonrisa tranquilizadora, pronunciando “Te amo”. Arizona, inclinó la cabeza en
reconocimiento. Luego ella se echó los hombros hacia atrás y avanzó hacia el
estrado de los testigos, con un foco único. Ella mantuvo su mirada fija en el
oficial de justicia mientras prestó juramento, y una vez que se sentó, fijó en
Callie una larga mirada antes de volver su atención a Kent Johnson.
Kent dijo algo que Callie se las arregló para no oír,
demasiado distraída por intentar leer la expresión de la cara de Arizona.
Luego, la voz fuerte de Arizona llenó la sala del tribunal. -Mi nombre es Dra.
Arizona Robbins. Soy una cirujana pediatra, y trabajo en el Hospital Seattle
Grace Mercy West.
El corazón de Callie estaba en su garganta. Arizona,
sonaba tan en control, a excepción de un ligero temblor que probablemente sólo
Callie notó. A pesar de su ansiedad paralizante, Arizona parecía preparada para
ofrecer un sólido rendimiento. Callie intentó forzar su cuerpo a relajarse, no
quería que Arizona la viera nerviosa si
le ocurría mirarla. Las primeras preguntas fueron fáciles, pero se pusieron más
difíciles rápidamente. Controlando su expresión
facial, Callie se concentró en ser la fuente de calma y confianza que Arizona
sin duda necesitaba.
A pesar del intento de Callie de mantenerse en el
estoicismo, no pudo dejar de contener la respiración cuando Kent le hizo la primera
pregunta desafiante. Esta fue:
-Así que salió del hospital aproximadamente a las
nueve de la noche, luego se dirigió a su coche en el estacionamiento de empleados.
Ahora, sé que esto es difícil, pero ¿podría decirme por favor qué pasó
entonces?
Arizona abrió la boca para responder, como lo había
hecho con cada una de las preguntas anteriores, pero luego su mirada se desvió
hacia la mesa de la defensa. Callie sabía lo que iba a ocurrir incluso antes de
que ella viera el pánico en los ojos de Arizona. Mirando tan asustada como
Callie nunca la había visto, Arizona, se congeló.
#
Él estaba tan cerca. No más de quince metros de
distancia, Arizona adivinaba, no es que ella supiera cómo juzgar la distancia
de forma fiable incluso en las mejores circunstancias. Y estas no eran buenas
circunstancias en absoluto. Solo el hecho de estar en la misma habitación con
él la hacía sentir como si Colin Thomas estuviera justo encima de ella. Una vez
más.
Mirando por encima de la mesa de la defensa había sido
un error, uno que se había prometido a sí misma que no haría. Pero el impulso
fue demasiado fuerte. El conocimiento de que él estaba ahí hizo imposible no
satisfacer su curiosidad morbosa.
Sus ojos se encontraron con los de ella
inmediatamente. Él no se traicionó con ninguna reacción, aunque podía sentir
una sonrisa de satisfacción al acecho debajo de su expresión plácida. Su mirada
se deslizó sobre su cuerpo, sutilmente, antes de hacer contacto con los ojos de
nuevo. Arizona, odiaba lo sucio que la hizo sentir con una sola mirada.
¿Estaría recordando lo que sintió al abrirse paso dentro de ella? ¿Cómo luchaba
y gritaba y lloraba?
Temblando, Arizona, apartó la mirada de Colin Thomas
sólo para encontrarse con los ojos de
una morena con el ceño fruncido que estaba sentaba detrás de él. Desconcertada,
Arizona se dio cuenta de que probablemente era su novia, tal vez incluso su
esposa. Ella tenía una mirada furiosa y estaba actualmente dirigiendo toda esa
ira hacía Arizona.
-Dra. Robbins. ¿Qué pasó cuando se fue a su coche?
Con esfuerzo, Arizona arrastró su mirada de nuevo a
Kent Johnson, quien la miró con una mezcla de férrea determinación. A pesar de
su aparente confianza de que Colin Thomas sería declarado culpable, nunca tuvo
pelos en la lengua sobre lo mucho que necesitaba la ayuda de Arizona para que
eso sucediera. Eso significaba que tenía que hablar. Esa era la razón por la que
ella estaba aquí. Excepto que la garganta se sentía apretada y era difícil
respirar, y ahora que había mirado a los ojos a Colin Thomas, no podía dejar de
pensar que iba a tener que hablar justo en frente de él. No podía dejar de
sentir su presencia.
“Callie”. Arizona, pensó en el consuelo de su mirada
de amor, con la esperanza de encontrar la fuerza para seguir adelante. Arizona
entonces dirigió su mirada hacia Callie y Teddy, quienes le sonrieron desde la
galería y entonces se calmó al instante. Cada uno de ellas tenía agarrada la
mano de la otra, mirando casi con tanto miedo como Arizona se sentía. De alguna
manera, a sabiendas de que estaban tratando con todas sus fuerzas para ser su
apoyo la vista de su propia incomodidad ayudó a aliviar su estado de ánimo.
Esto era realmente una mierda. Casi sería divertido si no fuera una pesadilla.
Al exhalar, Arizona volvió su atención a Kent. Ella
sólo tenía que regresar a sus respuestas ensayadas y lograr responder. No tenía
otra opción. -La luz cerca de mi lugar de estacionamiento se había oscurecido.
Llamé a seguridad desde mi teléfono celular para informar de ello, pero seguí
caminando hacia mi coche de todos modos. Justo cuando estaba a punto de abrir
la puerta del lado del conductor para entrar al vehículo, un hombre me abordó
por detrás.
-¿Él la atacó?
Al negarse a sucumbir a la tentación de mirar a Colin
Thomas de nuevo, Arizona, dijo: -Sí. Él me destrozó la cara y el hombro en la
ventana, y luego me arrastró a la hierba en el borde de la parcela. Me tiró al
suelo, y cuando traté de levantarme, me dio un puñetazo en la cara.
-¿Le dijo algo a usted?
Sintiéndose como un glotón para el castigo, Arizona
echó la mirada hacia la tribuna del jurado. La única cosa peor que mirar al
hombre que la violó fue la mirada fija en los rostros de los hombres y mujeres
que decidirían su destino. Más tarde pasarían las fotos la evidencia de su
cuerpo magullado y maltratado, se leerían los informes médicos que detallaban
sus lesiones, y las transcripciones de revisión del testimonio que ella estaba
dando ahora. Ella odiaba la forma expuesta y vulnerable que se sentía frente a
este grupo de cinco hombres y siete mujeres.
Sin embargo, fue alentador el visto bueno de una
jurado, una mujer joven que la animó a seguir adelante. -Me dijo que me
callara. Luego me dio un golpe de nuevo y me inmovilizó en el suelo. Me dijo
que me callara o que me mataría.
-¿Usted le creyó?
-Completamente.
-Entonces, ¿qué pasó?
Arizona tragó saliva. Esta era la parte que realmente
había estado temiendo. La descripción de una golpiza era una cosa, pero hablar
de lo que la había dañando era otro asunto. Una vez más, miró a Callie para
sentirse segura. Callie le devolvió la mirada, era la viva imagen del amor y
del apoyo. Sin romper el contacto visual, Arizona, comenzó a hablar. -Él empezó
a tratar de desnudarme, tirando de la camisa y los pantalones. Me preguntó si
yo sabía lo me iba a hacer. Yo estaba demasiada asustada para contestar, así
que cerré los ojos, pero él me abofeteó hasta que los abrí de nuevo. Fue
entonces cuando me dijo que iba a 'follar' en mí. Me llamó puta y me preguntó
si me gustaba.
-¿Hablaste con él?
-Le rogué que me dejara ir. Le dije que había llamado
a seguridad, con la esperanza de que él
se fuera. Pero él me dijo que no planeaba tomarse mucho tiempo. Arizona, respiró hondo, y luego
añadió. -Fue entonces cuando me di cuenta que tenía desabrochado mi pantalón
con mi cremallera hacia abajo. Me entró el pánico y empezó a forcejear con él.
-¿Cuánto mides, doctora Robbins?
Aliviada por tener otra pregunta fácil, Arizona respondió
ésta con confianza. -Mido cinco pies con cinco pulgadas
-¿Qué altura estima que tendría su atacante?
-Le dije a la policía que pensaba que era de unos seis
pies de altura, más o menos un par de pulgadas. Arizona sabía que Colin Thomas media
seis pies con una pulgada mientras estaba tratando de olvidar que él seguía
mirándola. -Era mucho más fuerte que yo. Me dominó con facilidad. Cuando traté
de alejarme, me dio un golpe en la cabeza, entonces me giró hacía mi estómago.
Traté de gritar, pero él me tiró del cabello y empujó mi cara en la hierba. Me
dijo que si no me quedaba tranquila, él iba a "hacerme daño de verdad"
-¿Y de nuevo, le creyó?
-En este punto él me dio un puñetazo en la cara y me
golpeó la cabeza por lo menos cuatro veces. Golpes duros. Podría haberme matado
si hubiera querido. Pero yo ya estaba bastante segura de que eso no era lo que él
buscaba. Él quería violarme. En ese momento, mi único objetivo era lograr salir
de la situación con vida. Arizona,
respiró hondo, tratando de evitar otra oleada de náuseas. -Así que me encontraba
allí. Él me tocó con los dedos un poco, luego puso su mano sobre mi boca y me
penetró con su pene.
¿Él la penetró por vía vaginal?
Arizona, se miró las uñas. Ser precisa fue humillante.
-Sí.
-¿Cuánto tiempo duró el asalto?
-No lo puedo decir con certeza. Era tan doloroso que
se sentía como si fuera una eternidad. Yo estimaría no más de cinco o diez
minutos, sin embargo.
Kent se apoyó en la mesa y cruzó los brazos sobre el
pecho. -¿Qué pasó después?
Esta parte ha sido siempre difícil de decir, incluso
cuando sólo se había ensayando y Callie estaba sosteniendo su mano. Sola en el
estrado de los testigos, no sabía cómo iba a conseguir hablar de ello. Con la
cara enrojecida, Arizona, dijo: -Él
eyaculó dentro de mí. Pensé que me dejaría después, pero él se quedó encima de
mí. Tenía sus manos dentro de mi camisa y él estaba tocando mis pechos y sus
caderas moviéndose alrededor. Él me dijo
que esperaba haberme embarazado. Ella vaciló, su voz se quebró. Sacudida, su mirada
revoloteaba por la habitación sin su permiso. Sin embargo, Colin, ya no ocultaba su maldad tan bien, y Arizona
se le quedó mirando. Luego miró a su compañera, que de repente parecía incapaz
de mirarla a los ojos.
-Vamos, Dra. Robbins.
Arizona, miró de nuevo a Callie, que se sentó en el
borde de su asiento, con los hombros hacia atrás y el pecho hacia fuera. La
ansiedad desnuda en su rostro había desaparecido, sustituida por la ira, a
Colin, y el orgullo, que Arizona supuso que era todo para ella. Callie tenía su
brazo alrededor de Teddy, que se apresuró a enjugar sus lágrimas con un visible
apretón de manos. Una vez más, la visión de su sistema de apoyo le dio la
fortaleza para seguir adelante.
-Dos de mis colegas salieron al estacionamiento y
vieron que él me tenía en el suelo. Gritaron al ver lo que estaba pasando, así
que él salió de mí y se fue corriendo.
Arizona, se tomó un momento para exhalar, consciente de que una de las partes
más difíciles ya había quedado atrás, hasta el interrogatorio de la defensa,
por lo menos. -Mis compañeras me llevaron al interior del hospital donde se
recogieron las pruebas y se llamó a la policía.
-¿Estaba usted en condiciones de dar a la policía una
descripción detallada de su atacante?
Arizona, miró de nuevo a la tribuna del jurado,
sintiéndose casi que se estaba disculpando por la respuesta que tenía que dar.
Kent sabía que su falta de descripción física a la policía era un tema que
sería planteado por la defensa, por lo que él sentía que era importante que
ella fuera abierta y reconociera que no había conseguido un buen vistazo de
Colin Thomas. La evidencia de ADN en combinación con las pruebas
circunstanciales, y las similitudes de lo que él había dicho a cada víctima, hacían
que la falta de una identificación visual fuera de poca importancia.
O al menos eso es lo que Kent estaba tratando de
vender al jurado.
-Como he dicho, la luz cerca de mi coche estaba
apagada, así que estaba muy oscuro. Pero me di cuenta que era un varón de raza
caucásica, de unos seis pies de altura. Tenía la cabeza llena de cabello y, en
ese momento, vello facial. Sus manos
olían a tabaco... Arizona inspiró. …-Eso fue todo lo que fui capaz de decirle a
la policía.
-¿Cuando se enteró de que había una coincidencia de
ADN en comparación con la esperma de su violación?
-Un poco más de dos meses más tarde. Janis Martínez,
la detective asignada a mi caso, me llamó para decirme que estaban en
condiciones para concluir que el ADN de mi violación coincidía con el ADN de una violación que acababa de ocurrir en el
apartamento de otra víctima. Ella me dijo que el semen que habían recogido en
mí pertenecía a Colin Thomas. Arizona, volvió a mirarlo, deliberadamente. Cada
vez que lo hacía, se sentía un poco menos asustada y un poco más cabreada. Ella
iba a necesitar eso para la siguiente parte.
Kent cogió un mando a distancia de la mesa junto a él
y se proyectó una gran foto en la pantalla que se había colocado junto al
estrado de los testigos, en ángulo hacia el jurado. A pesar de que Arizona se
dijo a si misma que no iba a mirar, se inclinó y coló un vistazo rápido
mientras un soplo de reacción recorrió el jurado. Era una foto de su cara,
sucia, hinchada y maltratada, casi irreconocible. Ella abrió la boca, junto con
el jurado, y luego se dio la vuelta.
-Este fue un ataque muy violento. Kent hizo clic en un
botón en el mando a distancia a través del resto de las fotos de esa noche.
Como no quería ver nada más, Arizona vio
al jurado, y cómo reaccionó cada uno de
ellos. Ellos tenían una expresión de ira, asco, tristeza y compasión. -Dra.
Robbins, ¿podría darnos una breve descripción de sus lesiones? Tanto físicas
como emocionales.
-Yo estaba cubierta de rasguños y contusiones,
hinchazón y dolor, por un par de semanas. Él... rasgó mi vagina ligeramente, lo
que requirió puntos de sutura y también fue muy doloroso... Con una infusión de
una inyección repentina de valentía mezclada con pura furia, Arizona se encontró
con la mirada de Colin de nuevo. Y se negó a mirar hacia otro lado. …-Pero las
peores lesiones, causadas por Colin Thomas cuando me violó son las que todavía
estoy tratando hoy, incluso después de que mi cuerpo se ha curado. Pesadillas,
ataques de pánico, dificultad para tener intimidad con mi pareja, ansiedad,
pérdida de confianza en mí misma, pérdida de confianza en los hombres. Mucho de
esto ha mejorado con el tratamiento, pero todavía estoy tratando con todas esas
cosas. Es posible que siempre lo haga.
Increíblemente, casi inexplicablemente, Colin Thomas
bajó la mirada. Ya no se regodeaba, se quedó con la mirada fija en el bloc de
notas en frente de él, tomó una pluma y comenzó a escribir. Ella no podía decir
si estaba de verdad tomando notas, haciendo dibujos o simplemente bajó la
mirada para no tener que mirarla más. De cualquier manera, se sentía como la
victoria.
-Gracias Dra. Robbins. No tengo más preguntas.
Las palabras indicaban la siguiente fase de su
testimonio, la parte que había estado temiendo más. No tenía idea de lo que el
interrogatorio podría traer. Kent la había ayudado a ensayar respuestas a las preguntas
que él supuso que le podían hacer, pero eso no significaba que iba a tener una
respuesta para lo que el abogado defensor pudiera preguntar. Todo lo que tenía
era una lista de lo que hacer y no hacer y el saber que ella no era la persona
que había cometido un crimen.
El abogado, Bob Colin Lintz, se levantó y dando una
sonrisa de falso se dirigió a Arizona: -Buenos días, Dra. Robbins.
-Buenos días. Arizona, se enderezó. Ella no iba a
bajar la guardia ni por un momento. No con este hombre.
-Sé que esto debe ser muy difícil para usted. Está
claro que sobrevivió a un muy violento, muy caótico, muy confuso asalto. Hizo
una pausa, como esperando que le contestara, pero Arizona se quedó tranquila. Kent
le había dicho que respondiera a preguntas directas y nada más. Es evidente que
el reconocimiento de que ella no iba a ser sorprendida en un intercambio informal,
Bob dijo: -Dra. Robbins, ¿cuántas veces su agresor la golpeó en la cabeza y la
cara?
-Colin Thomas me golpeó con fuerza en la cabeza y la
cara cuatro veces.
Bob miró al jurado. -¿Diría usted que estaba aturdida
por los golpes repetidos en la cabeza?
-Yo estaba aturdida brevemente después de cada golpe,
pero yo estaba consciente durante el ataque. Y consciente de lo que estaba
pasando.
-Estaba oscuro, usted estaba aturdida y asustada, y
que fue casi totalmente incapaz de proporcionar una descripción física de su
violador a la policía. ¿Eso es una declaración correcta?
Arizona, vaciló. -Sí.
-Durante el asalto sexual, el asaltante la penetró y
se mantuvo su cara pegada en la hierba. Eso es lo que dijo, ¿no?
Servil en tener que pensar en su traumática experiencia
repetida de nuevo, Arizona, trató de conservar la calma. -Sí.
-Así que la única razón por la que usted cree que el
Sr. Thomas fue quien la violó es porque se le dijo que las pruebas de ADN apoyan
esa conclusión?
-Eso es cierto. Sí.
La sonrisa de Bob se desvaneció. -Dra. Robbins,
¿cuánto sabe usted acerca de la exactitud de las pruebas de ADN?
Kent se puso de pie. "Objeción. El conocimiento
del testigo de las pruebas de ADN es irrelevante.
El juez, una mujer de piel oscura con una expresión de
intensidad perpetua asintió con la cabeza. -Sostenido.
Bob no perdió el ritmo. -Dra. Robbins, como cirujano,
un científico, ¿podría afirmar que la prueba de ADN es fiable al 100%?
-Muy pocas cosas en la vida son del 100%.
-Cierto... Bob inhaló para seguir hablando, pero
Arizona lo cortó.
-Sin embargo, el ADN es generalmente reconocido como
seguro en todos menos en 1 de cada 100 mil millones de casos. Supera con creces
el "más allá de toda duda razonable estándar”.... Arizona, hizo una pausa
y luego dijo: …-Como estoy segura que usted sabe.
Claramente nervioso, Bob vaciló por un momento antes
de que lograr una respuesta. -Lo que sé es que las pruebas de ADN no sin fiables
al 100%. Y, francamente, no creo que el análisis cuestionable de las pruebas recogidas
por su colega se pueda conectar de forma fiable a Colin Thomas con su asalto.
Kent estaba de vuelta en sus pies. -Objeción. ¿Tiene
el abogado una pregunta para mi testigo o acaba de tomar esta oportunidad para
lanzar una cruzada de un hombre contra la exactitud indiscutible de la prueba
de ADN?
Bob inspiró aire: -No tengo más preguntas para el testigo,
su señoría.
Arizona se quedó totalmente sorprendida como Bob se
dirigió de nuevo a la mesa de la defensa y se sentó. “¿Eso fue todo?” Había
estado esperando más, más degradación, más objeciones, más trauma. En cambio,
su interrogatorio apenas la rozó. ¿Era realmente posible que ella acabara de
llegar al final de esta cosa?
-Gracias, Dra. Robbins. El sonido de la voz de la juez
rompieron los pensamientos de Arizona. La incredulidad la inundó ante el
conocimiento de que ella fue excusada. Todo había terminado. Cuando el alguacil
se acercó al estrado de los testigos, le llevó un momento para darse cuenta de
que necesitaba ayuda para ponerse de pie. Él ofreció su brazo y ella lo tomó
por instinto, sabiendo que iba a necesitar el apoyo.
Sus piernas no paraban de temblar. No por temor, sin
embargo. Ella no tenía miedo. Con ese pensamiento en mente, Arizona, miró a
Colin Thomas al pasar junto a la mesa de la defensa. Él la miró a los ojos
brevemente antes de irse a susurrar algo al oído de su abogado. Arizona,
sonrió. Él ya no tenía ningún poder sobre ella, nunca más. Ninguno.
Ella era libre.
#
Diez minutos más tarde, Arizona, se animó ante un
golpe en la puerta de la sala de conferencias donde se sentó con Sandy,
esperando el receso de la corte. Sabiendo que tenían que ser Callie y Teddy,
ella corrió y abrió la puerta con una sonrisa de aliento. Callie echó una
mirada a su rostro y a su expresión, tirando de ella en un fuerte abrazo.
-Usted fue increíble, murmuró Callie. Roció besos por
línea de la mandíbula de Arizona, acariciando su cuello antes de que se alejara
con una sonrisa mostrando los dientes. -En serio, nena, pateaste el culo en esa
sala
-¿Sí? Yo pensé que me fue bastante bien,
también."Por mucho que Arizona quería mirar sólo a los ojos amorosos de
Callie siempre, sintió a Teddy flotando torpemente cerca y cambió su atención a
su mejor amiga. Los ojos de Teddy estaban rojos y parecía como si ella
estuviera entre uno de varios ataques de lágrimas. -Oye, Teodora. ¿Estás bien?
Asintiendo con la cabeza, Teddy se disolvió cuando
ella echó los brazos alrededor de Arizona en un abrazo desesperado. -Estoy tan
orgullosa de ti. Ese hombre es un cabrón de mierda… Teddy resopló, luego dio un
paso atrás y embarazosamente se limpió la cara. …-Dios, yo tenía que estar aquí
para apoyarle. No convertirme en un caso perdido.
-¿Día duro? Arizona, se rió entre dientes.
Teddy puso los ojos y se secó sus lágrimas de nuevo.
-Un poco, sí.
Arizona le dio una palmada en la espalda. -La parte
más difícil ha terminado.
Teddy ladró una risa, encogiéndose de hombros mientras
ella se retiró detrás de Callie. -Honestamente, Arizona. Fuiste muy valiente,
tanto hoy como esa misma noche. A riesgo de sonar estúpida y trillada,
realmente eres mi héroe.
-Gracias. Sonrojada con efusivos elogios de Teddy,
Arizona, se movió de nuevo en el abrazo donde Callie la esperaba. Cerrando los
ojos, absorbió la sensación de seguridad que había estado anhelando durante
todo el día. -Estoy tan contenta de que esta parte haya acabado
-Dios, yo también… Callie le dio un suave apretón. …-¿Qué
te parece si nos vamos de aquí y salimos a almorzar?
El estómago de Arizona gruñó ante la mera sugerencia.
Al parecer, la náusea se había ido. -Yo podría comer.
Callie sonrió. -¿Teddy? ¿Tienes hambre?
-Claro. Teddy sonrió con valentía, obligando a Arizona
para dar un paso adelante y tomar su mano.
Arizona dio Callie una mirada sutil, a continuación,
llevó a Teddy a la esquina de la sala, fuera del alcance del oído. -Si necesitas
hablar...
Con las mejillas rosadas, Teddy asintió con la cabeza.
-Hoy, no. En algún momento, sí. Ella levantó la mirada y buscó la cara de
Arizona. -Pero sólo si está bien para ti.
-Tú siempre has estado allí para mi…, murmuró Arizona.
-Voy a estar aquí para ti cuando te sientas lista para ello.
-Te lo agradezco... Teddy besó en la mejilla a
Arizona, y luego dijo: …-Si no te importa, tengo que ir a refrescarse antes de
irnos. ¿Nos encontraremos de nuevo aquí?
-Tómate tu tiempo. Ahora que la parte más difícil
había terminado, Arizona, se sentía extrañamente complaciente. El ir a comer
sería genial, al igual que ir a casa, pero, después de la declaración, a ella
no le importaba tanto lo que iba a hacer, o en qué orden lo haría, cuando ella se
dio cuenta de lo fantástico que se sentía estar viva. -Vamos a estar aquí.
Después que Teddy salió de la habitación, Sandy se
separó de su conversación con Callie para responder a una llamada telefónica.
Ella asintió con la cabeza a Arizona a modo de disculpa, y luego salió de la
habitación siguiendo a los talones de Teddy. Feliz de estar a solas con Callie,
Arizona, se acercó a su compañera y frotó la parta baja de su espalda. -Hola.
Callie sonrió y tiró de ella en otro abrazo. -Óyete, a
ti misma.
Arizona, metió un mechón de pelo oscuro detrás de la
oreja de Callie. -¿Estamos todavía en curso de esa cita de esta noche?
-Si tú lo deseas, no puedo pensar en otra cosa que quisiera
compartir contigo para celebrar lo que acabas de hacer.
Arizona, se estremeció ante la prensa caliente de las
manos de Callie sobre sus lados. -Me siento mucho mejor ahora. Y apoyo 100% eso
Acercando aún más su abrazo, Callie le susurró: -Bien
Arizona, pasó los dedos por el cabello de Callie,
sacando un suspiro de satisfacción. -¿Cómo te sientes?
-Me alegro que esta parte haya terminado... Callie se
endureció ligeramente. …-Todavía hay más por venir.
Detectando una grieta en el estado de ánimo positivo
de Callie, Arizona, dijo, -¿Así que ahora te sientes más o menos nerviosa por
tu testimonio?
Callie se echó hacia atrás y se encontró con su
mirada. Su barbilla temblaba. -Yo no lo sé. No es lo mismo. Yo no creo que sea
posible que me sienta más nerviosa.
-Yo sé que da miedo, pero no será tan malo como piensas.
Te lo prometo.... Con la esperanza de sacar una sonrisa, Arizona, plantó un
beso juguetón en el centro del labio inferior de Callie. -No fue tan terrible
como me imaginaba que podía ser. En realidad, sentí como una especie de poder.
Callie se encogió de hombros y miró al suelo. -Sí,
pero va a ser diferente para mí. Ni siquiera puedo imaginar lo difícil que fue
hacer lo que acabas de hacer, pero al menos sabías que no habías hecho nada
malo. Eso tenía que ayudar.
-Hola. Arizona, dio le dio un pellizco firme al
trasero bien formado de Callie, provocando un pequeño grito. -Ya está bien. No
hiciste nada malo, tampoco.
Obviamente, tratando de reprimir una sonrisa, Callie
golpeó ligeramente la mano de Arizona. -¿Y si yo no hice nada malo, por qué me
gané ese pellizco?
-Debido a que tienes un gran culo.
Eso le valió una sonora carcajada, auténtica. Callie
sacudió la cabeza, tirando a Arizona en un abrazo extra-largo. -Creo que eres
mejor en animarme que lo que estoy haciendo en vítores para arriba.
-No es cierto. Tú fuiste increíble esta mañana. Y en
la corte cada vez que pensé que no sería capaz de seguir adelante, te miré.
Sólo verte de que me dio fuerza. Arizona dio un beso en el lóbulo de la oreja
de Callie, luego le susurró: -No hiciste nada malo. Tú sólo actuaste por amor,
nadie fue dañado de forma permanente, y, sinceramente, tenías derecho a un poco
de rabia, teniendo en cuenta las circunstancias
Callie apretó su abrazo. -Siempre y cuando tú creas
eso, entonces yo estoy bien.
-Eso es lo que creo, claro que sí… Arizona, hizo una
pausa. …-Además, lo caliente que es el pensamiento de que te enfrentaste a ese
cabrón. La defensa de mi honor con la actitud y la sangre caliente latina y sexy.
Callie se echó a reír y besó la mejilla de Arizona.
-¿Te sientes mejor?, ¿no?
“Mejor” ni siquiera lo comenzaba a cubrir. A pesar de
su preocupación persistente acerca de la sentencia, Arizona, estaba en éxtasis.
Había cumplido con su deber y se mantuvo fuerte. No sólo eso, ella había mirado al monstruo que la había
estado persiguiendo en su vida hasta que él miró hacia otro lado. Esta noche
iba a comer una cena francesa de lujo y hacer el amor con una mujer hermosa,
antes de levantarse en la mañana para ir a trabajar con sus niños en el
hospital.
Haciendo uso de lo que ella sabía que era una sonrisa
ridículamente alegre, Arizona, dijo: -Estoy feliz.
Callie no dudó antes de irrumpir con su sonrisa propia,
como por reflejo. -Yo también.
Y allí fue cuando la inspiración golpeó. De repente,
Arizona, supo exactamente cómo animar a Callie y esperaba convencerla, de una
vez por todas, que saldrían de todo esto con su relación intacta. Esta noche
iba a poner su plan en acción. Si todo iba bien, no habría escasez de cosas por
las que celebrar.
Ella no podía esperar.
Esta historia continuará…
Capítulo publicado
originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/7750.html
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