CAPÍTULO
VEINTICUATRO
Arizona estaba tramando algo. Nunca fue buena para el engaño, mientras más emocionada estaba por mantener algo en secreto, más evidente
se hacía el hecho de que ella tenía uno. Ahora ella estaba, literalmente,
saltando en su silla en el restaurante francés elegante. Callie había elegido
para ella un vestido azul que hacía juego con sus ojos y mostró un toque de
buen gusto por la decisión. A pesar de la visión cautivadora de Arizona que
mostraba más piel en público de que lo había hecho en meses, la mirada de
Callie estaba clavada en su cara. Sus hoyuelos se mostraban con toda su fuerza
y parecía que no tenía una sola preocupación en el mundo.
-Dios, eres hermosa. Callie parpadeó cuando la sonrisa
de Arizona creció increíblemente. Ella no se había dado cuenta siquiera que
había hablado en voz alta. Era cierto, sin embargo. -Te ves genial.
-Al igual que tú. La mirada de Arizona se deslizó por
el pecho de Callie antes de hacer un viaje de regreso lento a la cara. -Me
siento como la chica más afortunada del mundo, cuando te pones ese vestido.
Callie sonrió, inclinándose sobre la mesa para ofrecer
una visión a Arizona, de la parte superior de sus pechos. Ella se echó a reír
cuando el enfoque de Arizona cambió de inmediato hacia abajo. -Es por eso que
me lo puse. Sé cuánto te gusta la vista.
Arizona, miró a su alrededor en el comedor, con una sonrisa
en sus labios rosados. -Lo mismo sucede con todos los demás. Te has puesto los
ojos un montón de cabezas de esta noche... Arrugando la nariz, adorable hasta
la médula, agregó: … -Es algo bueno que no soy celosa
-Opino lo mismo. Callie se inclinó sobre la mesa y tomó
la mano de Arizona. -Debido a que estás realmente impresionante esta noche. Es
como si estuvieras brillando.
-Me siento aliviada. Al correr su dedo pulgar sobre
los nudillos de Callie, Arizona, murmuró, -La vida es buena.
Tan contenta como estaba de ver tan inmersa a Arizona
en su positividad, Callie no podía silenciar la pequeña voz, preocupada en su
interior, que le advertía que esta burbuja idílica que estaban viviendo podría
no durar. Arizona podría prometer su amor y devoción durante todo el día, ella
podría incluso decirlo, pero ninguna de las dos sabía lo que pasaría después de
Callie declarara. Había demasiado en el aire. Dependiendo del resultado del
juicio, no podrían tener otra noche de celebración como esta durante mucho
tiempo.
Como si percibiera la dirección que los pensamientos
de Callie habían tomado, Arizona, le apretó la mano. -La vida es buena.
Callie exhaló, centrándose en lo que estaba justo en
frente de ella en este momento. Arizona era todavía de ella. Esta noche se
celebraba el valor de Arizona y Callie quería honrar lo que ella había logrado
y hacer de esta una noche para recordar. A juzgar por la mirada astuta en el
rostro de Arizona, se hizo totalmente claro que se estaba quemando por revelar
alguna gran sorpresa. Arizona, estaba exactamente en la misma página. Esta
noche era especial y ambas lo sabían.
-La vida es muy buena, murmuró Callie, mirando a Arizona directamente a los ojos. Trazando
la punta de los dedos sobre la palma de Arizona y con una sonrisa inocente, le dijo:
-¿Así que vas a romper y me dices, o estás esperando a que yo te trate de
convencer?
La boca de Arizona se abrió con fingida sorpresa. -No
tengo ni idea de qué estás hablando.
-Claro que no... Sintiéndose traviesa, Callie extendió
su pie y rozó la punta hasta la pantorrilla de Arizona.
…-Eres completamente sutil. En serio. No tengo absolutamente ninguna idea de
que estás guardando un secreto.
Arizona, incluso con el ceño fruncido era preciosa.
-Yo soy sutil.
-Sutil como una estampida de búfalos.
Un repique muy impropio de una dama estalló de la risa
en Arizona. Con los ojos abiertos, se puso una mano sobre su boca y logró una
mirada tímida alrededor mientras luchaba con un caso de risa. Cuando finalmente
recuperó el control, ella negó con la cabeza y miró a Callie con los ojos
brillantes. -Me encanta la forma en que me haces reír, Calliope.
-A mi también… Nada se sintió mejor que escuchar a Arizona
en medio de la alegría. Las últimas semanas cuando la risa de Arizona había
desaparecido había sido lo peor en la vida para Callie. …Te amo. Tú mereces ser
feliz.
Arizona, se incorporó un poco más erguida. –Tú me haces
feliz.
Callie sonrió, llegando a través de la mesa para tomar
la otra mano de Arizona. -Tú me haces feliz también.
Arizona, se mordió los labios, negó con la cabeza y
luego dijo: -¿Cómo te sientes acerca de los flash mobs?
Callie parpadeó. Ahora ella estaba confundida. -¿En
qué sentido?
-¿Te gusta el concepto de los flash mobs?
-¿Un grupo de personas que presentan en algún lugar para
bailar juntos?. Con incertidumbre acerca
de a dónde iba la conversación, Callie no sabía cómo responder. "-Sí, es
genial. Sería divertido ver algo así. ¿O es que estás a punto de preguntarme si
me quiero unir?
Arizona exhaló. Luego sacó una pequeña caja de su
bolso, el estuche de un anillo. La
respiración de Callie se quedó atrapada en shock al ver ese objeto en la mano
de Arizona. Si Arizona estaba a punto de hacer lo que Callie pensó que iba a
hacer, entonces este era sin duda uno muy grande, un secreto muy emocionante.
Era un milagro que Arizona hubiera sido capaz de aguantar tanto tiempo.
Obviamente recogiendo sus pensamientos, Arizona, se
aclaró la garganta. -Yo no creo que alguna vez realmente me vi a mí misma
haciendo esto, lo que yo voy a hacer, quiero decir. Nunca pensé mucho sobre
ello antes de conocerte. Dicho esto, me había imaginado que si alguna vez lo
hiciera: proponer a una mujer, estoy totalmente segura que lo lograría en un
gran gesto, romántico... Arizona arqueó una sonrisa. …-Como un flash mob para
ti.
El corazón de Callie amenazaba con salirse, como
martillaba dentro de su pecho. De alguna manera esto no era lo que ella había
estado esperando en lo absoluto. No es que ella se quejaba. -Grandes gestos
están sobrevalorados, susurró.
-Me alegro de que lo creas así, porque tengo la
sensación de que los flash mobs son un dolor de de cabeza de organizar, y yo
realmente no quería esperar para hacer esto. Tomando una respiración profunda,
Arizona, abrió la caja del anillo y reveló un anillo de diamantes absolutamente
precioso. Elegante y femenina, hizo que Callie se sintiera increíblemente
hermosa, y ella ni siquiera se lo había puesto en ese momento. …-Este es el anillo
de boda de mi abuela, la madre de mi padre. Se suponía que iba a ir a mi
hermano, para que él se lo diera a la mujer con quien se casara.
La garganta de Callie se tensó ante la enormidad de lo
que Arizona le daba. Era demasiado. No tenían idea de lo que iba a suceder
después, y Callie no quería poner a Arizona en una posición en la que se vieran
obligadas a romper una promesa. Porque eso es lo que este anillo era, una
promesa de siempre. Una promesa de seguir las cosas, para bien o para mal.
-Cuando Tim murió, mi padre me lo dio. Pensaba que
sólo lo había guardo para mí, la verdad. Yo nunca, nunca imaginé que algún día
conocería a una mujer en la que confiaría y amaría tan completamente para que
yo realmente quisiera regalar algo tan valioso ... Arizona tomó el anillo de la
ranura, a continuación, apartó la caja a un lado. Ella miró a los ojos de
Callie una vez más. …-Calliope, tu eres mucho más valiosa para mí de lo que cualquier
pieza de joyería, posiblemente, puede transmitir. Tú eres mi pareja en todos
los sentidos de la palabra, y mi mejor amiga, y la persona con quien quiero
pasar el resto de mi vida.
La boca de Callie se abrió cuando Arizona tomó su
mano, deslizando el anillo en el dedo con facilidad. Se ajustaba. Se encontró
con la mirada de Arizona, con la boca abierta y completamente sin palabras.
Arizona, levantó sus manos unidas ligeramente, bajando
la cara para besarle los nudillos a Callie. -Te amo, Calliope Torres.
Incondicional. Para siempre. Con todo lo que ya hemos superado, sé que podemos
hacerlo a través de cualquier cosa… Con los ojos brillantes, Arizona, se rompió
en una sonrisa que era la definición misma de oreja a oreja. …-¿Quieres casarte
conmigo?
-Yo…. Con la visión borrosa, a Callie le falló la voz.
Asustada por el atronador latido de su corazón, ella colocó la palma de su mano
libre sobre su pecho y trató de respirar. Miró su dedo anular, maravillada por
la complejidad del trabajo de filigrana en la banda. …-Este anillo es...
-Tuyo. Los hoyuelos de Arizona se profundizaron. -Ese
anillo es tuyo.
Callie no sabía cómo procesar toda la emoción que se
arremolinaba en su interior. Aún con lo aterrorizada que todavía estaba a punto
de testificar, ella no podía decir que no. Ella no quería decir que no. No sólo
porque ella preferiría morir antes que romper el corazón de Arizona así, sino también porque no había
sonado nunca más emocionante ser la mujer de Arizona. –Sí…, le susurró Callie.
…-Por supuesto que me casaré contigo.
Arizona golpeó suavemente, pero con entusiasmo, a
continuación, saltó de su silla para tirar de Callie sobre sus pies en un
fuerte abrazo. El aplauso silencioso, disperso, estalló en el comedor cuando la
gente que se había fijado en la escena, reaccionó ante los resultados. Arizona,
se echó hacia atrás y sonrió por la habitación, luego le susurró a Callie, -La
única cosa que podría hacer esto mejor sería que todos se levantaran y
empezaran a bailar, ¿no?
Callie se rió y se liberó de Arizona con un suave beso
en los labios. -Nada podría hacer esto mejor. Ella saludó a los clientes
sonrientes alrededor de ellas, luego se sentó y miró de nuevo el anillo cuando
Arizona tomó su asiento. Ahora que la euforia inicial se alejaba, su ansiedad
se apoderó de ella de nuevo. -Tengo miedo de aceptar esto antes de ir a declarar.
No miró a la cara de Arizona cuando su temor más profundo se derramó,
preocupada de echar a perder lo que
realmente había sido la propuesta perfecta.
-Sé que tienes medo, y esa es la razón más grande por
la que yo quería darte esto ahora.
-Obviamente, sabes que si algo sucediera... Callie se
apagó, odiando el dolor en la cara de Arizona cuando ella habló de sus dudas
nuevamente. …-me gustaría devolver el anillo. Yo sé lo que significa para ti.
-No hay devolución de anillo... Los ojos de Arizona se
iluminaron. …-No hay rompimiento
posible. No más de un delincuente, violador y patético.
La camarera eligió ese momento para llevar su comida,
junto con una botella de champagne que no habían pedido. De pelo castaño rojizo
y con una radiante sonrisa, sus ojos brillaban al mirar hacia atrás y adelante
entre ellas. -Yo no podía dejar de darme cuenta que tenemos algo que celebrar.
Arizona, le devolvió la sonrisa, una vez se reflejaban
en su rostro los arco iris y la alegría. -Ella dijo que sí.
Después de verter el champán en las copas, la camarera
se dirigió a Callie con un meneo excitado, similar a los que hacía Callie al
emocionarse, que le recordaba un montón a Arizona. -¿Puedo verlo?
Callie levantó la mano, reunida en la mirada de Arizona
con una sonrisa tímida, cuando la camarera suspiró sobre el anillo. Arizona
llegó a la mesa y le dio un apretón tranquilizador a su muñeca. Cuando la
camarera se alejó después de felicitarlas
a las dos, Arizona, sacó la mano izquierda de Callie sobre la mesa, haciendo
caso omiso de su plato de pato con la intensión de ajustar el anillo en el dedo
de Callie.
-La única manera de que Colin Thomas pueda hacerme
daño ahora es me cueste el amor de mi vida. Confía en mí cuando digo que no voy
a dejar que eso suceda. Al aceptar este anillo ahora, estás haciendo un
compromiso de que ninguna de las dos permitirá que eso suceda... Arizona inhaló aire, mientras sus lágrimas caían a pesar de la sonrisa trémula que
todavía mantenía. …-Por favor, por favor, no dejes que nos destruya, Calliope.
No sé cómo haría para sobrevivir sin ti.
-Por supuesto que no lo haré. Callie tomó las manos de
Arizona y le besó el dorso de sus dedos. Por todo lo que habían hablado sobre
lo qué pasaría por el testimonio de Callie, ésta era la primera vez que Callie
realmente creyó que Arizona podría luchar para mantener su relación viva, sin
importar lo que pasara. Avergonzada de que le había llevado tanto tiempo para
encontrar una fe absoluta en la mujer que amaba, Callie limpió las lágrimas de
Arizona a distancia con el pulgar. -Me encanta el anillo. Y tú, Te amo.
-Te amo, también.
Queriendo ofrecer Arizona, algo más esta noche que
sólo sus inseguridades, Callie dijo: -Las dos sabemos que nunca imaginé estar
con alguien como tú. Pero ahora que te he conocido, no puedo imaginar amar a
nadie más que no seas tú. Estoy aceptando este anillo porque creo que eres la
única para mí. Y te prometo que no dejaré quitar eso de nosotras, tampoco.
Aún con los ojos llorosos, Arizona le dio una amplia
sonrisa. -Bueno. Ahora vamos a comer nuestra cena para que podamos ir a casa y
meternos en la cama. ¿De acuerdo?
Totalmente a bordo con esa sugerencia, Callie cogió el
tenedor y la buscó en su plato principal la carne de aspecto suculento. -Buen
provecho.
#
Una hora más tarde, Callie luchaba por abrir la
puerta, mientras Arizona, la besaba dulcemente en el pasillo fuera de su
apartamento. Si bien esta no era la primera vez que habían sucumbido a la
voluntad antes de hacerlo en el interior, Arizona no había sido tan pública con
su afecto en meses. Ella no estaba siendo abiertamente sexual, simplemente se quedó con los brazos envueltos
alrededor del cuello de Callie, derramando hasta la última gota de su emoción
en la unión de sus labios. Callie no podía recordar un momento más perfecto en
toda su vida y odiaba tener que alejarse para adaptar con éxito sus llaves en
la cerradura.
-Vamos a ir directamente a la cama…, murmuró Arizona,
acariciando la espalda de Callie cuando por fin logró abrir la puerta. …-Debido
a que tanto como me encanta este vestido, he estado esperando toda la noche
para salir de el.
Callie sonrió mientras cerraba la puerta detrás de
ellas. Se colocó al lado de Arizona antes de que pudiera alejarse, Callie la
tiró de espaldas en el círculo de sus brazos. -Qué casualidad... Ella besó el
cuello de Arizona mientras arrastraba la cremallera en la espalda de su vestido
hasta la base de su espina dorsal. -Yo estaba pensando del tuyo exactamente lo
mismo.
Arizona, se estremeció, aferrándose a Callie tan
pronto como sus hombros quedaron desnudos. Se quedó inmóvil, cuando Callie le
quitó el vestido, a continuación, remilgadamente salió del vestido que se había
agrupado alrededor de sus tobillos. Su mirada se volvió depredadora al llegar a
la cremallera de Callie. -Ahora.
-Pero tal vez no estamos listas para desnudarme
todavía. Callie fingió agacharse lejos de los dedos de Arizona, pero se dejó
atrapar fácilmente.
Entre risas, Arizona luchó con la cremallera del
vestido de Callie. Demasiado impaciente para contener un segundo más, Callie
pasó la mano por la entrepierna húmeda de la ropa interior de color rosa muy de
Arizona. La risa de Arizona se convirtió en un gemido. -Deja de tratar de
distraerme.
Obediente, Callie se volvió a medias para que Arizona
pudiera descomprimir el vestido el resto del camino. Se le ocurrió la audacia de
tocar con libertad a Arizona y ella, había aceptado el contacto. Callie no
había considerado las posibles repercusiones de este tipo de caricia íntima,
incluso después del día que habían tenido. El hecho de que Arizona no se había
inmutado le dio la seguridad de que a pesar de la intensa y agotadora mañana,
ella estaba totalmente ocupada en el presente. Más que eso, parecía dispuesta a
perderse en la seguridad de su conexión íntima.
Arizona, finalmente despojó a Callie del vestido,
dejándola solamente con el sujetador y las bragas. Debido a que se habían vestido
para la cita por separado en las
habitaciones, para "preservar la magia", de acuerdo con Arizona, Callie
se aseguró que prestar atención, cuando Arizona, obtuvo su primer vistazo de la
ropa interior de encaje negro que acababa de comprar para esta ocasión.
-¡Wow!... Arizona se quedó mirando el pecho como si
guardara el secreto de la vida. …-Simplemente... ¡wow!.
-Para ti…, Callie tomó las manos de Arizona y las
colocó sobre sus pechos. …-¿Te gusta?
Acariciando con las manos sobre el delicado material,
Arizona, le susurró: -Me encanta.
Callie sacó a Arizona en otro abrazo, desesperada por el
contacto de piel a piel. Suspiró ante la prensa familiar de Arizona en contra de
sus curvas suaves, a continuación, la besó en la mandíbula con un gemido de
satisfacción. -Ahora podemos ir a la cama.
Arizona, volvió la cara para capturar la boca de
Callie y luego inhaló, -no estoy segura de que seré capaz de dejar de besarte
el tiempo suficiente para caminar hasta tan lejos.
-No hay problema…
Exhortando la misma fuerza que la hacía un cirujano ortopédico capaz,
Callie levantó de Arizona en sus brazos. -No tienes que hacerlo.
Arizona abrió la boca, claramente sorprendida, y
envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Callie. Luego hundió sus dedos
en el cabello de Callie, con el pecho agitado. -Caliente. La boca de Arizona se
estrelló contra la de ella otra vez, causando estragos en la capacidad de
Callie para poner un pie delante del otro.
Callie logró llevar a Arizona a la habitación sin hacerla
caer o tropezar con nada, ganando sus puntos. Cuando finalmente llegó a la
orilla de la cama, depositó a Arizona sobre los pies, suavemente. Luego llevó las manos a la cara de Arizona y la besó
un poco más.
Rompiendo un poco más tarde, Arizona murmuró, -Métete
en la cama, Calliope. Quiero hacerte venir.
Esas palabras directas, pusieron a Callie en el fuego.
Se arrastró sobre el colchón, pero antes de que pudiera rastrear hasta su
almohada, Arizona puso una mano en la pantorrilla.
-Espera.
Callie se quedó helada. -Está bien. Todavía poyada en
sus manos y en sus rodillas, ella sabía que estaba dando a Arizona una bonita
vista. Ella miró por encima del hombro, no se sorprendió al encontrar la mirada
de Arizona fija en su culo. Ella sonrió. -¿Ves algo que te gusta?
Arizona, se mordió el labio y miró a los ojos de
Callie. -Quiero que sea de esta manera.
El estómago de Callie revoloteó agradablemente con el
pensamiento. Le encantaba ser tomada desde atrás, le gustaba especialmente que Arizona
la tomara por la espalda. Esa había sido siempre su posición favorita para la
penetración, pero no era algo que habían hecho desde el ataque de Arizona.
Sencillamente, no había llegado durante las relaciones sexuales. Ahora que lo
tenía, Callie se dio cuenta de lo muy vulnerable que la posición era realmente
y lo que podría desencadenar potencialmente para Arizona.
Con esto en mente, ella tomó una respiración profunda
y se concentró. No iba a rechazar los deseos de Arizona, especialmente cuando
se aproximaban mucho a los suyos. Pero ella tuvo necesidad de comunicarse.
-¿Está segura?
Arizona le dio una mirada que dejó en claro que
escuchó la preocupación de Callie y que comprendió lo que estaba pidiendo. -Me encanta hacerte
llegar de esa manera.
-Me encanta, también. Callie arqueó su espalda y movió
su trasero, ávida de los dedos de Arizona. -Tócame, Arizona. No me hagas esperar
después de todos los besos.
Arizona, agarró sus caderas, luego las manos por las
nalgas. Callie puso sus rodillas más lejos, empujando su culo en el aire. El
colchón se movió, cuando Arizona se estableció detrás de ella y Callie contuvo
la respiración a la espera. Ella estaba tan caliente y tan enamorada de Arizona
Robbins que se sentía como si ella pudiera desparecer. O eso, o perder el
conocimiento. Lo único que podía ayudarla era ser tocada por ella.
Callie se quedó sin aliento cuando Arizona apretó la
boca contra la entrepierna de sus bragas. Se balanceaba hacia adelante sólo
para que Arizona la arrastrara de nuevo, cubriendo la parte inferior de besos
cálidos intercalados con pellizcos juguetones. No era el contacto que ella había
estado esperando, pero le encantó cada segundo de la atención de Arizona.
-Me encantan estas bragas, Cal. Arizona pasó el dedo
por el material que cubría los labios de Callie, llamando la atención sobre el
hecho de que ella estaba vergonzosamente mojada. –No sé ¿las dejo o te las
quito?
Pan comido. -No. Sus muslos temblaban cuando Arizona
lentamente disminuyó sus bragas hacia abajo sobre sus caderas.
-Pensé que podría besar un poco más. Los labios de
Arizona se movieron a través de la piel desnuda de Callie cuando ella se
reveló, a partir de la parte superior de sus nalgas y, finalmente, trabajando
su camino hasta los labios de Callie. Arizona arrancó las bragas de sus
piernas, y luego la tiró a un lado. Sus manos volvieron al culo de Callie y lo
abrieron. -Espero que no te importe. Arizona, hundió la lengua en el valle
entre las nalgas de Callie.
Callie gimió. –A mi no… Ella agarró la almohada,
apretando los dedos, cuando la lengua de Arizona se deslizaba a lo largo de sus
labios. …-no me importa.
-Bien. Arizona comenzó a lamer y chupar en serio,
devorándola con un entusiasmo que Callie nunca antes había experimentado, al
menos no en esta posición. Era como si obtuviera un oasis de Arizona en el
desierto. Ella no estaba segura de que jamás se había sentido tan deseada o más
sexy en toda su vida.
Los brazos de Callie se sacudieron a continuación,
agotados, lo que la hizo parte superior del cuerpo cayera sobre el colchón.
Apoyó la cara en las sábanas y simplemente se concentró en mantener su trasero
en el aire. Nunca había sabido que era posible ser adorada tan a fondo. Era
abrumador de la mejor manera posible.
El corazón de Callie casi se detuvo con el trazado de
Arizona de la punta de su lengua alrededor de su ano. Apretando los puños, ella
contuvo el aliento mientras Arizona reemplazó su lengua, con lo que parecía el
pulgar. Este era el tipo de sexo que habían tenido antes de la violación, divertido,
aventurero, espontáneo y rizado. No había esperado que Arizona volviera a este lugar tan pronto.
Testificar al parecer había imbuido su confianza y la renovó tal vez incluso le
concedió el cierre genuino.
Detectando la pregunta no formulada por el contacto de
Arizona, Callie dijo: -Sí...
Arizona, se echó a reír. -¿Deseosa?.
-Sólo un poco. Callie movió su trasero, contenta de
que Arizona estaba tan alegre. Esta mañana, ella nunca había imaginado que
terminaría el día así. -Tócame ahí, bebé. Por favor.
-Te amo. Arizona, arrastró el pulgar hacia abajo y
entró en el coño de Callie con un empuje de confianza. -Estás mojada.
El placer recorrió el vientre de Callie cuando Arizona
acarició a lo largo de sus paredes interiores. Entre gemidos, dijo, -Te amo,
también. Y joder, sí, lo estoy.
-Boca sucia... Arizona, se retiró de su coño, luego se
trasladó hasta volver a jugar con el anillo fuerte, sensible de sus músculos.
…-Eres una niña traviesa.
Callie se balanceó sobre sus rodillas, mientras Arizona
la acariciaba ligeramente en el interior. Ella gimió ante la sensación que la
hizo casi perderse ante la penetración anal, y luego abrió la boca con un grito
ahogado cuando Arizona se moderó en un toque poco más profundo. -Oh, eso se siente
bien.
-Bien, le susurró Arizona. Ella cambió de posición
otra vez. El cosquilleo del delicioso aliento caliente en sus labios tensos
hizo vibrar a Callie en la anticipación. -Estoy a punto de hacerte sentir muy
bien.
La risa de Callie se convirtió en un gemido cuando la
lengua de Arizona volvió a trabajar, lamiendo y chupándola a ella por la
espalda, mientras el pulgar suavemente trabajaba dentro de su culo. Mientras
clavaba las uñas en las palmas, Callie apretó los puños y se concentró en el
placer vertiginoso que Arizona creó con sus dedos y la boca. Muy rápidamente,
los muslos empezaron a temblar.
Callie levantó la cara. -Vas a hacer que yo me vaya.
No le importaba, en absoluto, pero sabía que Arizona disfrutaba elegir exactamente cuándo llegaría a su cenit.
Tan pronto como se dio el aviso, su coño se contrajo y tuvo que apretar los
dientes y pensar acerca de cómo realizar una cirugía de resección intestinal
para evitar el orgasmo. No quería llegar al orgasmo hasta que ella supiera que
Arizona estaba lista. -¿Puedo entrar?
Arizona, se alejó riendo entre dientes. -Gracias por
preguntar.
-No es problema. Callie gimió de frustración cuando su
punto culminante retrocedido. -Así es que ¿no?
-No es un no. Se desplazó en la cama una vez más. -Quiero
que vengas, Calliope, pero quiero que realmente sentirte cuando lo hagas
Callie puso los puños de sus manos sobre su cabeza y
puso sus rodillas separadas en la medida que podía. Quería que Arizona la
hiciera venir. -Fóllame. Callie contuvo el aliento, tan pronto como las palabras
salieron de su boca, impetuosas, preocupada por el efecto que podrían tener en
Arizona.
Sin embargo, Arizona sólo dijo, arrastrando los dedos
por la humedad de Callie. -Di por favor.
-Por favor.
Arizona, entró en su coño con lo que parecían ser dos
dedos. Su pulgar se mantuvo enterrado en el culo de Callie. -Por favor, ¿qué?
Arrastrada por el deseo evidente de Arizona para el
sexo caliente, sucio, Callie no lo dudó. -Fóllame. Por favor, Fóllame.
Arizona, se regresó de vuelta empujado en su interior
con un empuje poderoso, causando que Callie se moviera hacia adelante sobre las
rodillas. Ella no podía recordar la última vez que la había sentido tan
insensible. En la cena se había imaginado que volverían a casa y harían el amor
dulce, tiernamente. En lugar de eso estaba siendo tomada con doble penetración
y al estilo perrito. Y ella no lo quería
de ninguna otra manera.
-Se siente increíble, Calliope. Sin dejar su firma de empujes
profundos, Arizona, de alguna manera logró desabrochar los ganchos en la parte
trasera del sujetador de Callie. Tomó todos los bits de la concentración de
Callie para levantar una mano, luego la otra, para permitir que Arizona le
quitara el sujetador y tirarlo a un lado de la cama. Una vez que se había ido,
Arizona, se puso de rodillas detrás de Callie y llegó con la mano libre por debajo del pecho de Callie,
ahuecando el pecho. -Frota tu clítoris para mí. Ayúdame a hacerte llegar.
Callie colocó su mano entre sus piernas y se acarició
a sí misma, gimiendo de placer en voz alta. Arizona, pellizcó su pezón mientras
le acariciaba los senos, deteniéndose ocasionalmente para hacer rodar la punta
dura entre sus dedos. Entre su propia mano acariciando su clítoris y las dos de Arizona, llenando su culo y el coño,
jugando con sus pechos, ella llegó casi de inmediato, perdida en una explosión
de placer. Se dejó caer sobre su vientre cuando
salió de su orgasmo, agradecida de que Arizona le diera un respiro sin
detener el movimiento de sus manos.
Decidida a resistir lo que sea de Arizona le diera,
Callie gimió a través de un segundo orgasmo que comenzó menos de un minuto
después de que el primero terminara. En este punto ella estaba acostada con la
mano atrapada debajo de la pelvis, los dedos húmedos presionando contra su
clítoris palpitante. Cuando parecía que Arizona estaba dispuesta a intentarlo
una tercera vez, Callie llegó a la espalda y le dio unas palmaditas en el muslo
débilmente. -Misericordia.
Arizona, se rió entre dientes, rozando sus pechos
desnudos contra la espalda de Callie mientras ella le dio un beso entre los
hombros. -Eso fue súper caliente.
-Oh, sí. Con esfuerzo, Callie alzó la cabeza y atrapó
la mirada de Arizona. A pesar de que Arizona, tenía una sonrisa con dientes, la
alegría despreocupada había desaparecido de sus ojos. Preocupada, Callie tocó
la mejilla de Arizona. -¿Estás bien?
Arizona, asintió con la cabeza rápidamente. Demasiado
rápido. -Sí. Voy a sacar ahora, ¿de acuerdo?
-Está bien. Callie reprimió su instintiva mueca de
dolor cuando Arizona retiró sus dedos. Ella estudió la expresión de Arizona, en
busca de alguna pista sobre lo que estaba pensando. El sexo había sido sin
lugar a dudas muy bueno. Arizona había estado feliz. ¿Qué demonios había
sucedido? Inestable, Callie se tumbó de lado y tocó la muñeca de Arizona. Su
anillo brillaba, ya que captó la luz de la lámpara de noche. -Arizona
-Voy al baño. No te muevas, sin embargo, ¿de
acuerdo?... Arizona, salió de la cama, tirando un beso coqueta por encima del
hombro. …-Yo ya vuelvo.
Callie esperó a que Arizona cerrara la puerta del
baño, y luego rodó sobre su espalda con un suspiro. Tanto para el cierre.
#
Arizona, se miró en el espejo sobre el lavabo mientras
se lavaba las manos. Ella mantuvo su radiante sonrisa en su rostro a pesar de
que Callie no podía ver nada, con miedo a entregarse a la emoción inquietante en
ese momento. La noche había sido perfecta en todos los sentidos, la cena y su
propuesta, el sexo alucinante que acababa de tener, y Arizona desesperadamente
no quería echar a perder con su reacción estúpida y fugaz por la forma en que
acababa de tomar a Callie.
Su inquietud no se debía a la posición que acababan de
utilizar. Tampoco los actos que habían realizado. Por el contrario, Callie
sobre sus manos y rodillas, había despertado a Arizona hasta el punto del
aturdimiento. Las bragas que aún llevaba empapadas y sus pezones erectos,
tensamente adoloridos en contra de las tazas de su sostén de satén eran prueba
de ello. Es por eso que fue era frustrante que su cerebro no acaba de tomar la
pista y se hubiera apagado por un rato. Ella no se sentía orgullosa del
resultado de su procesamiento emocional y estaba preocupada de que su pena
podría interferir con el resto de la noche.
Callie llamó suavemente a la puerta del baño.
-¿Cariño?
-Sí. Arizona, miró su sonrisa en el espejo, y luego
abrió la puerta del baño. Callie se apoyó en el marco de la puerta, desnuda y
sexy sin esfuerzo. Arizona tragó saliva, haciendo caso omiso de la punzada en
su vientre al verla. -Hola. Lo siento
-No hay nada que lamentar. Buscando su rostro, Callie
tocó la mejilla de Arizona como si tuviera miedo de cómo ella podría
reaccionar. –Habla conmigo, ¿Fue mucho?
Maldiciendo su ridícula obsesión que amenazaba con
mancha lo que acababan de compartir, Arizona, dijo: -No, fue fantástico. ¿No
crees que fue fantástico?
-¿Estás bromeando? Fue increíble... Callie tomó la mano
de Arizona entre las suyas. …-Pero puedo ver que algo le está molestando. ¿Fue
lo que dije?
-¿Qué dijiste? Arizona, se esforzaba por recordar todo
lo que había salido de la boca de Callie, no del todo segura de lo que Callie
pensaba que le habría podido disgustar. Ella no había sido disparada. Ese no
era el problema. -No, fue perfecto. Sonrojada bajo el peso de la mirada
interrogante de Callie, Arizona tomó la mano y la condujo de nuevo a la cama.
Ella dudó brevemente antes de llegar a la espalda para desabrochar el
sujetador. -Esta noche ha sido perfecta, Calliope.
La mirada de Callie se desvió hacia sus pechos
desnudos, antes de regresar a la cara. –Pero tú expresión me dice que algo esta
mal. Sólo quiero asegurarme que estás
bien. Hizo una pausa para ver a Arizona quitarse las bragas y luego dijo: -Tú
sabes que me lo puedes decir, ¿verdad?
Suspirando, Arizona retiró la colcha y se metió en la
cama. Ella dio unas palmaditas en el espacio vacío a su lado. -¿Te unes a mi?
-Siempre. Callie se deslizó por debajo de la colcha y
se tendió a su lado. Levantó el brazo, dando a Arizona una mirada cautelosa.
-¿Te puedo abrazar?
-Por supuesto. Arizona, se tumbó de lado, lejos de
Callie, y luego deslizó hacia atrás hasta que Callie la abrazó por detrás.
Colocando el brazo de Callie sobre su estómago y cerrando los ojos, avergonzada
por la forma, obviamente, que había sido afectada por el sexo que acababan de
tener, dijo: Lo siento mucho. Realmente fue increíble, Cal. Dios, no creo que
jamás te haya visto tan hermosa. Tan sexy. La voz de Arizona falló. -Me sentí
increíble.
-Sí, lo fue. Callie apretó su brazo alrededor de la cintura
de Arizona. Sus pechos apretados contra su parte posterior, hicieron estremecer
a Arizona. -Echaba de menos el estilo perrito. Eres tan buena en eso.
-Bueno, lo intento. Arizona quería pasar por alto el
dolor en el pecho, pero ella sabía que la única manera de salir más allá de la
torpeza que había introducido esta noche era hablar sobre el problema de
frente. -Lo extraño, también. Eso es lo que estaba pensando. Tú sabes...
después….
-¿Echas de menos el estilo perrito?
Arizona, se encogió de hombros, sintiéndose estúpida, impotente
y molesta en general. -Sí. No era exactamente sobre la parte trasera de entrada
el sexo, aunque no del todo-. Ella desplegó los dedos de Callie y puso su mano
sobre su estómago, disfrutando de la sensación de la conexión táctil de Callie.
-Echo de menos lo fácil. Echo de menos lo simple. Echo de menos hacer lo que se
siente bien y no pensar en nada, excepto tú y yo cuando estamos juntas.
Callie acarició con labios el hombro de Arizona. -¿Así
que te molesta?
Arizona exhaló. Bien podría ser completamente honesta.
Su anillo en el dedo era de Callie, y nada de lo que confesara iba a cambiar el
hecho de que se amaban. -Es ridículo y ... y un poco feo, supongo, pero yo
estaba ... envidiosa. De ti. Por un minuto.
-¿Por qué?
-Porque eres capaz de entregarte a mí, sin vacilación
y amar cada segundo de ello. Debido a que no tienes que vivir con los recuerdos
que yo tengo... Arizona se encogió al escuchar las palabras que salían de su
boca. …-¡Dios, Calliope!, me gustaría pasar por todo de nuevo un centenar de
veces para salvarte de tener que saber qué se siente. Pero al verte justo
ahora, tan caliente y con confianza y con ganas... hasta me sentí celosa.
Debido a que tú no… No sabes lo que es.
Arizona contuvo el aliento mientras esperaba a Callie
para responder. No tenía la menor idea de cómo iba a reaccionar ella a lo que acababa
de decir. ¿Cómo reaccionaría, si se cambiasen las tornas? Ella comprendió por
qué se sentía así y asumió Callie también lo haría, pero en serio, ¿qué tan
loco era que había tenido un momento de casi resentimiento por Callie no por
haber sido dañada?
Maldita sea. Lo único que quería era una noche de
libertad. Tal vez hubiera sido ingenuo creer que tal cosa era posible, pero después
del sentido genuino de cierre que sintió hoy en el tribunal, había creído
sinceramente que esta noche podría pertenecer a ella y Callie solamente.
Descubrir que Colin Thomas todavía estaba en la cama con ellas fue desgarrador.
Callie acarició con los dedos el vientre de Arizona y
la besó en el hombro con más firmeza. -Va a ser más fácil, Arizona. Con el
tiempo.
-Yo sé que así será. Por supuesto que lo sabía. Muchas
cosas habían llegado ya más fácil. Pero eso no borraba en lo más profundo de
ella, su temor más oscuro. -Pero ¿y si nunca es realmente fácil de nuevo?
Callie no habló durante mucho tiempo. Ella trazó
círculos alrededor del ombligo de Arizona y hundió la cara en su cabello.
Finalmente, le dio un suave apretón. -Incluso si no es así, seguiremos teniendo
sexo caliente y seremos muy felices y tendremos el tipo de relación que las
otras personas sueñan con encontrar. No importa lo que pase, incluso cuando no
sea fácil, vamos a tenernos una a la otra. Y eso es más que suficiente,
¿verdad?
Arizona, sonrió de verdad por primera vez desde que se
escapó al baño. -Tienes razón. Ella suspiró, sacudiendo su tristeza. Ella había
dado a Colin Thomas suficiente atención por una noche. Si ella quería salvar
esta noche y la celebración de su compromiso, era el momento para concentrarse
en otras cosas. Al igual que la forma en que el suave toque de la mano de
Callie la estaba conduciendo a la distracción. -Tiene que ser una buena señal que
estoy encendida, ¿verdad?
Los dedos de Callie se calmaron por un momento, luego
los deslizó a través de su vientre, hasta la cadera. -Me gusta el sonido de
eso... Ella besó el cuello de Arizona, y luego su hombro. …-¿Puedo lamerte?
Sonaba tan maravilloso, tan seguro, pero Arizona
quería probar otra cosa. -¿Vas a tocar mis pechos?
-Me encantaría... Callie tiró de ella. …-Date la
vuelta.
-No, de esta manera... Arizona, miró por encima del
hombro, encontrando la mirada de Callie. …-Quédate conmigo.
Callie se quedó helada. Arizona, esperaba a que ella
se negara, en su lugar tomó una respiración profunda y luego se relajó. -Muy
bien. Ella se apoyó en el codo, rociando besos a lo largo de hombro desnudo de
Arizona. Sus dedos se deslizaron más cerca de su ombligo, y luego suavemente
hasta acariciar la curva de un seno. -Nunca te he visto lucir más radiante de
lo que lo has hecho esta noche en la cena. Y yo nunca te he amado tanto como lo
hago ahora mismo.
Arizona, temblaba mientras sus pezones se apretaron en
protuberancias dolorosas. Una ola de deseo se estrelló sobre ella, llevando
consigo un trasfondo de miedo leve. Desde hace meses, ser tocado sexualmente
desde atrás había estado estrictamente fuera de los límites. Sin embargo, no
podía negar que se sentía bien. Ella podría no estar lista para el estilo
perrito, pero honestamente creía que podía manejar esta situación. Todo lo que
tenía que hacer era centrarse en el olor de Callie y en la seguridad de su
abrazo.
-Por favor, no pares, murmuró Arizona.
Callie le dio un beso al lado de su cuello. -No lo
haré. Ella movió su mano para cubrir el pezón de Arizona, aplicando una presión
suave que calmaba su carne dolorida. -Se siente tan bien en mis brazos.
-Yo me siento bien, también. Arizona, volvió la cabeza
y se encontró con los labios de Callie en un beso lento. Ella se estremeció de
placer cuando Callie pasó rozando su pezón, luego se trasladó a acariciar la
punta de la otra mama. Rompiendo el beso, Arizona susurró, -Vas a ser mi
esposa.
La amplia sonrisa de Callie provocó una sonrisa de
respuesta en Arizona. -Sí, lo seré
Arizona, se llevó la mano al pecho, atrapando la mano
de Callie sobre su carne. -Quiero que me hagas venir.
-¿Te gusta?
Arizona se volvió y se colocó de espaldas a Callie
otra vez. -Sí.
Callie pasó la mano por el lado de Arizona, y luego pasó
sus dedos sobre su abdomen. -Podemos hacer lo que quieras, con tal de que te
comprometas a seguirme hablando y que no te exijas demasiado. ¿De acuerdo?
-Trato hecho. Arizona tomó la mano de Callie y la besó
en el centro de la palma de su mano. Luego la acarició con su mejilla,
aspirando su aroma vagamente picante. Entonces tomó el dedo índice de Callie en
la boca, a pesar de que sabía que no le faltaba lubricación. Arrastró su lengua
a lo largo de la longitud, mojando a fondo, luego trasladó sus manos por el vientre en el espacio
entre sus muslos. -Empieza poco a poco.
Arizona, soltó la mano de Callie y la llevó hasta el
máximo de cubrirse el rostro. La sensación de los dedos cálidos de Callie
acunando su montículo era casi abrumadora. Su primera reacción fue una oleada
de excitación. La segunda, la vergüenza instintiva. Se retorcía incómoda,
Arizona presionaba el talón de su mano a la frente mientras luchaba para
separar sus recuerdos de la violencia de la ternura muy real con la que Callie
la estaba tocando.
-Dime lo que quieres... Callie le besó el hombro de
nuevo. …-Quédate conmigo bebe.
-Quiero... Arizona exhaló. ¿Qué quería? Ella quería
celebrar su compromiso matrimonial con su prometida. Quería tener un orgasmo al
mismo tiempo de ser acunada en los brazos de Callie. Quería que fuera fácil. No
era fácil, pero ella estaba decidida. Esta era la mujer que amaba. No era más
un hombre patético en una silla de ruedas que no podía hacerle daño nunca más.
Abriendo sus piernas ligeramente, Arizona, dijo, -frota mi clítoris.
La mano de Callie se redujo más abajo, los hábiles
dedos no tardaron en buscar y encontrar el clítoris hinchado de Arizona, frotando perezosamente suaves círculos
alrededor de la carne distendida, extendiendo
la humedad existente en el coño de Arizona y sus muslos. -Pobre chica.
Tú estabas preparada para esto, ¿no?
-Hacerte llegar parece tener ese efecto en mí.
Callie besó la base del cuello, entre los omóplatos.
Sus dedos se deslizaron mas abajo, jugando
con los labios de Arizona. -Qué suerte tengo.
Las ventanas de la nariz de Arizona se encendieron en
la informalidad del tacto de Callie. Era obvio que ella no tenía ninguna prisa
para enviar a Arizona a caer en el orgasmo. Ella parecía contenta con el pelo.
Arizona, se quejó en la frustración, y luego esbozó una sonrisa a
regañadientes. Su demora en la gratificación era su mayor preocupación, Callie
estaba haciendo algo bien. -Yo soy la afortunada.
Finalmente arrastrando sus dedos de nuevo en el clítoris
de Arizona, Callie trazó círculos sensuales en todo el pequeño manojo de
nervios. -¿Se siente bien, nena?
Arizona, volvió la cara, invitando a otro beso suave.
Cuando se separaron, Arizona comenzó a jadear en la apreciación de la presión
de la construcción entre sus piernas. -No tienes ni idea.
-Oh, creo que sí. Callie mordió el lóbulo de la oreja
con suavidad. En voz baja, gutural, ella murmuró: -Yo podría tocarte así para
siempre.
La respiración de Arizona se enganchó cuando los dedos
en su clítoris se deslizaron hacia abajo para acariciar sus labios una vez más.
Sin pensarlo, ella movió su propia mano entre sus piernas, para encontrar y
acariciar su clítoris con facilidad. Ella suspiró de alivio. Eso era mucho
mejor.
-Hola. El tono de regaño de Callie se vio atenuado con
el humor y el afecto. -¿Control Freak?.
-Tal vez un poco, admitió Arizona. Reuniendo toda su
fuerza de voluntad, Callie dejó de acariciarla con la mano, pero la dejó en su
lugar. Ella suspiró de placer cuando Callie pasó los dedos lisos, aplicando una
leve presión sobre su clítoris palpitante. –¿Tensa?.
Callie se rió entre dientes. -Tal vez un poco.
Frotando el pulgar por el lado de la muñeca de Arizona. --¿Quieres que te
toque, o sólo quieres que me quede en la tarea un poco más?
Lo que ella quería se le ocurrió al instante.
Sorprendida por su deseo, pero desesperada por muchas razones, Arizona, dijo, -¿Quieres
ir dentro de mí mientras yo froto mi clítoris?
Callie apretó los labios en el hombro de Arizona, y
luego le susurró, -¿Estás segura?
-Sabes que mis orgasmos son cada vez más intensos con
la penetración. Arizona, sabía que esto probablemente podría ser calificado
como empujando a sí misma. No se trataba tanto de la penetración, que había
disfrutado más de una vez desde la violación, sino que sería por la espalda.
Pero ella realmente quería esto. Permitir el acceso a Callie a su cuerpo de
esta manera sería el final perfecto para un día memorable y completamente
transformador. Sabía que era poco más que un riesgo, pero ella quería
ansiosamente que Callie la tomara. -Por
favor. Tengo que sentirte dentro de mí.
Callie movió la mano a la cadera de Arizona, y luego
entre sus cuerpos a la cuna de su parte inferior. -Creo que voy a tener que...
Ella dudó, …-Desde atrás.
-Lo sé. Arizona movió su pierna hacia adelante, ligeramente ondulada sobre su estómago. Un
aleteo de pánico se levantó en su vientre, mientras consideraba lo expuesta que
estaría y cuánto tendría que confiar y enfocarse en Callie. Cualquier cosa
podía pasarle a ella en esta posición. Ni siquiera sabía si iba a poder
venirse. -Espera.
La mano de Callie no se había movido. -Estoy esperando.
Infinitamente paciente, Callie le besó el hombro con un aire de solemne
reverencia. -¿Por qué no frotas tu clítoris otra vez?
Arizona comenzó a mover sus dedos, confiando en que
Callie sabía mejor. Todavía se sentía de maravilla. Ella todavía quería venirse.
Sin mover la mano en el trasero, Callie facilitó su otro brazo por debajo de
los hombros de Arizona, reuniéndose con ella en un abrazo protector.
-Hace tanto calor, viendo que te tocas, le susurró
Callie junto a su oído.
Eso era lo ideal que Callie podía decir. Arizona, se
relajó, para caer en un deseo instintivo de lucirse. Ella puso sus caderas
contra su mano, gimiendo en el agradable ambiente que estaba creando. El ligero
endurecimiento de los dedos de Callie en la parte inferior no hizo más que
aumentar su excitación.
-Esto es bueno, ¿eh? La lengua de Callie trazó el
borde del lóbulo de su oreja. -No estoy sorprendida. Los dedos eran mágicos
dentro de mí antes. Mi coño y mi culo.
Arizona, se mordió el labio cuando de repente, ella se
movía en el borde de la liberación. Ella no podía creer lo rápido que había
llegado hasta allí, y no estaba dispuesta a dejarse ir todavía. No sin Callie.
-Ve dentro de mí ahora.
Callie bajó la mano lentamente, rozando la punta de
sus dedos sobre los labios resbaladizos de Arizona. -¿Listo? Un dedo.
Arizona, arqueó la espalda, para dar acceso más fácil
a Callie. Estaba tan húmeda y abierta, tan vacía, y Callie nunca le haría daño.
Ella lo sabía. -Hazlo. Callie sondeó con suavidad su entrada, y luego empujó
dentro poco a poco. Fue bueno, pero no lo suficiente. No lo suficiente. -Dos
dedos.
Podía sentir la sonrisa de Callie sobre su hombro.
-¿Sí?
-Por favor. Callie se retiró y a continuación presionó
hacia el interior con dos dedos. Arizona, se quejó en la satisfacción por haber
llenado su vacío con tanto esmero. Ella empezó a frotar su clítoris de nuevo,
haciéndose eco del gemido de Callie cuando el estímulo le hizo apretar
inmediatamente alrededor de los dedos de Callie.
-¿Quieres que los mueva, o simplemente los dejo quietos?,
le susurró Callie.
-Muévelos un poco. Arizona, se estremeció ante la
fricción causada por la deliciosa lentitud de Callie, los empujes bajos. -Oh,
sí. Así de simple.
Callie gimió. -Dios mío, eres sexy.
-Tú lo eres, una nueva oleada de excitación se disparó
en Arizona, y luego dejó de hablar por completo. Estaba a punto de venirse, no
había forma de detenerlo esta vez y quería callarse y disfrutar del paseo.
Frotando círculos furiosos sobre su clítoris, ella se volvió y levantó la
cabeza, uniéndose a Callie en un beso caliente, sucio.
Arizona, gritó su orgasmo en la boca de Callie, y
luego se separó y hundió la cara en la almohada. Ella mantuvo un valiente
esfuerzo para seguir acariciando su clítoris, pero sus movimientos se volvieron
bruscos y erráticos cuando ella salió de su clímax devastador. Callie dejó de
empujar cuando el placer menguó pero no hizo ningún movimiento para sacar los
dedos. Ella apretó su abrazo con un solo brazo, sosteniendo cerca a Arizona.
-Te amo tanto, murmuró Callie besando su cabello.
-¿Estuvo bien?
Elevando la pierna un poco, Arizona, esperó a que
Callie retirara sus dedos, luego rodó para colocarse cara a cara. Ella echó los
brazos alrededor de los hombros de Callie, abrazándola con fuerza. Llena de
alegría por haber superado otro reto, Arizona envolvió su pierna alrededor de
las caderas de Callie y tiró de sus cuerpos inferiores juntos. -Bien, no
empieza a cubrirlo.
Callie le acarició la parte inferior. -¿Está cansada,
o estas para otra ronda?
Arizona, se rió, contenta de que Callie aún no estaba
saciada, y que se sentía lo suficientemente segura como para pedir más. -Oh, pero
esta vez no vas a conseguirlo tan fácilmente… Ella esperó un segundo. …-Por así
decirlo.
Gimiendo, Callie silenció la risa de Arizona con un
beso. Cuando ella se apartó, murmuró, -Dork.
Arizona, se estremeció cuando Callie le acarició la parte
inferior de la espalda. -Nos vamos a casar. Eso merece una noche de sexo
maratón.
-Por supuesto. Callie la tiró en la parte superior de
su cuerpo, colocándola en su posición, mientras que Arizona disfrutó la sensación de recuperar el control. Llevando
las manos hacia abajo hasta la parte inferior de Arizona, Callie le dio una
palmada juguetona. -¿Qué tal si comenzamos con usted y me dejas lamer tu coño?
Arizona puso sus caderas, su centro de molienda contra
el vientre de Callie. -¿Puedo estar en la cima?
Callie casi la cegó con la amplia sonrisa, fácil que
se extendió por su cara y terminó en los ojos. -Me gustaría disfrutarte, mucho.
-Impresionante. Arizona, se incorporó, se arrastró más
cerca de la cabecera, mientras que Callie esponjaba sus almohadas y se
deslizaba ligeramente hacia abajo. Mientras Arizona se sentó en la sala de
espera, sintiendo el calor acogedor de la boca de Callie, el resto del mundo
dejó de existir en esos minutos que parecieron horas, y sólo eran ella y
Callie.
Juntas.
Esta historia continuará…
Capítulo publicado
originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/8423.html
Miki como todo lo que escribís es genial,, se que es una traducción pero tiene muchos de tus toques que hacen de está una historia mágica para el lector
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