Tema musical de esta historia

martes, 10 de julio de 2012

"Little Earthquakes" - Capítulo XI


CAPITULO ONCE

A la mañana siguiente, un golpe en la puerta de la sala de guardia dónde se había encerrado Arizona, la sacó de una profunda reflexión. Tocó la perilla, luego dudó. -¿Sí?

-Soy yo.

Arizona abrió la puerta y luego se movió a un lado para dejar pasar a Teddy. -Oye, tú.

Teddy le puso la mano sobre el brazo a Arizona, apretando cuando ella entró. -Es patético, si reconozco que esta es la primera vez que he sido llamada para una sala de guardia?

Arizona, logró una pequeña sonrisa. Echando un vistazo al pasillo, ella se sintió aliviada al no encontrar a nadie prestando atención a la llegada de Teddy. Sólo podía imaginar cómo los rumores podían hacer girar esta reunión. Cerrando la puerta, ella dijo: -Por desgracia, no puedo prometerte un buen rato.

-¿Qué pasa?. Teddy frunció el ceño, jugueteando con su siempre presente estetoscopio. -¿Pasó algo?

Durante toda la mañana, Arizona se dijo a sí misma que se mantendría fuerte para esta conversación. Era casi una maldición que Teddy fuera tan dulce. La barbilla de Arizona se estremeció cuando ella le susurró: -Cometí un error.

La compasión suavizó las facciones de Teddy. -Oh, cariño. Se sentó en una litera y dio unas palmaditas en el lugar junto a ella. -Dime lo que está pasando.

Arizona cerró la puerta y se sentó junto a Teddy, agradecida por su cálida presencia. A pesar de que ella y Callie se habían quedado dormidas cogidas de la mano la noche anterior y que se había despertado esta mañana  en los brazos de Callie,  las cosas habían sido notablemente más tensas desde su fallido intento de hacer el amor. Callie estaba asustada, frustrada y triste por lo que evidentemente había provocado  Arizona, mientras que Arizona se sentía quemada por la culpa, la vergüenza y la tristeza. A pesar de que confiaba en que finalmente podría reparar lo que en la noche anterior se había dañado, Arizona, había pasado el día hasta el momento con una devastadora sensación.

Es decir, hasta que Teddy entró por la puerta.

-Traté de hacer el amor con Calliope ayer por la noche. Arizona buscaba en Teddy alguna reacción. “¿También pensaría  que ella había cometido una locura por empujar tan duro, tan rápido? " -No... no nos fue  tan bien como yo esperaba.

-Dudo que sea siempre fácil la primera vez.Teddy deslizó su brazo por la espalda de Arizona. -Eso no significa que te equivocaste. No es tu culpa.

“No es su culpa”. Callie había dicho lo mismo, pero Arizona sabía que no era cierto. -Sí, lo fue. Definitivamente fue mi culpa.

-¿Cómo?

Arizona, se cubrió los ojos con la mano mientras su humillación la inundó de nuevo con toda su fuerza. -Había algo acerca de la violación que no  lo dije a  Calliope, algo que no le había contado a nadie y que provocó un flahsback en mí. Inmediatamente después que empezó a tocarme. Y me asusté.

Lo siento mucho, Arizona. Yo sé que debe haber sido aterrador.

-Sí, le susurró Arizona. -No fue bueno.

-¿Cómo lo tomó Callie?. La voz de Teddy era suave. Sin prejuicios. Sin embargo, llena de genuina preocupación.

Servil, Arizona, miró al suelo. -Ella dijo que la hice sentir como un violador.

Teddy se quedó muy quieta. -¿Estás bien?

-No sé. La mandíbula de Arizona temblaba mientras su emoción aumentó. -Nunca me he sentido tan horrible en mi vida. El dolor en sus ojos,  el dolor...,  ella no ha hecho otra cosa que tratar de ser todo lo que necesito. Siempre que lo necesite. Pero la condené al fracaso por guardar un secreto.

-Estoy segura que tenías tus razones para no decirle.

Arizona, negó con la cabeza. -Me daba vergüenza. Pero me he dado cuenta de que podría volver a atormentarme. No fue  justo pedirle a Calliope que  tuviéramos relaciones sexuales sin decirle lo que me asustaba.

-Tú no lo sabías. Teddy frotó la mano sobre la espalda de Arizona con fuerza, dándole una palmadita cariñosa. -Ahora sí. Callie sigue enojada contigo?

Encogiéndose de hombros, Arizona, murmuró: -No creo que ella esté enojada. Es molesto, por supuesto. Ella estaba reacia a tener sexo en el primer lugar. Pensaba que me estaba empujando demasiado duro. Se mordió el labio. -Supongo que tenía razón.

-Oye, empujarte a ti misma no es siempre una mala cosa. Has llegados hasta aquí.

“¿Dónde era eso?” Antes de ayer por la noche, Arizona había confiado en el progreso que había hecho. Ahora el viento le había sacado las velas. -Me dijo que yo debería haber pensado en ella. De cómo se sentiría si no funcionaba. Y tiene razón. En realidad no estaba pensando en ella. Quiero decir, yo estaba pensando en el hecho de que yo sabía que ella estaba caliente y que quería que le diera lo que necesitaba. Pero sobre todo estaba pensando en lo mucho que quería que las cosas volvieran a la normalidad.

-Sé que crees que no puedes hacerlo bien ahora, pero no has perdido terreno que no se pueda recuperar. Teddy proyectaba una fuerza tranquila, que era exactamente lo que Arizona necesitaba. Se apoyó contra el costado de Teddy y absorbió su energía positiva. Poco a poco, la desesperación de Arizona se desvaneció. –Tú sólo tienes que volver a lo básico. Comenzar con poco, trabajar hasta las cosas grandes.

Ese era exactamente el consejo que Teddy le había dado semanas atrás, consejos que Arizona se había arreglado para olvidar en su impaciencia por sanar. -Los pasos del bebé.

-Exactamente.

Arizona quería darse a sí misma una bofetada. Durante un tiempo había estado totalmente concentrada en moverse lentamente, y las cosas habían mejorado de manera constante. Luego se había encontrado en la ducha con Callie y rápidamente perdió el control por su deseo de volver a conectar. Los pasos del bebé se había ido por el bajante. -Tienes toda la razón."Arizona exhaló. -¡Maldita sea. ¿Por qué me empujo tanto?

-Porque eso es lo que eres. Te esfuerzas en todo lo que haces. Es por eso que eres una gran cirujana.

-Sí. Y una pareja horrible. Arizona, respiró hondo, cuando una nueva ola de sentimiento de culpa se estrelló sobre ella. Deberías haberla visto, Teddy. Estaba aterrorizada. Por lo que hice con ella. Por la forma en qué reaccioné con ella.

-No seas tan dura contigo misma, dijo Teddy. -Toda esta situación es nueva para ti. Todavía estás aprendiendo a navegar. Y así es por Callie. Anoche fue una comprobación de la realidad, sin duda, pero no te hace horrible.

-Pero me hizo darme cuenta de que Callie necesita ser protegida, tanto como ella me ha estado protegiendo a mí.  Por más vergonzoso que fuera admitirlo, Arizona no había entendido eso hasta que Callie mostró su ira, después de su retroceso. –Ahora entendí que yo no soy la única que lucha con lo que pasó.

-Entonces quizás fue bueno, incluso aunque se trate de una forma dolorosa de aprender esa lección. Teddy le dio un último apretón. -Callie te ama tanto. Yo sé que ella te perdona.

-¿Cómo es que siempre sabes exactamente qué decir para hacerme sentir mejor?

-Porque soy impresionante. Teddy le dio una sonrisa de comemierda. -Obviamente.

Arizona, le devolvió la sonrisa sin pensar. -Obviamente.

La sonrisa de Teddy se suavizó. -¿Puedo hacerte una pregunta personal?

-Por supuesto. Arizona se preparaba para lo peor, pero esperaba que Teddy no le preguntara cuál era el secreto que había guardado de Callie. Ella realmente no quería hacer un refrito del mismo. Ni siquiera con su mejor amiga.

-¿Te has tocado sexualmente? Teddy miró sólo un poco avergonzada de preguntar. -Desde el ataque?

La pregunta era sencilla y directa, pero tomó a Arizona totalmente por sorpresa. -Uh. No, yo no.

-Pero antes de... Teddy preguntó con suavidad. -Es algo que tú hacías?

-Sí. Una risa nerviosa brotaba de la garganta de Arizona. -Wow, nunca había sido tímida sobre eso antes.

-No hay necesidad de ser tímida. Teddy le dio una sonrisa tímida. -Soy algo así como una experta en la materia.

La confesión de Teddy hizo disipar el malestar de Arizona. -Yo también. Pero no desde que ocurrió, no. Yo, eh... yo exploré un poco en la ducha, el otro día. No con un objetivo en mente, sin embargo. Sólo...

-Piensa en empezar por ahí. Teddy le dio un codazo en el hombro. –Que te comience a resultar cómodo hacerte sentir bien en primer lugar. A continuación, puedes ir a Callie con más confianza. Caliente, incluso podría permitir que Callie te vea a ti misma tocarte. Eso sería divertido.

Arizona, levantó una ceja. –Mírate, pues.

-Sí, bueno... Teddy puso los ojos. …-Como he dicho, tengo mucha experiencia en solitario. Eso deja a una chica con un montón de tiempo para pensar.

Arizona comenzó a reírse. Y eso fue muy bueno, de hecho,  el espíritu de Arizona comenzaba a levantarse considerablemente. Ella y Callie todavía tenían mucho que trabajar, pero Teddy le había mostrado un camino para llegar allí. –Tú de verdad eres impresionante

-Stop. Teddy se echó a reír. -Estamos teniendo una reunión ordinaria de “la sociedad de la mutua admiración” aquí, ¿eh?

Arizona, se secó la última de sus lágrimas, enderezando los hombros. -Tú lo sabes.

-Lista para levantarte de nuevo?

-Sí, tengo una appy en una hora. Arizona, miró su reloj. –De hecho en cincuenta minutos.

-Mantén la cabeza erguida, Dra. Robbins. Los contratiempos pueden suceder. Pero tú y Callie trabajarán ante cualquier cosa que surja. Eso es una cosa que sé con certeza.

Arizona, se levantó, con energía para abordar el problema de frente. No había tiempo para hablar con Callie ahora, pero estaba claro que tenían mucho de qué hablar. No sólo porque quería pedirle disculpas una vez más para reiterarle que entendía que ella también estaba trabajando a través de su propio conjunto de retos, y que sería más sensible a eso en el futuro,  también quería dejar que Callie supiera lo que ella y Teddy acababan de hablar. Aunque  era contrario a su naturaleza, Arizona, estaba decidida a permitir que Callie entrara absolutamente a todo en su interior de ahora en adelante, aun a riesgo de  “sobre compartir”. Tenía que hacer que su relación con Callie funcionara. Si eso significaba comunicarse de una manera que nunca se permitió con sus amigas anteriores, Arizona, estaba feliz de hacerlo.

Ella no quería volver a cometer el mismo error de omisión de nuevo.

-Vamos a salir de esto, dijo Arizona. En las relaciones anteriores nunca se hubiera sentido confiada para algo así. Pero Callie era diferente. Ella era la posibilidad del “para siempre”. -Tienes razón.

-Nunca he estado tan segura de dos personas en mi vida, dijo Teddy. -En serio. Esto sólo te hará más fuerte.

A Arizona le gustaba la idea. -Espero que sí.

-Hola. Teddy le tomó el brazo mientras se acercaban a la puerta, antes de que Arizona pudiera abrirla. -Ya estás más fuerte.

A pesar de todo, Arizona, le creyó.

#

Callie hojeó la carta de un paciente sin mirar. Ella acababa de terminar una ortoscopia de hombro y tendría que efectuar  un reemplazo de rodilla en dos horas, pero entre las cirugías no había nada que hacer sino pensar en lo que había sucedido con Arizona la noche anterior. Durante todo el día hasta el momento había estado caminando alrededor adormecida, sintiéndose desconectada de su cuerpo y totalmente indiferente a sí misma. Como una extraña en un traje de Callie.

Nunca había experimentado nada como lo que pasó en la cama con Arizona, y eso la perseguía. Casi todos sus amantes anteriores habían sido hombres, hasta con el último de ellos había sido plenamente participativa en la cama. Callie nunca se había sentido como si estuviera tocando a alguien que no quisiera ser tocado. Cuando Arizona se había congelado en la parte superior de ella, cuando jadeó para detenerla, el miedo y el disgusto en los ojos de Arizona desató una ola de intensa vergüenza que Callie nunca había conocido.

Se sentía como una basura. Inferior a la suciedad. A pesar de que no se lo dijo a Arizona, en especial durante su momento de ira, eso era lo que Callie le  había querido decir inmediatamente después que le dijo que la había hecho sentir como un violador.

Saber que su mano y sus palabras habían llevado a Arizona a un lugar tan oscuro era casi demasiado para soportar. Callie quería a Arizona con toda su alma y no quería volver a ser una fuente de dolor. Cada momento de cada día desde la violación de Arizona, ella había hecho hasta lo imposible para no asustarla, para ayudarla en su curación, y anoche se habían disuelto todos sus esfuerzos hasta el momento. Si tan sólo  Arizona no hubiera insistido en que estaba preparada para algo cuando ni siquiera había confiado en Callie lo suficiente como para hablarlo.

Suspirando, Callie volcó su carta cerrada cuando vio a Arizona salir de la sala de guardia en el pasillo. Arizona tenía una sonrisa en su rostro  y Callie casi le devolvió la sonrisa, hasta que se dio cuenta que  Teddy venía detrás. Entonces, la sonrisa de Callie se desvaneció.

No es que Callie tuviera un problema específico con Teddy. Sinceramente, estaba contenta de que Arizona tuviera una amigo cercana, especialmente una con una idea de lo que estaba pasando. Alguien en quien podía confiar. Pero la cosa era que Callie quería ser esa persona. Ella hubiera querido ser la que le sacara a  Arizona una sonrisa, después de haber sido convocada a una sala de guardia por cualquier razón. En lugar de eso,  ella era la que desencadenó los recuerdos de la peor noche en la vida de Arizona. De esa misma noche que Arizona estaba demasiado avergonzada para hablar. Las cosas con Teddy habían sido todo sol y arco iris, al parecer, Teddy no tenía la ardua labor en la recuperación de Arizona, y por eso era más fácil ser la superhéroe. Mientras que Callie era el villano.

Callie odiaba ser celosa. Pero eso no significaba que no lo era.

-No estamos muy preocupados por Teddy Altman, ¿verdad?. Callie saltó con el sonido de la voz de Mark junto a la oreja y luego se enderezó, fingiendo indiferencia. -Confía en mí, le encanta el pene. Una gran cantidad.

Callie arrugó la nariz. -Realmente no estoy de humor, Mark.

-¿Para el pene? No, no has estado en ese estado de ánimo durante un tiempo, ¿verdad? A pesar de sus palabras, Mark tenía una expresión sobria. -¿Qué pasa, Callie? ¿Todo bien?

Callie se encogió de hombros se salió del mostrador, caminando por el pasillo en dirección a donde Arizona había desaparecido. -Todo está bien.

Mark la cogió del codo y tiró de ella parándola frente a la sala de guardia. -No me hagas arrastrarte hasta  allí y forzarte a que me digas lo que te tiene tan molesta.

No había manera de que ella estuviera hablando con Mark sobre esto en el pasillo. O en cualquier otro lugar donde pudieran ser escuchados.  Sabiendo que ella estaba tirando los dados en cuanto a los rumores se refiere, cuyas chispas, sin duda, podrían herir profundamente a Arizona, Callie abrió la puerta de la sala de guardia y entró. Mark la siguió, cerrando la puerta detrás de ellos.

-Yo, eh, no esperaba que tú hicieras esto. Mark se cruzó los brazos sobre el pecho y se apoyó contra la puerta, mirando como si él no estuviera seguro  de qué hacer a continuación. –Robbins, no me va a patear el culo por escabullirme a una sala de guardia contigo?

Callie paseaba arriba y abajo, desesperada por calmarse. Ella particularmente no quería compartir lo que había pasado con Arizona, pero sentía que podría explotar si no lo sacaba. Llamar a Addison era probablemente una mejor idea. Sin embargo, Mark estaba aquí delante de ella, y no importa lo que Addison y Arizona pensaran, en realidad el era un amigo muy bueno. Él siempre la hacía sentirse mejor

Callie tomó la decisión y dijo: -Hemos intentado tener relaciones sexuales la noche anterior.

Los ojos de Mark se abrieron como platos, -¿lo intentaron?

-Y no, no fue posible.

-Ah. Mark le dio una mueca simpática. -¿Qué pasó?

-Yo le disparé un flashback.  Horrorizada, Callie,  podía sentir como sus ojos se llenaban de lágrimas. -Yo hice algo que le hizo pensar en esa noche, y ella me pidió que la dejara, y lo hice. Pero me dio un miedo de muerte. Pude ver en sus ojos que por un momento, al menos, yo no era yo en la cama con ella. Yo era ese hombre.

-Maldita sea, murmuró Mark en voz baja. -Lo siento, Callie, realmente lo siento.

Callie sacudió la cabeza y mantuvo su ritmo. -La parte frustrante es que ella me hubiera podido advertir de no hacer lo que hice. Yo no tenía idea que estaba diciendo algo que la molestaba, porque ella no me dijo una parte.  Si lo hubiera sabido...  Murmuró en español y rápidamente lo tradujo para Mark. -Yo no hubiera hecho eso.

-¿Estás bien? Mark dio un paso más cerca, pero no la tocó. -Eso te debe haber enfurecido. Lo siento.

-Me enfurecí. Tanto es así, que le grité a ella acerca de hacerme sentir como un violador. Deteniéndose abruptamente dándole la espalda a Mark, Callie se estremeció ante el recuerdo de haberle lanzado su camiseta favorita a Arizona, rencorosa y enfurecida. –Ella estaba desnuda y asustada y yo sabía que ella no lo hizo a propósito, pero enloquecí.  Callie bajó la voz hasta un susurro. -Yo sabía que no estábamos preparadas para tener relaciones sexuales. Que yo no estaba lista. En parte debido a que sospechaba que no ella estaba bien. Pero insistió y lo único que quería era que ella tuviera el control. Así que me fui a lo largo. Pero tendría que haberle dicho que era demasiado pronto. Entonces tal vez no hubiera ocurrido.

-Caray, Torres. Date un respiro, ¿de acuerdo? Cuando Callie se volteó, con un nudo en la garganta, ella arrugó los ojos al ver a Mark.  –Tú dejaste que ella marcara el ritmo. Tú confiabas en ella para saber lo que podía manejar, y ella no dio una advertencia justa sobre lo que estaba fuera de los límites. No hay nada más que podrías haber hecho. Mark atrajo a Callie en un abrazo suelto. -Tú has sido un soldado en todo este asunto. Ahora es el momento para aliviarte a ti misma. Yo no te culpo por enojarte. Te sentiste como un monstruo, y tú eres un ser humano.

Una ráfaga de gran alcance alivio las piernas de Callie debajo de ella. Por alguna razón, su comprensión lo significaba todo. Mark apretó los brazos alrededor de su cintura, manteniéndola a ella en sus pies. -Estoy tan cansada, Mark. Quiero un descanso. Necesito un descanso. Pero entonces me siento como una idiota por pensar de esa manera, porque no se como Arizona pueda llegar a tomar un descanso de esto. Ella tiene que vivir con lo que sucedió todos los días.

-Tú también. Mark le apretó suavemente. –Y tú te mereces un descanso. ¿Por qué no dejas que te lleve a tomar unas copas después del trabajo? Date la oportunidad de relajarte.

Era tan tentador, pero Callie no estaba segura de cómo Arizona se sentiría acerca de verla corriendo para tomar una copa con Mark Sloan. Sobre todo cuando las cosas entre ellas estaban todavía tan inestables. -Yo no lo sé. Lo de anoche fue muy intenso y apenas hemos tenido tiempo de hablar de ello…

-Toma un descanso de esa conversación unas pocas horas. Estoy seguro de Arizona va a entender. Retrocediendo, Mark la miró a los ojos. -Ella ha estado saliendo con Teddy, ¿no? Han ido a correr y todo eso?

-Sí.

-Bueno, entonces... esto no es diferente. Tú tienes derecho a tú propia oportunidad para desahogarte.

Había algo divertido acerca de escuchar a Mark, era el perfecto eco de los consejos de Addison de hace unas semanas, el consejo que Callie hasta ahora no se había seguido. -Puede que tengas razón.

-Por lo general  la tengo. Marcos mostró su sonrisa de megavatios marca registrada. -Dile a blondie que yo te acompañaré a su casa de manera segura antes de la medianoche, a más tardar. Vamos a tomarnos unos tragos, a patear el culo jugando a los dardos y pondremos fuera de la mente todo lo demás. Estoy dispuesto a apostar todo,  a que en la mañana todo parecerá menos abrumador.

Esa fue una oferta que Callie no podía rechazar. -Está bien. Voy a preguntarle a Arizona si le parece bien

-No, dile que necesitas un descanso. Ella lo entenderá.

Callie confiaba desesperadamente en que lo entendería, pero tenía la sensación de que no sería tan fácil.

#

-¿Esta noche? ¿En serio?

Callie mantuvo una sonrisa estampada en su cara, incluso cuando la boca de Arizona rechazó en las esquinas. Es evidente que la predicción de Mark sobre el nivel de comprensión de Arizona había sido optimista. -Yo no he hablado con Mark en las últimas semanas, dijo Callie. -Y hoy ha sido una locura con las cirugías. Me vendría bien tomarme un trago, sólo para relajarme un poco. Ya sabes. Y escapar.

Un destello de dolor cruzó el rostro de Arizona, pero desapareció rápidamente. -Entiendo, Calliope. Es sólo que... esta noche. Después de la última noche... Mirando a su alrededor en la cafetería a los médicos y enfermeras sentados en las mesas que las rodeaban, Arizona, bajó la voz. -Pensé que tal vez podríamos hablar. Acerca de lo que pasó. Acerca de a dónde vamos desde aquí.

La idea de otra noche de gran intensidad emocional dejó a Callie completamente agotada. Y de repente, estaba más desesperada por tomar una copa. O dos. -¿No podemos hacerlo mañana? Podemos salir las dos antes. Hacer una buena cena y hablar de cualquier cosa que quieras.

Buscando los ojos de Callie, Arizona, dijo: -Está bien. Si tú necesitas algún tiempo fuera, lo entiendo. Yo sólo... Su mirada se movió hacia un par de enfermeras que se agrupaban y fingió no verlas. …-Quiero asegurarme de que no me vas a evitar, por lo que sucedió.

-Por supuesto que no. Callie puso la mano sobre la de  Arizona, enhebrando los dedos suavemente. Ella mantuvo su cara neutra, tratando de evitar que  Arizona se diera cuenta de que había algo de verdad en su preocupación. -Te quiero, cariño. Me encanta pasar el tiempo contigo. Pero yo he descuidado totalmente a  mis amigos. Mi vida social. Tratando de mantener los celos lejos de su voz, dijo: -Tú tienes a Teddy, lo cual es genial. Realmente genial. Quiero tener a Mark. Sólo por esta noche.

Arizona, arrugó la nariz. -Con mucho gusto.

-Y mañana soy todo tuya.

Asintiendo con la cabeza, Arizona, se quedó mirando la mesa. -Por supuesto. Eso está bien.

Atrapada entre el arrepentimiento y el desafío ante la evidente decepción de Arizona, Callie dijo: -Si tú realmente no quieres que vaya, no lo haré. Pero me siento como que me he ganado una noche de descanso.  Los párpados de Arizona se agitaron rápidamente  y Callie se dio cuenta demasiado tarde que sus palabras seguramente la lastimaron. Haciendo una mueca, ella murmuró: -No quise decirlo así.

-No, yo lo entiendo.  Arizona, sacudió la cabeza y miró hacia otro lado, hacia la puerta. -Tú te lo has ganado. Y lo siento por estar tan necesitada. Eso es poco atractivo. Lo sé.

-Nunca dejas de ser atractiva para mí, dijo Callie cubriendo sus dedos unidos con la otra mano, frotando con círculos la mano de Arizona, ella volvió su atención al rostro  de Callie. -Estamos ambas bajo mucho estrés. Eso es todo.

-Tienes razón... Arizona, respiró hondo y pareció relajarse ligeramente. Pero más bien parecía que estaba poniendo buena cara para fingir que estaba verdaderamente en paz con los planes de Callie. …–Lo estamos. Y está bien que tú puedas pasar un buen rato.

Original o no, Callie lo tomaría. -Estaré en casa antes de la medianoche.

-Ten cuidado, ¿Ok?

-Mark ha prometido acompañarme a mi puerta.

Arizona le dio una sonrisa tensa. -Como he dicho, ten cuidado.

Sin estar segura exactamente de cómo tomar el comentario, si como una broma inocente o una forma velada de celos, Callie se limitó a sonreír de nuevo. -Te amo.

-Te amo, también. Dándole  a las manos de Callie un último apretón, Arizona se echó hacia atrás su silla y se levantó. -Tengo algunas historias que poner al día. ¿Todavía me puedes dar un aventón a casa?

-Por supuesto. Callie amplió su sonrisa, con la esperanza de desentrañar los hoyuelos de Arizona antes de que se separaran. La tensión que persistía entre ellas estaba matando a Callie. -Ir a ser impresionante, Dra. Robbins.

Arizona le dio una sonrisa a medias, sin hoyuelos. -Tú lo sabes.

Callie exhaló cuando Arizona se alejó. Sí, era una ruptura definitiva con el fin.

#

Las nueve y media de la noche y Arizona no tenía nada mejor que hacer que ir a la cama. Normalmente tendría un montón de maneras de entretenerse a sí misma, incluso cuando Callie no estaba en casa, pero esta noche no pudo pensar en otra cosa para pasar el tiempo que cocinar. Y guisar era agotador. Así que la cama era la única opción disponible.

Excepto que ella pronto descubrió que no podía ir a dormir en su cama sola. No con el recuerdo de su amor abortado la noche anterior aún recorriendo las sábanas revueltas. Así que Arizona tomó una almohada y una manta y se dirigió al sofá. Ella seguramente escucharía a  Callie entrar cuando llegara a casa y podía seguirla hasta el dormitorio a continuación.

Esta necesidad desnuda, marcada por la ausencia de Callie, avergonzaba a Arizona, la hacía sentir incómoda. Nunca nadie la había hecho sentirse incompleta, simplemente por no estar cerca. Callie fue la primera en dejar a Arizona debilitada con su ausencia, y eso le daba un miedo de muerte a ella. Sin saber exactamente donde se encontraban, y consciente de que Callie quería poner algo de distancia entre ellas aunque fuera sólo por una noche, Arizona se sentía desvastada. Y eso era humillante.

Arizona, lanzó la almohada en el sofá y se extendió a lo largo de los cojines, se envolvió en su manta. La sala estaba oscura, pero la luz del hall de entrada derramado entre la hendidura de la puerta, pintaba  una banda ancha a través de su alfombra. Arizona, luchó contra el impulso de levantarse e iluminar el lugar con las lámparas y la iluminación de arriba. Dado que la violación había sido de noche, ahora le tenía miedo a la oscuridad. Otra cosa que era bastante mortificante.

Basta con la sensación de debilidad. Ella era una mujer, ella no necesitaba encender una luz de noche, y ella no tenía necesidad de Callie tampoco… por lo menos no cada minuto de cada día.

Tirando de la manta hasta la barbilla, y recostándose de lado Arizona cerró los ojos y trató de imaginar lo que Callie estaba haciendo. Tomando unos tragos, sin duda. Es probable que tirando los dardos, ella y Mark tomaban la competencia a niveles ridículos. Bailar? Arizona se puso boca arriba sobre su espalda, ese último pensamiento le provocó una punzada de celos. Callie era el sexo sobre ruedas, cuando ella bailaba. Odiaba la idea de pensar en  Mark Sloan de molienda en contra de sus caderas ondulantes.

Basta ya. Arizona, apretó los ojos bien cerrados, odiando la amarga punzada de resentimiento provocado por el pensamiento de Marcos con su pareja. En lo profundo de su núcleo Arizona confiaba en Callie, pero sin duda no se fiaba de Marcos. No con las elecciones que había hecho en el pasado, y no con la forma en que seguía mirando a Callie a veces, como si fuera una deliciosa comida que no podía dejar de anhelar.

Callie nunca la engañaría, ella lo sabía, pero estaban bajo mucho estrés en estos momentos. Y Callie se estaba apretando desde hacía semanas con reprimida energía sexual. Sin duda, Marcos se daría cuenta de eso. Y después de beber... ¿Qué pasaría si el decidía hacer un movimiento? incluso decírselo más tarde, después de que Callie… ojalá lo rechazara.

-Stop, dijo en voz alta Arizona. Ella estaba siendo completamente ridícula. Y pequeña. Y francamente inmadura.

Mark Sloan podría hacer lo que quisiera. Si ella confiaba en Callie, que lo hacía, ella tenía que estar cien por ciento segura de que Callie  se ocuparía de la situación de una manera apropiada si eso se produjera. Incluso si Arizona no había podido cumplir con la satisfacción de sus necesidades físicas en la actualidad.

-Mierda, susurró Arizona. Se mordió el labio, mientras luchaba contra la ola de tristeza que amenazaba con arrasarla. Habían estado tan cerca la noche anterior. Tan cerca. Y ahora el restablecimiento de su relación parecía más lejos que nunca.

Tenía que centrarse en el asesoramiento de Teddy. Una vez que tuviera la oportunidad de hablar con Callie, tenía que confiar en que las cosas  iban a funcionar. Arizona tendría que mantener las cosas de nuevo con calma. Y tal vez podría aceptar que, incluso si daba marcha atrás por un tiempo, eso no significaba que no podría empezar a hacer frente a pasos de bebé.

Al igual que tocarse. Arizona, exhaló lentamente. A pesar de que sospechaba que estaba demasiado herida para llegar esta noche al orgasmo, ella metió la mano en sus partes inferiores dentro de la  pijama y entre los muslos entreabiertos. Al hacerlo sintió el tacto áspero de sus dedos sobre sus labios secos, haciendo una mueca con la sensación. Con cuidado, se frotó los círculos suaves sobre sus pliegues, tratando de generar un poco de humedad para intentar pasar del malestar al placer. Pensó en Callie, en sus curvas desnudas, en  la forma en que la había probado la noche anterior, y la memoria envió una onda de placer deslizándose por sus piernas.

Un destello de Callie con Mark, riéndose de uno de sus chistes estúpidos, sonriendo de esa manera puramente sexual que ella tenía, sacudió a Arizona de nuevo en la frustración. Ella no tenía ninguna razón para cuestionar la lealtad de Callie o las intenciones de Mark. Era un producto de sus propias inseguridades y se estaba haciendo daño sin llevarla a ninguna parte.

Era patético. Dañada y prepotente y patético como el mismo infierno.

Arizona detuvo el movimiento de sus dedos con un suspiro de disgusto. Pero ella no quitó la mano, se obligó a permanecer en el lugar que había sido la fuente de tanta vergüenza la noche anterior. No dejaba de darse cuenta de que después del trauma de cómo su excitación se detuvo la noche anterior, ahora Arizona no era capaz de provocarla cuando quería. No hay duda de sus sentimientos negativos jugaban un papel importante en mantenerla seca, pero parte de su desesperación era que tal vez ella misma había conseguido meter la pata en una forma totalmente nueva.

Sólo una capa más de disfunción con la que cargar a Callie. Fantástico.

Arizona hubiera querido que  Teddy no estuviera atrapada en el maratón de una cirugía de emergencia en estos momentos. A ella realmente le vendría bien otra charla. Porque todo lo positiva que se había sentido ese mismo día después de su charla en la sala de guardia, se estaba diluyendo y ahora los ánimos de Arizona estaban realmente en picada. Y con muy  pocas posibilidades de tirar a sí misma fuera de esa tristeza antes de Callie llegara a su casa.

“Dormir”, Arizona se dijo en silencio. Así que se concentró en la respiración, a través de la nariz, a través de la boca, y antes de que se diera cuenta, comenzó a alejarse.

Fue entonces cuando se dio cuenta de su presencia en la habitación con ella. Oscuro y amenazante, llena de amenazas, que acechaba cerca, acercándose cada vez más cerca. Arizona podría sentir su enfoque, pero por alguna razón no podía abrir los ojos. Ni siquiera cuando sintió que el fantasma de una mano tocaba su brazo. Ella estaba paralizada. Su mente luchaba por mover sus extremidades, para atacar a la sombra del hombre, pero su cuerpo no la obedecía. El miedo la dejó helada de adentro hacia afuera, se le heló la médula y la sangre se convirtió en hielo. En algún lugar de la parte posterior de su mente, ella sabía lo que le iba a suceder. Iba a hacerle daño otra vez. Aquí mismo, en su propio apartamento. Él tiraría lejos todas las defensas que había reconstruido, dejándola con nada más que con la agonía y el terror y la certeza terrible de que nunca volvería a ser ella misma de nuevo.

Arizona se levantó hacia arriba de repente, sentada en el sofá con un grito atrapado en su garganta. El corazón le martilleaba en el pecho mientras sus ojos recorrían sus alrededores oscuros. Ella estaba sola. Ella estaba a salvo. Fue sólo una pesadilla. La parálisis del sueño, tal vez. Una reacción fisiológica al estrés y al agotamiento, una manifestación de todos sus peores temores.

Pero no era real.

"No era real", murmuró para sus adentros  Arizona, "No es real." Temblando, ella golpeó con los pies el sofá con la intención de ponerse de pie y encender la luz del techo cuando el sonido de la conversación ahogada por la puerta principal la detuvo en seco.

Callie estaba en casa.

#

Callie estaba borracha. Ella había planeado con honestidad detener el último trago antes de que realmente lo hiciera, pero Mark le había traído otro justo antes de que tomaran un taxi hasta el apartamento de Arizona. Hasta el momento en que subía las escaleras y mientras caminaba por el pasillo hacia la puerta de Arizona, Callie no se había dado cuenta de que estaba intoxicada.

Si Mark no la hubiera agarrado por el codo para mantenerla en equilibrio mientras ella buscaba en su bolsillo las llaves, Callie se hubiera tropezado a la derecha de la puerta en vez de detenerse justo en frente de ella. -Tranquila, Torres. Tómate tú tiempo.

-Firme como una roca, dijo Callie. Tomó cada pedacito de su concentración para apuntar la llave dentro de la cerradura y deslizarla en su interior. -Mira esto. Estas son las manos de una cirujana de primera clase aquí. Se va a necesitar más que un poco de tequila para meterse conmigo.

-Sí. Mark aumentó la presión sobre la muñeca mientras se balanceaba ligeramente. –Eso necesitaría una gran cantidad de tequila

-Quiero decir algo acerca de una olla y un hervidor de agua, pero tengo que concentrarme en lo que estoy haciendo. Callie rió mientras torpemente desactivaba el bloqueo. -El punto es que yo no soy la única que bebió aquí.

-Culpable de los cargos.

Callie le dio a Mark una mirada de reojo y sonrió como una idiota. Esta noche había sido muy divertida. Una explosión, en realidad. Ganó las tres rondas de dardos que jugaron, había humillado a Mark debidamente con su regodeo, y logró mantener su mente fuera de todo lo que tuviera que ver con la violación de Arizona por lo menos durante media hora en un punto. Eso fue una gran victoria. Y un alivio innegable.

Incluso ahora que estaban en el apartamento de Arizona y que se enfrentaba a la posibilidad de meterse en la cama al lado de ella sintiéndose borracha y estúpida, el espíritu de Callie estaba más alto de lo que no había estado en mucho tiempo. Tener la oportunidad de descomprimir había sido vital para la restauración de su fuerza y lograr la motivación para seguir adelante mañana. Para avanzar más allá de la noche anterior, más fuerte y más sabia ante la barricada que habían encontrado. A pesar de que ella y Mark no habían pasado mucho tiempo hablando de la situación, él logró hacer comentarios suficientes aquí y allá para recordarle a Callie cómo su relación con Arizona se había convertido en la cosa más importante en su vida y que tenía que hacer todo lo necesario para protegerla. Estar con él, el soltero perpetuo, sólo convenció a Callie lo mucho que ella necesitaba su relación con Arizona.

“¿Quién dijo que Marcos no era bueno para algo?”

Callie logró girar la perilla con un grito de triunfo. -Lo hice.

-Genial, lograste abrirla.

-La estrella de rock, de hecho.

Empujando la puerta, Callie dio un paso vacilante en el interior cuando volvió a lanzar lo que ella esperaba fuera una réplica ágil por encima del hombro. El brusco movimiento fue demasiado para su cerebro deteriorado y sus pies se enredaron por debajo de ella y cayó hacia adelante en lo que parecía ser un movimiento en cámara lenta. Las manos de Mark salieron disparadas para su captura. Se las arregló como pudo para mantenerse en pie cuando él, borracho también, perdió el equilibrio y juntos se estrellaron contra la puerta abierta.

-Shh, dijo Callie en un susurro exagerado. Se mordió el labio para contener la risa, para no despertar a Arizona. Sobre todo porque ella y Mark estaban en una posición precaria. Estaba de espaldas a la puerta y su cuerpo pegado al ras contra el de él. En su esfuerzo por romper su caída, él había agarrado el marco de la puerta al lado de su cabeza con una mano, mientras que con la otra se las había arreglado para venir a descansar sobre el pecho de Callie.

Marcos se aclaró la garganta, incluso mientras empujaba sus caderas. Callie lo conocía lo suficientemente bien como para sospechar que el movimiento era probable inconsciente. -Lo has hecho a propósito.

Plantando las dos manos contra el pecho de Mark, Callie lo empujó con una carcajada.

-No es cierto.

 Consciente de que su tanteo no había sido intencional, Callie se sentía más divertida que molesta. Honestamente, no pudo dejar de sentir un estremecimiento leve con el contacto. Estar con Mark era tan simple, tan fácil. No había miedo de asustarlo. Era lo que era. Sin esfuerzo.

-Creo que lo hiciste a propósito.

-De ninguna manera... Mark se  pasó la mano por el pelo y miró de reojo, …-Pero me gustó.

Borracha o no, Callie tuvo el suficiente sentido común para saber que era el momento de terminar la noche. -Gracias por pasar el rato conmigo, Mark. Me divertí mucho.

-Yo también. Mark le dio un puñetazo en el brazo levemente, una vez más cada centímetro de su compañero se expresaba de manera platónica. Callie reconoció su capacidad para leer sus señales y respetar sus límites.

-Vamos a hacerlo otra vez antes de que pase otro mes

-Cuenta con ello. Callie dio un paso atrás en el apartamento, enviándolo con una pequeña ola. –Llega seguro a casa.

-Voy a estar bien, siempre y cuando no estés ahí para empujarme hacia abajo.

-Lo que sea. Buenas noches. Callie sonrió y cerró la puerta. Luego se sobresaltó cuando la habitación se inundó de luz. Girando alrededor, sonrió instintivamente, a la vista de Arizona de pie detrás de ella. -Hola, querida, todavía estás levantada?. A Callie, le tomó un par de compases en silencio para notar los temblores de Arizona. Al principio pensó que era por miedo. Luego, cuando estudió su cara, se dio cuenta de que era por ira. -¿Todo bien?

-No te puedo creer, Calliope... Arizona, se cruzó de brazos con fuerza sobre su pecho. …-¿Debería preocuparme?

La confusión limpió los últimos restos de la sonrisa en el rostro de Callie . El desprecio en los ojos de Arizona señaló que Callie probablemente debería saber de lo que estaba hablando, pero por lo que a ella le concernía, no tenía ni idea. De repente, Callie quería que su cabeza no estuviera tan borrosa. -¿Preocupada por qué?

-La noche de borrachos con Mark Sloan. Vestida con su pijamas de arco iris y unicornios, Arizona, era a la vez adorable y e intimidante, mientras miraba de arriba a abajo a Callie. -Mi pareja que se divertía con su “ex-hombre juguete” en mi puerta.

Callie sintió el calor de la acusación en el tono sobrio de Arizona, -¿Cómo dices?

-Oh, por favor. Estaba dispuesto a joderte contra la puerta... Arizona, la fulminó con su mirada de novia celosa, …-Y por un minuto pensé que ibas a dejarlo.

El alcohol atenuó el dolor de la observación cortante de Arizona, pero sólo ligeramente. -Espera un maldito segundo. Estamos borrachos. Tropecé con mis pies, y Mark se me vino encima. Sí, su mano tocó mi pecho. Entonces, ¿qué?

-¿Y qué?... Arizona, volteó la cara como si ella no pudiera soportar mirar a Callie. …-¿En serio? Eso es todo lo que tienes que decir? Mark Sloan te joroba en contra de mi puerta y tú preguntas “¿qué?”. Arizona, inspiró aire y luego con voz ronca, agregó: -Ustedes me dan asco.

La boca Callie se quedó boquiabierta, mientras trataba de ponerse al día con la conversación. El coqueteo con Mark pudo haber excedido la zona de comodidad  de Arizona, pero Callie no podía imaginar por qué merecía el vitriolo que Arizona le escupió y mucho menos la forma en que lo hizo. Ella no había hecho nada malo. Y estaba demasiado intoxicada para hacer frente a tales tonterías juveniles.

Sin estar segura de qué otra cosa hacer, Callie decidió tomar el cebo. -Bueno, tú también podrías decirme, Arizona. -¿Debería preocuparme?

-Yo nunca te he dado una razón para preocuparte.

-¿En serio?. Callie la acechó de cerca, haciendo caso omiso de la forma en que Arizona se echó hacia atrás para aumentar la distancia entre ellas. –¡Ah no! y ¿qué me dices acerca de encerrarte en las habitaciones de guardia con Teddy Altman, para decirle todas esas cosas que no me puedes decir a mí?

La mirada pétrea de Arizona envió un escalofrío a la espalda de Callie. -Eso no es justo.

-Tienes razón, dijo Callie. -No lo es. ¡Pero si te parece justo acusarme de follar con Mark Sloan!

-Yo no he dicho que hayas follado con él… La cara de Arizona se ensombreció. …-Pero seguro como el infierno que eso hubiera pasado si no lo alejas muy rápido.

Este, este era exactamente la clase de drama que Callie no había querido esta noche. Esto era de lo que ella había estado tratando de escapar. Pero en lugar de alejarse, sólo había conseguido empeorar las cosas. Suspirando, Callie se llevó una mano a la frente. -Arizona, estoy borracha, demasiado borracha para hacer frente a tu histérica mierda ahora mismo. Así que te voy a dar dos opciones: O bien vamos a la cama y hablamos de esto cuando yo esté sobria y tú te hayas calmado, ó la otra cosa es que yo llame a un taxi y me vaya a casa. Es tú elección. Lo único que sé, es que no tengo la energía para discutir contigo esta noche. No de nuevo.

Algo indefinible, pasó por el rostro de Arizona. -Ir a tu casa, ¿eh? ¿Es eso lo que quieres? Tal vez tú puedas llamar a Mark y decirle que se devuelva con su taxi. Ustedes podrían compartir el viaje.

Callie parpadeó. -Jódete, Arizona, ¿de acuerdo? Tú sólo debes decirme si yo debería ¿regresar a mi apartamento o debo quedarme aquí?

Arizona, le dio la espalda a Callie y se dirigió a la puerta de su dormitorio, apagando la luz a su paso. -Es lo mismo que quedarte aquí. Hay una almohada y una manta en el sofá. Sírvete tu misma.

Demasiado agotada para mantener la discusión, Callie tampoco tenía la energía para hacer realidad su amenaza de marcharse. -Bien, gracias. ¡Genial! ¡Maravilloso!. Ella pisoteó hacia sofá y se sentó, quitándose primero sus zapatos, luego los pantalones. Sin inmutarse cuando Arizona cerró la puerta de la habitación, Callie maniobró por debajo de la camisa y se desabrochó el sujetador.

Molesta de que estaba atrapada durmiendo en el sofá por ninguna otra razón que los celos irracionales de Arizona, Callie se dejó caer de nuevo en los cojines y se cubrió con la manta. Su corazón latía de manera irregular en el pecho, en respuesta a la adrenalina desatada, tanto por su encuentro cercano con Mark como con la ira de Arizona.

Claro, Mark era un ligón, y a veces Callie coqueteaba con él. Pero ella nunca le había dado a Arizona una razón para dudar de su lealtad. De hecho, estaba muy segura que ella se merecía una especie de premio a la de “novia del año”, a pesar de lo ocurrido en las últimas veinticuatro horas.

“Lo que sea”, murmuró Callie para sí misma. "No importa".

Pero si le importó. La sospecha de Arizona enfureció a Callie, ahuyentando los últimos vestigios de la paz que había encontrado esta noche. No estaba segura de que nadie nunca la hubiera herido tan profundamente como acababa de hacerlo Arizona. Ni siquiera George, cuando la había engañado con Izzie. Tampoco Erica, cuando ella se marchó sin decir adiós. Pero que Arizona la acusara de serle infiel, incluso en el espíritu, fue mucho peor, porque sus sentimientos por Arizona, eran mucho más profundos que los que había sentido por George o por Erica. Por lo tanto, Callie sintió como si su corazón hubiera sido arrancado y pisoteado al mismo tiempo.

Y lo que lo hacía realmente insoportable, era saber que se había producido por ese momento en la puerta, por los efectos del alcohol, cuando Callie había anhelado la facilidad de estar con un hombre como Mark de nuevo. Cuando ella había anhelado la sencillez de ser capaz de tocar a alguien sin que ella tuviera que adivinar o preocuparse de que podría asustar a su amante. Esto no quería decir que ella no amaba a Arizona, o que no estuviera dispuesta a trabajar junto a ella a través de todos sus problemas. Sólo había sido un momento de debilidad, cuando ella anheló que las cosas fueran más fáciles de nuevo.

Tal vez eso era una traición. Tal vez ella merecía la ira de Arizona.

Callie abrió los ojos en silencio y se quedó boquiabierta cuando vio a Arizona, de rodillas junto al sofá, llegando ya por ella. Ella ni siquiera había oído que la puerta del dormitorio se hubiera abierto de nuevo.

Arizona, se sacudió por la sorpresa. Entonces puso su mano sobre el brazo de Callie. -Por favor, ven a la cama conmigo.

Casi con miedo de moverse, Callie parpadeó mientras trataba de decidir qué decir. -Yo nunca te engañaría Arizona, sin importar lo que hayas visto en ese momento, fue un movimiento descuidado producto del exceso de alcohol, pero yo jamás te engañaría.

Lo sé. Arizona, apretó los dedos alrededor del bicep de Callie, a continuación, apoyó la cara sobre el pecho de ella. Cerrando los ojos, murmuró: -Lo siento. Yo no te he acusado.

Tentativamente, Callie pasó los dedos por el pelo de Arizona. Alentada, cuando ella no se endureció debajo por el contacto, Callie rascó ligeramente su cuero cabelludo. -¿Por qué lo hiciste?

Arizona, se encogió de hombros. -Tuve una mala noche. Me desperté de una pesadilla, literalmente, momentos antes de que ustedes entraran por la puerta… Ella se encogió de hombros otra vez. -No hay excusa. Tienes razón. Nunca me has dado una razón para dudar de ti.

-Pero todavía lo haces

Los ojos de Arizona brillaban en la penumbra de la habitación. -No, lo que estoy es dudando de mi misma. De mi habilidad para hacerte feliz. Para darle lo que necesitas.

-No lo hagas. Callie pensó que tal vez a salir esta noche, de todas las noches, no había sido tan buena idea después de todo. Acababan de pasar uno de sus peores momentos juntas en la cama sólo veinticuatro horas antes, y en realidad ni siquiera lo habían hablado a todavía. Dejar a Arizona sola para preocuparse y preguntarse acerca de su flashback y donde las había dejado, mientras ella se embriagaba con tequila con su ex-amante, de repente parecía un poco insensible. -Lo siento, yo no estaba aquí para ti esta noche, cariño, y la verdad, ahora que lo pienso, debería haber estado

Arizona, negó con la cabeza y rápidamente se puso de pie. Ella le ofreció a Callie una mano, tirando de ella para que se parara del sofá. Agarrando la almohada en una mano y la manta en la otra, Arizona, se dirigió hacia el dormitorio. Ella miró por encima del hombro, para asegurarse de que Callie la seguiría. -Soy una mujer grande, Calliope. No fue para tanto.

Callie tomó la mano de Arizona y entró con ella al dormitorio. -Esta noche lo era. Lo siento.

-Deja de ser tan perfecta. Arizona, sonrió, suavizando sus palabras. Eso lo único que hace es que me sienta peor al comprarlo con la pata que metí yo.

Tomando la almohada y la manta de las manos de Arizona, Callie las arrojó sobre la cama. Entonces ella cogió a Arizona por la muñeca y tiró de ella en un abrazo apretado. -No estás jodida

Arizona, resopló con tristeza. -Es muy amable de tu parte decirlo.

-No lo estas. Callie besó la coronilla de la cabeza, respirando profundamente para poder saborear el aroma ligero del champú. Sus manos recorrían con facilidad las curvas de Arizona, libres de las inhibiciones normales de Callie por el zumbido del alcohol que aún no había pasado. Después de la última noche, su inclinación natural sería suprimir su atracción hacia Arizona, pero instintivamente sabía que era lo correcto. La forma como Arizona se apoyó en su contacto con un murmullo de exhalación, le confirmó a Callie que estaba haciendo lo correcto. -Vamos a salir de esto, Arizona. Ya lo verás.

Asintiendo con la cabeza, Arizona, echó los brazos alrededor del cuello de Callie y las sostuvo con fuerza. -Espero que sí.

No había duda en la mente de Callie. Tenían que hacerlo. -Lo haremos… juntas.


Esta historia continuará…


Capítulo publicado originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/2956.html