Tema musical de esta historia

martes, 11 de septiembre de 2012

"Little Earthquakes" - Capítulo XIX - Segunda Parte/2



CAPÍTULO DIECINUEVE – SEGUNDA PARTE/2

Después de veinte minutos de ver a Dan echando vistazos a escondidas por el pasillo hacia la habitación de Sofía, Callie decidió dejar de fingir que ella no se daba cuenta. Asegurándose de que su voz era suave, dijo: -Estoy segura de que está bien.

Sorprendentemente, Dan volvió su atención a la televisión por un momento, luego miró a Callie con una mueca de vergüenza. -Sí, estoy seguro de que tienes razón.

-Es muy fácil hablar con Arizona. Es una cirujana pediatra, así que ella pasa sus días lidiando con los niños enfermos y sus padres. Eso incluye hablar sobre los temas increíblemente difíciles acercad de la vida y la muerte. Ella es el tipo de persona que puede atraer incluso al más tímido, al más asustado niño, y ella inspira confianza como nadie que yo haya conocido. Sus pacientes la adoran.  Callie sonrió ante el puñado de recuerdos que revoloteaban por su mente, las veces que  ella había sido testigo de Arizona trabajando con su marca especial de magia. -Sofía está en buenas manos, confía en mí.

Dan apretó la mandíbula ligeramente. -¿Ella cura a los niños?

-Sí. Ella es uno de los mejores.

-Maldita sea, que suena como una persona bastante increíble. Con los ojos brillantes, Dan irradiaba tanto enojo y tristeza. -¿Cómo enfrentas el saber lo que ese hijo de puta le hizo?

La pregunta provocó otro recuerdo de Arizona describiendo su ataque con absoluto detalle, y como Callie lo  escuchó con horror. Callie se estremeció, alejando el aluvión de imágenes que su mente había conjurado a lo largo de los últimos meses, pero sobre todo desde aquella noche. Ella no podía soportar pensar en lo que exactamente Colin Thomas le había hecho a Arizona.

Callie le dio a Dan una sonrisa dolida. -La respuesta corta es que trato de no pensar en ello.

Dan sacudió la cabeza con lágrimas. -¿Y la respuesta larga?

-Me concentro en ser fuerte para Arizona. Escucho cuando ella quiere hablar, y yo estoy ahí cuando me necesita. Cuando siento la necesidad de descargar lo mucho que quiero a ese idiota muerto, yo hablo con un amigo. Trato de no cargar a Arizona con mi ira.  Callie se volvió hacia Dan, abandonando toda idea de prestar atención a la televisión. Ella y Dan, sin duda, estaban luchando con una gran cantidad de los mismos sentimientos, así que si quería hablar, estaba más que dispuesta a compartir el beneficio de su experiencia.  -A veces me dejo caer en una fantasía de venganza, pero también recuerdo que el sistema de justicia se ocupará de él.

-Uno de mis mayores pesares de aquella noche es que él saltó por la ventana antes de que yo lo pudiera joder. Apretando los puños en su regazo, Dan exudaba la rabia apenas contenida. –Escuché algo extraño, así que fui a la habitación de Sofía, y tenía la cara hacia abajo sobre la cama, y ella estaba llorando, y lo que estaba haciendo con ella era tan increíblemente brutal. Le pegué a él y conseguí separarlos, pero sucedió todo lo tan rápido... Dan apretó los dientes, …-Probablemente lo habría tirado por la ventana si él no hubiera saltado. Me gustaría haberlo hecho. Me gustaría haberlo matado.

-Bueno, si eso te hace sentir mejor, se rompió las piernas al caer al suelo. Si estuviera muerto, él no habría llegado a sentir ese dolor. Y es muy doloroso, confía en mí.

La boca de Dan se torció. -¿Sí?

-Por supuesto. Él tiene una recuperación larga e incómoda delante de él…,  Callie consideró pasar por alto cómo sabía tanto acerca de su condición, pero decidió no hacerlo. Su extraña relación con Colin Thomas había dado de comer una gran cantidad a su propia ira, por lo que le pareció relevante compartir la verdad con Dan. …-Lo trajeron a nuestro hospital esa noche. Realicé una cirugía en sus piernas antes de descubrir quién era.

Con palidez visible, Dan dijo: -¿Me estás tomando el pelo?.

-Desafortunadamente, no. Así que entiendo perfectamente la intención de matarlo. Callie se detuvo, frenando su emoción en aumento. Esto era  algo más en lo que ella trataba de no pensar. -Se llevó todo lo que tenía para no hacerlo.

-¿Cuando te enteraste de que era él?

-Yo sabía que el hombre había sido arrestado por violación mientras estaba realizando la cirugía, lo que fue para mí,  siendo su médico, increíblemente difícil. Después, me encontré con la detective Mendoza y me dijo que alguien más tendría que hacerse cargo de su cuidado, porque ella pensaba que podía ser el hombre que hirió a Arizona. Así que tuve que ir a decirle a Arizona que su coco personal estaba en el hospital, y que yo acababa de fijar sus piernas…, Callie sintió que su estómago le dolía al pensar en eso ahora. -Al ver lo mal que estaba Arizona, sabiendo que yo había ayudado al hombre que la violó... sinceramente, perdí los estribos esa noche. Me enfrenté a él cuando se despertó de la cirugía. Él estaba en un montón de dolor. Incluso más después que yo salí de su habitación.

Dan sonrió un poco. -De ninguna manera.

-Te lo juro. No fue mi momento más profesional, pero por suerte mi jefe me apoyó después que nos separó.

-Wow, respiró Dan. -¿Qué le dijiste? ¿El hijo de puta te dijo algo a ti?

-Le dije que alguien importante para mí había sido violada en el hospital y le pregunté si sabía algo al respecto. Al principio él lo negó…,  El calor inundó la cara de Callie cuando recordó su conversación, sus palabras feas. …-Entonces, básicamente, admitió que había violado a Arizona, de la manera más cruda posible. Así que le di a una de sus piernas un buen apretón, y la conversación ya había terminado.

Dan se mostró complacido por el pensamiento. -Bien por ti.

Callie se encogió de hombros. -Me hizo sentir mejor por un minuto, por lo menos.

-Arizona tiene suerte de tener a alguien que la ama tanto.

-Los dos estamos de suerte. Callie miró hacia el dormitorio de Sofía, preguntándose cómo le estaría yendo a Arizona. Ella había estado tan nerviosa antes, y Callie quería más que nada verla y asegurarse de que ella estaba bien.

Dan siguió su mirada. -Creo que Sofía rompió con su novio. Él sigue llamándome  a mí para saber cómo está, porque ella no quiere hablar con él. En realidad él es un hombre realmente bueno, y está muy preocupado."

-¿Habían estado juntos mucho tiempo?

-Un par de años. Ellos se aman..., la cara de Dan se suavizó cuando le devolvió la mirada. …-Me gustaría que Sofía pudiera apoyarse en Ben ahora, pero estoy seguro de que no puede ser fácil para ella, estar cerca de un hombre.

-No fue fácil para Arizona, incluso estar con una mujer. Le llevó tiempo, y la terapia.

Dan se encogió de hombros, -Sofía no quiere ir a terapia.

-Estoy cruzando los dedos para que Arizona la convenza que le dé una oportunidad.

-Eso estaría bien.  Dan dudó un momento y luego dijo: -¿Crees que va a hablar con Sofía para que testifique  en el juicio?

-Realmente no lo sé. Con lo ansiosa que  Arizona se sentía acerca de su testimonio, Callie no podía imaginarla a ella tratando de venderle la idea a Sofía. -Honestamente, Arizona le tiene un miedo de muerte a ese juicio. Estoy bastante segura de que pasó hoy todo el día tratando de evitar devolver una llamada a la oficina del fiscal, donde quieren comenzar a preparar su testimonio y ella está muy nerviosa.

Dan se sentó un poco más erguido, claramente alarmado. -¿Crees tú que ella no quiera testificar?

-No, ella va. De lo que estoy casi segura es que ella no va a tratar de convencer a Sofía de hacer lo mismo, sabiendo cuán aterrador es pensar en hacerlo, meses más tarde y con toda la curación que ya ha hecho.

Buscando alivio, Dan dijo: -Yo lo entiendo. Va a ser una experiencia muy diferente para mí, de lo que sería para ellas. Pero no puedo esperar. Incluso si no puedo hablar en nombre de Sofía, puedo decirle al juez y al jurado lo que vi. Saltar por la ventana de un cuarto piso no es la acción de un hombre inocente. Cuando el se fue, mi hermana estaba desnuda y llorando, demasiado aterrorizada como para volver a entrar a su propio dormitorio.   Hizo una pausa, mientras una fugaz expresión de asco pasó por su cara. -Con la evidencia de ADN y todo nuestro testimonio, yo no puedo ver cómo no lo van a condenar.

-Estoy de acuerdo. Él va a pagar por lo que ha hecho, dijo Callie, sintiendo que necesitaba dar tranquilidad a Dan. -No hay duda.

-Yo seguro como el infierno, espero que así sea

El teléfono de Callie emitió un ruido que correspondía al tono de Arizona, un sonido que había sido descrito como "el silbido de un galope de unicornio “, que era muy gracioso, y era exactamente la razón por la que Callie lo había puesto como su sonido de notificación para indicar un texto que provenía de Arizona. Confundida por qué Arizona estaba enviando un mensaje de texto cuando ella estaba solo a unos cuantos pasos, Callie sacó de su bolsillo su teléfono con un murmullo de disculpa. Ella abrió su nuevo mensaje de Arizona, lo leyó, y se fundió un poco por dentro.

-Texto de Arizona. Callie se encontró con la mirada curiosa de Dan. -Sofía se quedó dormida en su regazo. Pero a ella le gustaría quedarse ahí por un rato, porque dice que Sofía necesita descansar.

Dan tosió, atrapado en algún lugar entre una risa y un sollozo. -Sí, ella lo necesita. Dile a Arizona, que es genial... y gracias. Cuando Callie empezó a escribir, él resopló con suavidad. -Supongo que tenías razón. Sofía debe haber sentido como si estuviera en muy buenas manos, para bajar la guardia de esa manera.

-Te lo dije, Arizona, está hecha de magia.

-Obviamente. Dan se echó a reír, relajándose en el sofá. -Dios, es un alivio. Saber que Sofía esta en realidad durmiendo un poco.

Callie envió una respuesta a Arizona, y guardó su teléfono. -Entonces yo diría que esta visita fue un éxito.

-Por supuesto. Frotando la mano por la cabeza, Dan exhaló. Entonces cogió su botella vacía de cerveza y e hizo un gesto hacia su copa. -¿Quieres un recambio? Suena como que tenemos que matar el tiempo.

-Eso sería perfecto.

-Genial. Dan cogió el mando a distancia, se lo entregó a Callie y se puso de pie. -Adelante, elige una película. Algo ligero. Volveré.

-Absolutamente, dijo Callie.

#

Sofía durmió durante más de dos horas antes de que ella se agitó y parpadeó aturdida frente a Arizona, que dejó de acariciar el pelo oscuro debajo de sus dedos y sonrió. -Hey, murmuró Arizona. -Te quedaste dormida.

Con la cara sonrosada, Sofía se sentó rápidamente. -Lo siento mucho.

-No te preocupes. ¿Has tenido una buena siesta?

-Sí. Sofía, estiró el cuello para mirar el reloj. -¿Cuánto tiempo estuve dormida?

-Un par de horas. Sofía escuchó con los ojos abiertos por el pánico, Arizona, le acarició la mano. -No es gran cosa. Yo estaba feliz de ser tu almohada.

-Estoy tan avergonzada. Sofía, se veía inquieta y parecía tener problemas para hacer contacto con los ojos, sin embargo, hubo una nueva cordialidad y confianza entre ellas, algo que no había estado allí antes. -¿No está tu novia allá afuera esperando por ti?

-Yo le envié un mensaje de texto para hacerles saber que estabas descansando.  Arizona, se puso de pie, agradecida por la oportunidad de estirar las piernas. Tan contenta como estaba que Sofía había llegado a dormir, Arizona, estaba más que lista para irse. El tiempo sola le había dado demasiado tiempo para pensar. Acerca de lo que Sofía había sobrevivido, lo que ella misma había superado, y todo lo que aún quedaba por delante para ella con el juicio. Sus pensamientos se tornaron aterradores y caóticos lo que hizo que sintiera claustrofobia y ahora sólo anhelaba un poco de aire fresco.

Sofía también se puso de pie, pasándose una mano por el pelo. Miró alrededor de la habitación como si apenas la reconociera. -Me siento mejor. Se volvió hacia Arizona y consiguió esbozar una sonrisa pequeña, pero real. -Y yo no soñé.

-Bueno. Trata de hacer eso de nuevo después de mi partida, ¿de acuerdo?

Tratando de mantener su sonrisa, Sofía dijo: -Voy a tratar.

Arizona se acercó y con cuidado colocó las manos sobre los hombros de Sofía, mirándola fijamente a los ojos. Sabía que tendría problemas para mantener sus propias pesadillas a raya esta noche, pero eso no significaba que no podía animar a Sofía. -Vas a salir de esto. ¿Me oyes?

Sofía asintió con la cabeza.

-Él te pone en el infierno, Sofia. Ni siquiera puedes imaginar como puedes soportar lo que hizo. Cuando Sofía negó con la cabeza y abrió la boca para hablar, pero Arizona, continuó. -Pero él no llega a ganar. Así es como se empieza a sanar, cuando tú decides que él no va a ganar. Tú  puedes y sanarás. No será fácil, y no va a pasar todo de una vez, pero se pone mejor, te lo prometo.

Sofía cayó en el abrazo de Arizona, abrazando con fuerza. -Voy a tratar, dijo otra vez, con voz temblorosa. -Gracias.

Arizona, frotó la espalda a la ligera. -¿Llamarás a la Dra. Watson?

-Tal vez.

El corazón de Arizona se encogió ante la duda en la voz de Sofía. A pesar de que tenía la sensación de que Sofía quería hacerla sentir orgullosa, le preocupaba que ya hubiera tomado una decisión acerca de dar el siguiente paso en su recuperación, o más bien no. -Va a ayudar. En realidad, lo hará.

Sofía dio un paso atrás, enjugándose las lágrimas. -Voy a pensar en ello.

Eso era lo mejor que Sofía podía darle esta noche, y  Arizona lo sabía, sin embargo, no pudo resistirse a hacer una sugerencia más. -Y también piensa en llamar a Ben, ¿de acuerdo? Suena como si él realmente se preocupa por ti, trata de permitirle que te apoye. Sofía miró hacia otro lado, pero Arizona se trasladó con ella, manteniendo el contacto visual. -Yo sé que no es fácil, y a veces cuando la gente te quiere, ellos quieren que tú les hables, incluso cuando tú no crees que sea posible. Pero te lo estoy diciendo ahora mismo, el amor de Callie ha hecho más para sanarme que cualquier otra cosa. Tal vez el amor de Ben, pueda hacer lo mismo por ti.

Asintiendo con la cabeza rápidamente, Sofía dijo: -Hablando de Callie, por favor, salúdala de mi parte.

Arizona, sonrió, entendiendo que Sofía había tenido suficiente esta noche. Lo que era bueno, porque ella también. –Lo haré. Vamos a descansar un poco.

-Gracias. Sofía abrió la puerta del dormitorio y se volvió hacia Arizona, con un tímido encogimiento de hombros. -Se lo dirás a Callie, que lo siento por no poder salir a saludarla en esta ocasión? Yo no me siento... “social".

-Ella lo entiende.

-Cool. Sofía, le dio otro abrazo rápido, luego se movió a un lado para para permitirle a Arizona poder salir hacia el pasillo. -¿Tal vez podremos hablar tu y yo otra vez?

-Cuenta con ello. Voy a llamar para saber cómo estas, pronto

Sofía sonrió y cerró la puerta con un suave clic. Una sensación de alivio inundó a Arizona al considerar que todo lo que se interponía entre ella y un baño caliente era el viaje a casa en coche. Ella se dirigió hacia la sala de estar, preparado para ofrecer a Dan un adiós rápido.

La atención de Callie pasó a Arizona en el instante en que ella entró en la habitación. Su sonrisa fácil se desvaneció cuando sus ojos se encontraron, lo que le confirmó a Arizona que estaba haciendo un pésimo trabajo para ocultar su tumultuoso estado emocional. Con una mirada de profunda preocupación, Callie se levantó y caminó alrededor del sofá para saludarla.

-¿Estás bien?, murmuró Callie.

Arizona le dio el más valiente gesto que pudo, luego sonrió a Dan. Con los ojos llenos de angustia, él la miró como si tuviera miedo de lo que podría decir.

-Sofía y yo tuvimos una charla muy buena. Incluso se las arregló para conseguir un par de horas de sueño.

-¿Va a estar bien?, Dan le preguntó.

-Mientras ella trabaje en eso, sí. Yo le di el número de mi terapeuta. Por favor, anímala a que lo use. Sintiendo el calor de Callie en la espalda, Arizona se relajó en su contra, ya que definitivamente necesitaba el apoyo. Callie pasó el brazo alrededor de la cintura sin apretar a Arizona, cerca, pero no empalagoso. -También le sugerí que le diera una oportunidad a su novio para que la apoye a través de todo esto. No estoy segura de que vaya a tomar alguno de mis consejos, pero…

-No, eso es genial. Dan exhaló, y parecía feliz. -No me esperaba ningún milagro esta noche. Pero usted le ayudó a conseguir un poco de sueño, y parece que ella en realidad se abrió un poco, así que... Después de una breve vacilación, Dan tentativamente abrió los brazos. -Gracias, Arizona. En serio.

No queriendo rechazar el gesto de amistad, Arizona dejó la seguridad de los brazos de Callie y permitió a Dan darle un abrazo rápido. Su cuerpo era delgado y duro y olía a hombre sin lugar a dudas, así que aunque no hizo nada amenazante abiertamente, Arizona contuvo la respiración mientras el corazón le latía con fuerza, hasta que la soltó.

-¿Tal vez voy a hablar con usted otra vez?, dijo Dan, aparentemente ajeno a su malestar.

Arizona, asintió con la cabeza rápidamente, no confiaba en ella para hablar hasta que pudo reagruparse. Tan pronto como pudo forzar la salida de las palabras, dijo, -Le dije a Sofía, que yo llamaría más tarde esta semana para comprobar cómo estaba ella.

-Perfecto. Dan asintió con vehemencia.

-En ese sentido, dijo Callie, apretando su mano contra la espalda de Arizona, -Tengo una cirugía temprano mañana y necesito llegar a casa. ¿Estás lista, nena?

Consciente de que la cirugía de Callie no era tan temprano, Arizona, plasmó en una sonrisa falsa, impulsada por su gratitud muy real hacia Callie por el reconocimiento de su necesidad de hacer una salida rápida. -Sí, por supuesto.

-Por supuesto.  Dan corrió hacia la puerta y la abrió para ellas. -Gracias de nuevo por venir, a las dos. Creo que me ayudó mucho. Para que se sienta lo suficientemente cómoda para dormir contigo... Sonrojado, lanzó su mirada a Callie, y luego a Arizona. -¿Sabes lo que quiero decir?

-Sí, te entiendo. Arizona, entró en el pasillo. -Buenas noches, Dan.

-Tú también. Dan abrió los brazos a Callie a su paso, y ella lo complació con un abrazo casual. -Gracias por dejarme desahogar, Callie. Fue muy agradable.

-No hay problema. Callie caminó al lado de Arizona, deslizando un brazo alrededor de su cintura. –Hasta luego.

-Adiós.

Dan cerró la puerta y se dirigió hacia la escalera en silencio. Cuando llegaron a la final de la escalera, finalmente fuera del alcance del oído de Dan y del apartamento de Sofía, Callie murmuró: -En serio, ¿estás bien?

Consciente de que estaba tambaleándose al borde de un ataque legítimo, aunque no comprendía del todo su origen, Arizona logró un movimiento furioso de la cabeza. -Vamos a llegar al coche.

-Muy bien, dijo Callie, y la atrajo hacia ella en dirección al coche.

Arizona consiguió sentarse el asiento del pasajero del coche de Callie y se colocó el cinturón de seguridad sin perder la compostura. Ella sabía que la crisis iba a venir, que era inevitable, pero ella estaba desesperada, no quería sucumbir a la vorágine de sus emociones. Ella estaba demasiado cansada. La tarde ya la había agotado, y al mismo tiempo la liberación de toda su energía negativa sería, sin duda, útil para la catarsis, pero también la dejaría entumecida y ahuecada.

Ella no tenía la fuerza para ello esta noche.

Pero cuando Callie se montó en el coche y, en lugar de ajustar las llaves a la ignición, acarició el dorso de sus dedos sobre la mejilla de Arizona y le dijo: -Dime qué puedo hacer, la resolución de Arizona comenzó a derrumbarse.

Con las manos temblorosas, Arizona, arrancó la cartera de su regazo y comenzó a hurgar en su interior. Al principio no sabía lo que estaba buscando, pero con su irritación, lo supo luego. Actuando exclusivamente por instinto, su cuerpo fue a la búsqueda de la estimulación familiar de la nicotina. Al darse cuenta de que ella no tenía ninguno, Arizona, lanzó su bolso en el suelo con un gruñido de frustración. -Me gustaría tener un maldito cigarrillo.

Callie se quedó en silencio durante un par de compases y luego dijo: -¿Quieres que te lleve a comprar?

La pregunta con voz suave al instante rompió la delgada capa de Arizona en su control. No porque Callie odiaba que ella fumara y aún así se ofreció a satisfacer su hábito en la remota posibilidad de que la haría sentirse mejor, ni porque Arizona recordó de repente que el fumar ya no era una opción, ahora que el mal olor de los cigarrillos podía desencadenar en un flashback . En cambio, fue porque las palabras  sinceras de Callie y su sólida presencia trajeron a su mente una terrible verdad, la humildad contra la que Arizona había estado luchando toda la noche.

“Ella era la afortunada”.

Tan horrible como la violación había sido, podría haber sido mucho peor. Podría haber durado horas. Podría haberle pasado en un momento de su vida cuando no tenía un sistema de apoyo, nadie para guiarla y protegerla mientras ella navegaba hacia su recuperación. La policía podría haberla tratado con falta de respeto, no creerle, o insinuarle que de alguna manera era su culpa. Pero nada de eso había sucedido. Había sido terrible, sí, pero podría haber sido peor. Tuvo suerte.

Arizona, se echó a llorar. Inmediatamente Callie se inclinó sobre la consola central y tiró de ella en un cálido abrazo. Arizona fue de buena gana, aliviada al aceptar el apoyo irreflexivo de Callie. Ahora que el torrente había comenzado, Arizona no se pudo contener. Todo fue muy rápido, sus sollozos se intensificaron hasta el punto donde que se le hizo difícil respirar. Dando la impresión de percibir su creciente pánico, Callie  pasó la mano con fuerza sobre la espalda de Arizona y trató de calmarla

-Respira, querida. Sólo respira.

Sacudiendo la cabeza, Arizona trató de reunir la fuerza para decirle a Callie que no podía respirar, que ella tenía miedo de que se pudiera desmayar, pero no pudo articular las palabras. En cambio, se aferró a Callie en la desesperación, con miedo a dejarla ir.

-Te tengo, dijo Callie, frenando el movimiento de su mano contra la parte posterior de Arizona. Ella acercó su cuerpo al de Arizona lo más posible, hasta que sus pechos quedaron apretados,  Arizona podía sentir el palpitar de Callie, casi tan estruendoso como si fuera suyo. -Arizona, quédate aquí conmigo. Estás bien. Estás a salvo.

Arizona, cerró los ojos y canalizó cada pedacito de su energía en sacar de ella su espiral descendente. Callie estaba en lo cierto, estaba a salvo. Dentro del círculo de los brazos de Callie, nada le haría daño. Poco a poco, la respiración de Arizona se regularizó y sus lágrimas se redujeron a un goteo. Su pecho continuaba doliéndole, pero ella sintió que lo peor ya había pasado.

-¿Qué ha pasado ahí dentro? Callie no movió un solo músculo, y Arizona, tuvo la sensación de que era porque Callie había pensado que podría asustarla si lo hacía.

Arizona abrió los ojos, pero no apartó la cabeza del hombro de Callie. -Él la violó durante tres horas. Ella dijo que él le hizo hacer de todo.

-Lo siento mucho. Callie apretó su abrazo. -Ni siquiera puedo imaginar lo que está pasando.

-Honestamente, yo tampoco. No permitiendo que sus pensamientos se alejaran demasiado por ese camino, Arizona, se estremeció. -Tres horas, Calliope. Él me hizo daño durante diez minutos, pero ella tuvo que sufrir tres horas con ese hombre. Tres horas de relaciones sexuales forzadas, la tortura, la humillación. Incluso se aseguró de hacerla corresponder, por lo que ahora siente la vergüenza de que su cuerpo reaccionara a él.

-No es de extrañar que ella está teniendo un momento muy difícil. La ira se deslizó en la voz de Callie, aún así, Arizona percibió que estaba tratando de suprimirla. -Esa pobre chica.

-Ella está tan rota, Callie. Está en tanto dolor. Le dije que se pone mejor, porque lo hizo por mí, pero la verdad es que no tengo idea de cómo se siente en estos momentos. Me ha tomado meses recuperarme de diez minutos de infierno, y todavía no puedo dormir toda la noche. Tres horas, Cal. El pecho de Arizona lanzó una oleada de ira impotente que se estrelló sobre ella. -Pasó por mucho más que yo, e incluso aún no puedo deshacerme de las pesadillas de mierda. ¿Quién soy yo para decirle que se va a mejorar?

-Se va a mejorar. La voz de Callie era suave, pero llena de autoridad. …-Las dos

Sacudiendo la cabeza, Arizona se enfrentó a una aguda punzada de culpa que floreció en el fondo de su vientre. –Aún no  he llamado a la oficina del fiscal

-Lo sé. Callie se echó hacia atrás y miró a Arizona con una simpatía que amenazaba con deshacerla una vez más. -¿Pero llamaras mañana?, ¿verdad?

-Tengo que hacerlo. Sostener a Sofía Romero esta noche le recordaba exactamente por qué era tan importante. Tenía la fuerza, la determinación, y el apoyo para hacer lo que tenía que hacer, y sentirse asustada no iba a cambiar eso. Testificar era su responsabilidad. -Si no fuera por mí, entonces a Sofía… La barbilla de Arizona temblaba. -Es sólo una niña. Ella no debería tener que lidiar con esto, y definitivamente debe sentir que no tiene más futuro. Él tiene que ser castigado por todas nosotras, pero por ella en especial.

Con sus ojos llenos de lágrimas, Callie cubrió la cara de Arizona con sus manos. -Te amo, Arizona, y nunca he estado más orgullosa de ti. Sé lo difícil que esta noche ha sido para ti. Sé cuánto de sí misma le diste a Sofía para tratar de apoyarla. Y acabo de pensar...  creo que eres increíble. Y así, tan hermosa. Y si hay algo que yo pueda hacer para hacerte sonreír en este momento, cualquier cosa, quiero hacerlo. Debido a que tú no deberías tener que sentirte así, tampoco.

Arrastrada por la emoción en su estado puro, por el gran alcance de las palabras y las emociones que provenían de Callie, Arizona, se inclinó para acercar sus labios a los de ella. Callie permaneció en su lugar muy quieta y no hizo ningún esfuerzo para profundizar el beso, pero  frotó los pulgares sobre las mejillas de Arizona con una ternura insoportable. Cerrando los ojos con fuerza, Arizona susurró: -Por favor, no me dejes ir.

Callie sacudió la cabeza, apretando sus manos en el rostro de Arizona, para mantener su mirada. -Yo no podría. No lo haré.

Arizona, sonrió.

Esta historia continuará…


Capítulo publicado originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/5745.html