Tema musical de esta historia

martes, 14 de agosto de 2012

"Little Earthquakes" - Capítulo XVI


CAPÍTULO DIECISÉIS

Cuando el teléfono de Arizona sonó, luego de kilómetro y medio en su recorrido diario con Teddy, su corazón ya estaba a toda marcha. Ella se detuvo en el centro del campo y buscó el teléfono dentro de su bolsillo, perdiendo el poco aliento que le quedaba al ver el número de la detective Mendoza en la pantalla. Ella había estado esperando esa llamada desde hace días, temiendo los resultados de las pruebas de ADN, que finalmente pondrían fin al suspenso.

Después de esta llamada telefónica, ella sabría si Colin Thomas había sido el hombre que la violó. Si así fuera, eso significaba que su vida iba a cambiar de nuevo. Habría un juicio, sin duda cubierto por los medios de comunicación locales. Su regreso lento pero constante a la normalidad quedaría en suspenso al verse obligada a enfrentar el estrés y la ansiedad de revivir su violación en una habitación llena de extraños, incluyendo el hombre que le había hecho daño. Pero un juicio también significaba que probablemente él sería castigado por sus crímenes, ofreciéndole a Arizona, incluso, la posibilidad de algún tipo de cierre.

Si el ADN no pertenecía a Colin Thomas, entonces la situación sería difícil de una manera completamente distinta. Sin importar el miedo a la idea de enfrentarse a un juicio, Arizona quería justicia, no sólo para la chica que Colin Thomas había violado hace cinco días, sino también para sí misma.

Mirando el teléfono repicar, Arizona se preparó a sí misma para cualquier noticia que la Detective Mendoza le diera. De cualquier manera, tenía que seguir adelante.

Teddy que estaba parada a su lado, dijo -Responde.

La palabra de Teddy, terminó de empujar a Arizona para contestar la llamada. -Habla Arizona Robbins. Su voz salió sin aliento y débil. Enderezando los hombros, Arizona, trató de proyectar más confianza de la que sentía en ese momento. -Hola, detective.

Mendoza vaciló. -¿La llamé en un mal momento?

-No. Arizona, se encontró con los ojos de Teddy, asintiendo con la cabeza cuando Teddy la animó a seguir caminando a lo largo del camino. -Sólo estaba trotando, haciendo mi carrera de esta mañana.

-Ah. Mendoza se echó a reír. -Traté de correr una vez. Eso fue todo lo que hice.

Arizona consiguió esbozar una sonrisa, pero su corazón no estaba en ella. En los días transcurridos desde que Colin Thomas apareciera en la sala de emergencia, ella había tratado de imaginarse cómo podría reaccionar a cualquiera de los posibles resultados de la prueba de ADN. Ahora que el momento de la verdad estaba aquí, ella se sentía en el borde de un abismo oscuro, con miedo de que, sin importar lo que Mendoza dijera, ella caería en el interior.

-¿Así que ya lo saben? .Arizona no vio ninguna razón para andarse por las ramas. Ambas sabían por qué estaba llamando Mendoza. -¿Fue él?

-La prueba de ADN determinó en forma concluyente que Colin Thomas es el hombre que te violó. Sí. Mendoza hizo una pausa, como para dar tiempo a digerir la noticia. -También pudimos  conectarlo a un caso sin resolver de hace ocho meses. Va a ser acusado de tres violaciones.

-¡Oh!. Las rodillas de Arizona se tambalearon y Teddy de inmediato la agarró del brazo y  la llevó a un banco del parque justo al lado del camino. Ella dio a Teddy una sonrisa de agradecimiento cuando se sentaron, a continuación, volvió su atención a lo que Mendoza había revelado. Que Colin Thomas había hecho pasar a otras dos mujeres por el mismo trauma que había infligido a Arizona, eso hizo que ella quisiera romper a llorar. Ella sabía exactamente cómo las mujeres se sentían, y no le deseaba lo que les ocurrió  ni siquiera a su peor enemigo. -¡Oh!, murmuró Arizona de nuevo.

-También quiero hacerle saber que hemos probado al Sr. Thomas para el VIH. Los resultados fueron negativos.

Aturdida por la ola de alivio que la invadió en la revelación, Arizona puso una mano en la frente. El flujo de pensamientos y emociones provocadas por las palabras de la Detective Mendoza abrumaron a Arizona, dejándola casi entumecida. -Gracias por dejarme saber.

-¿Está usted dispuesta a testificar en contra del señor Thomas? Mendoza suavizó su voz, obviamente consciente de que este era un tema delicado. -La evidencia de ADN es fundamental para nuestro caso, pero el testimonio de la víctima es realmente importante para traer un elemento humano al proceso. El ADN tiene contexto en cualquier situación, pero es mejor si la acusación no se basa únicamente en la ciencia. Además, el informe de un laboratorio no tiene el mismo impacto que escuchar exactamente lo que Colin Thomas le hizo a usted, y cómo su vida se ha visto afectada por ello.

Tanto como Arizona temía la idea, en el fondo sabía que no tenía otra opción. En su corazón ella sabía que si a Colin Thomas no lo encerraban, continuaría violando a las mujeres. Ella no había sido capaz de hacer nada después de su ataque para impedir que le hiciera daño a su víctima más reciente, pero muy bien  podría hacer algo ahora. -Por supuesto que voy a declarar.

-Gracias. Mendoza sonaba aliviada. -Sé que es difícil. Esa es una decisión muy valiente.

-No se siente mucho como una elección. Arizona, vaciló, sin saber hasta dónde podía preguntar acerca de las otras víctimas. Pero ella tenía que saber. -Las otras dos mujeres… estarán testificando, ¿verdad?

-Tengo la esperanza de convencer a la chica con que atacó la semana pasada que ella tiene que presentarse y hablar en el juicio. Su hermano es un testigo presencial, que ha dejado en claro que está dispuesto a hacer todo lo posible para poner a este tipo tras las rejas. Pero ella está vacilante. Esto sigue siendo tan fresco para ella. Ni siquiera ha sanado y ya tiene que pensar en decirle a un jurado lo que le pasó.

Arizona, trató de imaginarse hacer frente a la idea de un juicio a menos de una semana después de su propio ataque. Ella no hubiera tenido la fuerza. Su corazón sufría por la muchacha, y ella deseaba tanto asegurarle que las cosas mejorarían. No era rápido, no era fácil, pero poco a poco y con una cantidad no pequeña de lucha la vida continuaba.

Tan fácil como fue simpatizar con la chica, Arizona, odiaba la idea de que podría ser la única dispuesta a hablar en el tribunal. Tratando de ocultar el temblor de su voz, de Arizona, dijo, -¿Qué hay acerca de la primera víctima?

-Sí, ella está de acuerdo en testificar, qué es una gran cosa. Mendoza se aclaró la garganta, bajando la voz. -Pero, francamente, estoy muy contenta de que usted está dispuesta a contar su historia. El jurado será más favorable para usted. Usted tiene un carácter muy fuerte que la defensa no será capaz de poner en duda.

Un problemita de preocupación agitó el  intestino de Arizona. Ella no era totalmente ignorante acerca de cómo las víctimas de agresión sexual a menudo son tratadas casi como si ellas fueran las llevadas a juicio, pero oír a Mendoza verbalizarlo  fue estremecedor. -¿Por qué?,  ¿Porque soy una profesional o porque la defensa no puede sugerir que tengo un historial de promiscuidad con los hombres?

-¿Sinceramente? Las dos cosas. El disgusto en la voz tranquila de Mendoza dejó en claro que encontraba el tema tan de mal gusto como lo encontraba Arizona. -En cualquier caso, usted será llamada por la oficina del fiscal en breve. Usted va a trabajar con ellos para preparar su testimonio para el juicio, cuya fecha debe fijarse en un par de semanas. Si  tiene alguna pregunta en el ínterin, no dude en llamarme.

Ella tenía una pregunta. -¿Estaría bien si le  ofreciera mi información de contacto a las otras dos mujeres involucradas? Sobre todo la chica que fue atacada la semana pasada. No sé si realmente puedo decir o hacer algo para mejorarlo, o posiblemente para convencerla que vaya a declarar, pero ... no lo sé. Siento como que debo tratar de hacer algo .

-Voy a ofrecerle su información de contacto.

-Gracias.

No tenía la menor idea de lo que esperaba lograr al hablar con los demás miembros del club poco alegre de Colin Thomas,  pero Arizona no podía dejar de preguntarse acerca de ellas. ¿Quiénes eran?, ¿Habían sido sus ataques tan brutales?, ¿Acaso peores? Ella estaba especialmente curiosa acerca de la primera víctima. Ocho meses después, ¿cómo se sentía? Arizona, se apoyó contra Teddy, agradecida por su cálida presencia a su lado. -Le agradezco su llamada.

-No, gracias  a usted Dra. Robbins. De verdad.

A pesar de sentir que no había hecho nada digno para la gratitud de Mendoza, Arizona, aceptó las palabras en el espíritu en que estaban destinadas. -Por supuesto. Voy a hablar con usted más adelante?

-Definitivamente. Adiós por ahora.

Arizona, colgó el teléfono y se lo metió en el bolsillo de su sudadera. Su mano estaba temblando.

Entretejiendo sus dedos, Teddy tomó la mano de Arizona en su regazo. -¿Estás bien?

-No estoy segura.  Sonriendo débilmente, Arizona, dijo, -Parece que eso ha sido una constante últimamente.

-Han atrapado al hombre que te hizo daño. Teddy le dio un apretón, agachando la cabeza para atrapar la mirada de Arizona. -Esa es una muy buena noticia.

Arizona, asintió con la cabeza. No lo podía negar. El inconveniente era la larga lista de desafíos nuevos que superar. -Parece que voy a ser la víctima protagonista de carácter intachable. La Detective Mendoza parecía muy aliviada al saber que voy a declarar

-Estoy orgullosa de ti, Arizona. Sólo puedo imaginar cómo debe sentirse. Nunca informe acerca de lo de Jay y Steve, yo no quise lidiar con lo que eso significaba. En ese momento se sentía como la decisión correcta para mí, pero tengo que admitir, como un adulto,  mirando hacia atrás y pensar en lo que significa la búsqueda de justicia.  Teddy miró hacia abajo, con una media sonrisa radiante, pero lamentó. -Uno de ellos o ambos pueden haber violado a otra mujer. No me sorprendería. A veces me gustaría tener otra oportunidad como la que tú tienes ahora.

-Pero ¿y si no es encontrado culpable?. La idea de revivir su experiencia delante de todos, incluyendo al hombre que la había herido, intimidaba como el infierno a  Arizona, pero lo haría si eso significaba que sería castigado. Siempre había una posibilidad de que no lo fuera. Arizona no sabía cómo iba a vivir con eso. -¿Y si voy a un juicio y por alguna razón lo dejan ir?

-Ellos no lo harán. Hay pruebas de ADN. Fue capturado en el apartamento de la chica anterior, por el amor de Dios. Teddy sacudió la cabeza. –Por supuesto que va a ser condenado, de lo que se trata aquí en todo caso es del tipo de condena que recibirá.

-Espero que sí. Arizona, se recostó en el banco y exhaló. La Detective Mendoza no está segura de que la chica que atacó la semana pasada vaya a declarar.

-Lo escuché. Este debe ser un momento muy difícil para ella como para pensar en algo así.

-Lo sé, dijo el Arizona. -No es fácil para mí pensar en ello, meses más tarde.

-Vas a estar bien. Teddy  acarició el pulgar sobre el lado de la mano de Arizona, ofreciendo una gran comodidad, manteniendo una distancia respetuosa. Era casi como si supiera el espacio que Arizona requería.  -Callie estará contigo. Y una vez que esto haya  terminado, ustedes podrán seguir adelante. Al ver que el hombre sea castigado con suerte les dará un sentido de cierre.

-Ojalá.  Aunque Colin Thomas fuera a la cárcel, sus acciones no podrían ser deshechas. El cierre verdadero era probablemente imposible, porque había robado algo de Arizona que nunca volvería. Él la había cambiado para siempre.  Lo que hacía que la búsqueda de la justicia incluso fuera más importante, aunque el proceso la asustara de muerte. Al exhalar, Arizona, dijo, -Tienes razón. Yo puedo hacer esto y voy a estar bien. Lo sé. Es sólo que... no me gusta.

-Yo no te culpo. No me gusta, tampoco. Teddy le dio una palmada con cuidado en la rodilla. -¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?

-Tú ya lo estás haciendo. Dejando caer la mano de Teddy, Arizona le dio un rápido abrazo. -Gracias.

-¿Quieres llamar a Callie?

Arizona, hizo caso omiso de la sugerencia. Necesitaba tiempo para recoger sus emociones antes de compartir la noticia con Callie. -Voy a hablar con ella cuando llegue al hospital. No es necesario que la interrumpa cuando está trabajando.

-De alguna manera no creo que le importaría. Teddy escudriñó el rostro de Arizona, haciendo un mal trabajo al tratar de disimular su interés en evaluarla. -No te alejes de ella ahora. No después de todo lo que han pasado juntas.

Apartarse de Callie era lo último que Arizona querría hacer. Pero no llamarla en este momento no era lo mismo que alejarse de ella. No quería dejar que el arresto y la anticipación de un juicio la arrastrara de nuevo a un estado emocional que había luchado tan duro por superar. A pesar de que seguiría siendo abierta con Callie sobre cómo se sentía, Arizona se negaba a hacer una llamada de teléfono especial para hacerlo. No era gran cosa.

-Confía en mí, vamos a hablar de esto... Y hablar... Y entonces, probablemente… hablaremos un poco más. Hacemos toda clase de cosas acerca de “hablar” en estos días. Arizona consiguió esbozar una sonrisa. -Esto no es un “Yo no voy a hablar de eso”,  lo voy a hacer, pero puedo esperar hasta verla en el trabajo. Te lo prometo.

-Está bien. Teddy no parecía muy convencida, pero tuvo la amabilidad de no decir nada más al respecto. -¿Quieres saltarte el resto de nuestra carrera e ir directamente a la tienda de donuts?

La barbilla de Arizona comenzó a temblar,  pero se apresuró a retroceder su emoción. De ninguna manera iba a conseguir todas las donas por parecer más débil y llorosa. Pero la idea le sonó bien, y le encantó la oferta de Teddy. -Desesperadamente, sí.

Teddy se levantó y animó a Arizona a pararse. –Entonces vamos, yo invito.

#

Dos horas más tarde, Arizona, encontró a Callie en el salón estudiando detenidamente el expediente de un paciente común, un niño de 12 años de edad, que Arizona había diagnosticado recientemente con cáncer de hueso. Por mucho que odiaba recomendar la amputación de un paciente tan joven, sobre todo uno que había ido a la Serie Mundial de Pequeñas Ligas hace apenas dos meses, por desgracia, ese parecía ser el curso del tratamiento obvio para Paul Ott. Ella había pedido a Callie que mirara por encima su expediente, como el último esfuerzo para salvar su pierna, y también para obtener su opinión sobre las posibles prótesis.

Desde la mirada del rostro de Callie, Arizona, sabía que el pronóstico no era bueno. Eso hizo de un día ya  difícil, uno aún peor. Pablo era un niño dulce que se merecía algo mejor que la enfermedad, y el padre furioso la vida le había dado.

-Yo no quiero una mala noticia. Arizona se acercó a la mesa redonda en la esquina de la habitación y se sentó frente a Callie, obligándose a una sonrisa que deseaba fervientemente que la hiciera sentirse mejor. -No me vengas con malas noticias sobre la pierna de Paul Ott, porque yo no puedo con una mala noticia ahora mismo. Puedes decirme: “Necesito más tiempo para hacer una evaluación adecuada", eso lo puedo manejar, pero  “No hay manera de salvar la pierna”, no puedo.

Callie se inclinó sobre la mesa, colocando su mano sobre la de Arizona. -Yo no necesito más tiempo. ¿Quieres saber ahora o quieres esperar?

Arizona, suspiró. -No podemos salvar la pierna, ¿verdad?

-No, no podemos. Sin embargo, él es un excelente candidato para una prótesis altamente funcional, Tú has dicho que él es un Atleta, pues bien, no creo que él tenga que dejar el béisbol.  Callie frunció el ceño y buscó los ojos de Arizona. Al instante el estado de ánimo cambió de profesional a personal. -¿Qué está pasando?

Era evidente que Callie podía ver más allá de la tímida sonrisa de Arizona. A veces, la naturaleza cada vez más perceptiva de Callie le encantaba a Arizona y el pensamiento de que alguien en el mundo se preocupaba lo suficiente para ver realmente dentro de ella era sin duda embriagador, pero ahora mismo, Arizona deseaba  que Callie pudiera dejar en su puesto la fachada. Especialmente cuando se encontraban en el trabajo.

-La Detective Mendoza llamó durante mi carrera. Mentir nunca pasó por la mente de Arizona. Callie supo que ella estaba ocultando algo, y ella no permitiría que cosas como esas ocurrieran nunca más. Además, Arizona no quería que Callie siguiera en la oscuridad, evitando con ello que Callie tuviera que hacer llamadas  innecesarias al teléfono de Mendoza. -El ADN coincidió. Colin Thomas está siendo acusado de tres violaciones, incluida la mía.

Callie apretó los dedos de manera casi imperceptible en la mano de Arizona. Una sombra pasó por encima de su cara. -¿Tres?

-El primero ocurrió hace unos ocho meses. Sin resolver hasta que se encontró una coincidencia con el ADN de Colin Thomas y las pruebas recogidas en ese caso.

Callie le sostuvo la mirada. -¿Cómo estás?

-Estoy bien. Arizona se encogió de hombros y apartó la mirada. El contacto directo con los ojos era muy difícil de controlar, sobre todo con Callie. Esos profundos ojos marrones parecían mirar directamente dentro de su alma. -Sabíamos eso ya, ¿verdad? Que él era el hombre.

-No era seguro.

-Bueno, ahora lo sabemos con certeza. Arizona, vaciló, en medir el estado de ánimo de Callie. Ella no estaba tratando de ocultar su tormentoso estado emocional, y Arizona no estaba segura de que debía decir nada más mientras estaban en el hospital. Sólo el conocimiento de que callarse ahora podría  resultar perjudicial, persuadió a Arizona para  agregar:  -La Detective Mendoza preguntó si yo estaría dispuesta a declarar y dije que sí. Al parecer, la primera víctima también ha accedido a comparecer ante el tribunal, pero Mendoza cree que el jurado será más simpático conmigo. No tengo ni idea lo que eso significa. Y la chica de cuya ventana él saltó, está teniendo un momento difícil. Por el momento no se sabe si se podrá contar su testimonio.

-Esto es mucho, querida. Callie bajó la voz a pesar de que estaban solas en el salón. Sus ojos recorrieron la cara de Arizona, como si esperara que ella se disolviera. -Está bien tener miedo.  La perspectiva de ir a un juicio es una cosa de miedo.

Arizona no quería sentir la emoción instintiva de ira que las palabras de Callie habían provocado, pero la invadió antes de que ella pudiera evitarlo. Ella se había comenzado a sentir como algo más que un caso perdido, y con Callie esperando que ella se quebrara, no era exactamente el voto de confianza que Arizona quería. Permitir que la perspectiva de un juicio pudiera enviarla de vuelta a sus días más oscuros de miedo y vergüenza no era una opción. Independientemente de lo que Callie pensara.

Por otra parte, Callie era la que parecía asustada. Aterrorizada, la verdad.

Desesperada por tranquilizar a las dos, Arizona, dijo, -No estoy asustada, Calliope. Estoy ansiosa. Sólo quiero acabar de una vez, para que podemos dejarlo atrás. Quiero ver a Colin Thomas en la cárcel. Esbozando una sonrisa rápida a Callie a continuación dijo: -Y yo quiero no hablar más sobre eso ahora mismo. Cuando estamos en el trabajo, quiero centrarme en las cosas de trabajo, y en este momento tenemos la pierna de Paul.

-Está bien. Es evidente que sin estar convencida, Callie siguió evaluando la cara de Arizona. El escrutinio sólo agudizó la irritación de Arizona. -Yo no estaba tratando de molestarte

-No lo hiciste. Esta vez la sonrisa forzada de Arizona se sentía más como una mueca. -Te lo dije, estoy bien.

-Ok. Callie cerró el archivo de Paul y tocando el borde de la mesa se puso de pie. -Tenemos que ir a hablar con el padre. Cuanto más pronto solucionemos lo de la pierna, mejor.

Arizona, asintió con la cabeza. Teniendo en cuenta lo enojado que el padre de Paul había reaccionado ante el diagnóstico de su hijo y el tratamiento hasta el momento, sintió que esta sería una conversación difícil. De hecho, hablar con Steve Ott era la última cosa en el mundo que quería hacer, ahora que ya estaba en el borde. Pero la única manera de demostrar que estaba bien, era estar bien. Arizona siempre había sido buena con el manejo de los padres difíciles. Hoy sería como cualquier otro día que podía hacer eso.

-Sólo una advertencia anticipada…, dijo Arizona a la ligera, al salir de la sala de estar, …- el padre de Paul es un tipo emocional. Está luchando con el diagnóstico de su hijo, y ha estado muy preocupado por la capacidad de él para continuar jugando béisbol. No estará feliz.

-La cirugía salvará la vida de su hijo… Callie levantó una ceja. …-Sin duda, eso es lo más importante.

-Vamos a ver.

Callie le dio una mirada de soslayo, que Arizona prefirió ignorar. La inquietud persistente que podía sentir que emanaba de Callie le puso la piel de gallina. Independientemente de que la preocupación de Callie provenía de un lugar de puro amor y devoción, Arizona, desesperadamente quería hacer el resto de su turno sin sentir como si estuviera bajo un microscopio, y Callie la apuntaba con un lente gigante con esa mirada sutil.

Decidida a mantenerse fuerte, Arizona, marchó a la habitación de Paul Ott y saludó a Steve, que estaba sentado mirando un iPod mientras su hijo dormía. Steve se apresuró a salir de la habitación para unirse a ellas en el pasillo, lanzando su mirada de Arizona a Callie y viceversa. -No te ves como si estuvieras a punto de decirme lo que quiero oír.

Arizona le dio una sacudida simpática a su cabeza. -Señor Ott, la Dra. Torres ha examinado el expediente de su hijo y, por desgracia, hemos acordado que el único curso de acción en este momento es amputar la pierna de Paul justo debajo de la cadera. El cáncer se ha diseminado desde el hueso que rodea a la los vasos sanguíneos, por lo que simplemente no hay manera de salvar la extremidad  Hizo una pausa, para permitir que sus palabras fueran asimiladas, sin embargo la cara de Steve se mantuvo inusitadamente tranquila, casi como si él no estuviera registrando lo que se le dijo. -Lo siento mucho. Me gustaría que tuviéramos más opciones, pero el cáncer es demasiado agresivo.

-No. Steve negó con la cabeza, cruzando los brazos sobre el pecho. -Quiero una segunda opinión.

-Le aseguro, la Dra. Torres es uno de los mejores cirujanos ortopédicos en el país. No sólo eso, ella es su segunda opinión. Si hubiera una manera de salvar la pierna de Paul, ella sería la que lo hiciera. Lo siento, pero el pronóstico no va a cambiar a pesar de los muchos cirujanos que usted consulte.

-¿Crees que te voy a permitir cortar la pierna de mi hijo? Cuando él ha estado en  el equipo de All-Star de Pequeñas Ligas? Con el futuro que tiene en el béisbol?. Con la cara roja, Steve casi gritó la última parte a Arizona. -Si usted piensa que yo sólo voy a aceptar esto, estás jodidamente loca.

Callie se aclaró la garganta. -Señor, si no amputamos, su hijo no tendrá un futuro, en nada. El cáncer es un fenómeno generalizado y está avanzando rápidamente. Usted es libre de obtener una segunda opinión, una  tercera, y hasta una cuarta, pero mientras tanto, su hijo está atravesando un tremendo dolor. Su vida está en peligro. Créame, si hubiera alguna manera de salvar la pierna, lo haría en un santiamén. En este punto, lo que queremos es salvar la vida de su hijo.

Steve parpadeó y desvió la mirada, de nuevo a la habitación donde su hijo seguía durmiendo. En lugar de relajarse al mirar a su hijo dormido, él se puso tenso, obviamente, a punto de perder el control por completo.

No queriendo hacer una escena en donde Paul pudiera oír, Arizona mantuvo su voz baja y tranquila. -Esto no tiene por qué ser el final de béisbol para Paul. Las prótesis que se hacen hoy en día, la tecnología utilizada, lo dejarán boquiabierto. Con la terapia física adecuada, Paul va a correr y saltar, y fildear como cualquier otro niño.

La cara de Steve enrojeció. -Pero no será como los otros niños. Será un cojo maldito.

Arizona, haciendo un intento por aliviar su frustración, trato de se suavizar aún más su tono: -La cirugía de amputación no es particularmente arriesgada, pero es muy difícil psicológicamente. Paul necesitará de su apoyo y su optimismo. Tiene que asegurarle que su futuro seguirá siendo brillante.

Steve tomó a Arizona, de repente, sujetando con su mano alrededor de su muñeca y empujándola contra la pared con tal violencia que la obligó a emitir un gemido de sorpresa desde su garganta. En el momento en que la empujó, la memoria de Arizona se metió brutalmente en los recuerdos caóticos: el dolor terrible de ser golpeada en la cara, su impotencia ante la fuerza superior de un hombre, la humillación de ser desnudada y penetrada en contra de su voluntad. Vagamente, Arizona oyó a Steve Ott gruñir con ira diciéndole que ella no sabía lo que su hijo necesitaba, que si ella fuera un mejor médico no sería necesario convertir a niños en lisiados, pero las palabras apenas llegaban a su mente. Su conciencia entera se centró en el terror de lo que podría suceder a continuación.

Entonces Callie empujó a Steve a distancia, lo que demostró más fuerza bruta de lo que Arizona hubiera podido imaginarse que fuera posible. -¿Qué diablos te pasa? Es evidente que no contenta con haber simplemente alejado a Steve, Callie le dio un fuerte empujón sobre sus hombros, que le hicieron perder el equilibrio y caer hacia atrás en el piso. -Nunca, jamás toques a una mujer así. ¿Me entiendes? ¡Nunca!.

Tomando una bocanada de aire, Arizona, se enderezó y miró por encima del hombro de Callie a la habitación de Paul. El niño se sentó en la cama, con las lágrimas de sus ojos grandes y asustados. Arizona no tenía idea de lo que había visto, por no hablar de lo que había oído, pero el pánico en el rostro del muchacho la llevó totalmente al presente. Ella se apartó de la pared mientras un guardia de seguridad corrió a ayudar a Steve Ott a ponerse de pie.

-Señor, vamos a dar un paseo. El guardia miró con aire de culpabilidad a Arizona. -¿Esta usted bien doctora Robbins?"

Arizona evitó la mirada del guardia, mortificada con la idea de que había sido testigo de su flashback. -Estoy bien.

-¡No voy a dar un paseo de mierda! .Steve dio un tirón del brazo de las manos del guardia, sólo para lograr que un segundo guardia lo agarrara por la espalda. -¡Ese es mi hijo allí. No te voy a dejar a solas con él! Usted quiere cortar la pierna de mierda.

Arizona, hizo una mueca y miró hacia atrás a la habitación. Por un momento Paul pareció sorprendido, y luego se echó a llorar. En cuanto a los guardias, Arizona, dijo: -Sáquenlo de aquí. Ahora. Él puede volver cuando se haya calmado.

Callie le tocó el hombro, cuando los guardias escoltaron a Steve Ott quien todavía seguía gritando por el pasillo. -Arizona

-Ahora no. Encogiéndose de hombros,  alejándose bruscamente de la mano de Callie, Arizona, dijo, -Tengo un niño muy molesto en este momento

-Pero es que tú…

-He dicho que estoy bien, espetó Arizona. -Ahora voy a hacer mi maldito trabajo.

Callie se estremeció. Luego tomó un paso hacia atrás, poniendo distancia física entre ellas. -Pido disculpas, Dra. Robbins. Yo estaba haciendo mi trabajo.

-Y algo más. El sonido de los sollozos de Paul Ott obligó a alejar la preocupación de Arizona lejos de Callie, lejos del dolor en sus ojos y de la alarma que se cruzó por su cara bonita. A Arizona no le importaba nada más en este momento más allá del niño que acababa de oír una noticia horrorosa de la peor manera posible. Inmediatamente después de ver a su padre caerse de culo. -Vete. Ya has hecho suficiente.

La mandíbula de Callie se tensó. -Adiós.

Arizona, dio media vuelta sin mirar atrás.

#

Con una copa de vino en la mano, Callie se sentó en el sofá de Arizona y se preparó para su regreso a casa. Anteriormente, Arizona le había enviado un mensaje de texto que decía que iba a tomar un paseo con Teddy. Su turno había terminado hace veinte minutos, por lo que Callie la esperaba en cualquier momento. No habían hablado desde el altercado en el pasillo con Steve Ott, hace casi siete horas, y Callie no tenía idea de cómo serían las cosas cuando Arizona entrara por la puerta principal.

Arizona se había enojado con ella, y Callie lo sabía, pero ¿por qué?,  ella no estaba del todo segura. Tan horrible como había sido para un niño averiguar que su pierna tenía que ser amputada en una pelea a gritos entre su padre y sus médicos, Steve Ott fue el  responsable de causar esa escena. Todo lo que  Callie había hecho era responder a la vista de una persona que puso sus manos sobre Arizona. Incluso si ella no hubiera reconocido el flash de terror en los ojos de Arizona, Callie habría reaccionado de la misma manera. El conocimiento de que las acciones de Steve Ott obligaron a Arizona a revivir emociones y sensaciones de su violación sólo afilaron el instinto de protección de Callie, no a crearlos.

Callie suspiró. ¡Qué terrible coincidencia que lo que había sucedido hoy, disparara todos esos malos recuerdos, justo cuando Arizona estaba tratando de luchar para continuar de forma normal después de la bomba de un arresto y la perspectiva de un juicio!. No importa lo mucho que trató de ocultarlo, Callie podía ver el miedo de Arizona.

El sonido de las llaves de Arizona en la puerta de la calle, provocó que Callie se  sentara derecha tratando de reflejar un aire casual. No iba a propiciar una pelea, pero sí tenían que hablar. Había sido un día duro para las dos, y Callie anhelaba saber por lo menos dónde estaba Arizona mentalmente. Más que eso, ella deseaba asegurarse que Arizona estaba bien.

Arizona abrió la puerta, vio a Callie en el sofá, y asintiendo con la cabeza, cansada cruzó la habitación. -Estoy exhausta, Cal. Si no te importa, creo que voy a tomar un baño rápido e irme a la cama.

Callie cogió el segundo vaso de vino y se levantó. -¿Quieres que te sirva una copa de vino?

-Oh. Arizona, se detuvo y miró a Callie con cautela. -Gracias.

Callie cerró la distancia entre ellas, sosteniendo la mirada de Arizona. Se aseguró a rozar los dedos de Arizona con los propios al pasarla la copa de cristal.-¿Vamos a hablar de lo ocurrido antes?

Arizona rompió el contacto visual y tomó un sorbo del vino. -Tenía la esperanza de evitarlo, en realidad. La sonrisa forzada que llevaba dejó claro que era sólo medio en broma. -Oye, fue una mala situación. Fue una reacción exagerada y respondiste fuera de proporción con la situación, pero sé que tú corazón estaba en el lugar correcto. Vamos a estar de acuerdo que en el futuro, que puedo cuidar de mí misma.

-¿Yo una reacción exagerada? Callie mantuvo su voz tranquila, no quería que Arizona supiera cuán rápidamente la leve reprimenda levantó sus pelos de punta a la defensiva. -El hombre puso sus manos sobre ti, Arizona. Estaba tratando de protegerte.

-Tú has estado haciendo mucho últimamente, Calliope, y yo lo aprecio. Pero no siempre puedes protegerme.

-¿Crees que no me he dado cuenta de eso? Las lágrimas picaron los ojos de Callie y tomó un trago rápido, con la esperanza de Arizona no vieran lo mal que sus palabras le hicieron doler el corazón. -No, no siempre puedo protegerte. Pero yo hoy pude y por eso lo hice.

-Yo no tenía necesidad de que me protegieras

La garganta de Callie se tensó. -No me importa lo digas ahora, Arizona. Él te asustó. Tú... te fuiste por un momento.

-Tal vez, pero tengo que hacer frente a momentos como ese. Eso es lo que la terapia ha hecho por mí. Es por eso que he ido, ¿verdad? Para aprender a manejar la vida de nuevo? El cuerpo de Arizona se tensó mientras luchaba con claridad para no molestarse. -Él no fue el primer padre enojado al que me he enfrentado. La forma en que saltaste allí, me avergüenza. Actuando como si yo no podía manejar la situación. Como si yo fuera algo débil, que hay que defender.

Herida, Callie dijo: -El padre de un paciente atacó físicamente a un doctor justo delante de mí. No hubiera importado si ese médico hubiera sido Cristina, o Bailey, o incluso Alex Karev. Yo habría hecho exactamente lo mismo para cualquier de ellos.

-¿Eso incluye gritarle al padre acerca de no tocar a una mujer de esa manera? Arizona, se pellizcó el puente de la nariz. Era obvio que ella no había exagerado al hablar de su agotamiento. -Acéptalo, cariño. Esto tuvo mucho que ver con lo que me pasó, y tiene que parar. Sobre todo cuando estamos en el trabajo.

Callie apretó la mandíbula. -Yo no creo que pueda hacerte ninguna promesa al respecto. Alguien te ataca, incluso alguien le asusta y no lo voy a permitir. Tú puedes enojarte conmigo  todo lo que quieras. Eso es lo que soy. Yo te amo y te defenderé.

Intermitente, Arizona apretó con los nudillos un ojo y luego el otro. -Podemos seguir esta conversación mientras estoy en la bañera, si lo deseas, pero estoy lista para ese baño ahora. Lo necesito.

La vulnerabilidad en la voz de Arizona, suavizó de inmediato a Callie. Ella no podía perder de vista el hecho de que Arizona acababa de soportar un infierno de día. Por mucho que lamentaba haber sido tomada a la tarea de defender a la mujer que amaba, aferrarse a su frustración no era bueno para ninguna de las dos. La mejor cosa que podía hacer era cuidar de Arizona, en cualquier forma que ella se lo permitiera.

-Está bien, dijo Callie. -Voy a dejar correr el agua por ti. ¿Burbujas?

Arizona le dio una sonrisa. -Por favor.

Callie fue al cuarto de baño, colocó su copa de vino en el borde de la bañera, y abrió la llave del agua. Ajustando la temperatura del agua bien caliente, tal como a Arizona más le gustaba, Callie consideró las palabras de Arizona. Así que tal vez era un poco sobreprotectora. ¿Era realmente algo tan terrible?

En voz baja, Callie dijo: -¿Sabes?, yo no tire a Steve Ott lejos de ti, o no lo empujé para tirarlo al suelo, porque pensara que no podías manejarte. Realmente no tenía nada que ver con pensar que estabas indefensa… Callie se puso de pie y se volvió de inmediato evitando la visión de un glorioso desnudo de Arizona pateando las bragas por el suelo. …-No eres más que... mi chica. Y estoy bastante segura de que tú harías lo mismo por mí.

Callie se apartó cuando Arizona se acercó a la bañera y  sumergió su mano en el agua para comprobar la temperatura. Incluso ahora, Callie no podía mantener la mirada itinerante por la extensión de la piel desnuda de Arizona. Mientras Arizona bajó su cuerpo en el agua hirviendo con un suspiro de satisfacción, Callie cogió el vino y tomó un largo trago para acabar con él.

-Tienes razón. Arizona, dio un sorbo a su propio vino, sin mirar a los ojos de Callie. -Tienes razón, yo haría lo mismo por ti.

Exhalando, Callie se sentó en el borde de la bañera. Ella sintió un debilitamiento en el tono de Arizona y decidió aprovechar. -Yo sólo quiero saber cómo te sientes. En serio. Ya sea que quieras admitirlo o no, un juicio es una gran cosa, y yo sé que estás ansiosa. Así que podrías hacerme el favor de hablar conmigo?

La garganta de Arizona se convulsionó. -Ustedes siguen preguntando, y yo sigo diciendo que estoy bien. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no al punto de llorar. -Si estás esperando a que me desmorone en mil pedazos, siento decepcionarte. He estado allí y he hecho eso, y una detención y un juicio no me va a enviar de vuelta a ese lugar no importa que todo el mundo espere que así sea.

No me esperaba esto para limpiar toda la sanación que has hecho,… dijo Callie con cuidado. …-Pero yo te conozco lo suficientemente bien como para saber cuándo algo te esta haciendo daño. Tú estás nerviosa acerca de dar testimonio, no hay vergüenza en ello. Sólo quiero que sigamos siendo honestas la una con otra. No estoy esperando ni las lágrimas ni la histeria. Sólo quiero la comunicación.

-Bueno, ¿cómo te sientes? Arizona, escudriñó el rostro de Callie. -Tú eres el que trató al tipo. La que habló con él. ¿Cómo te hace sentir todo esto?.

A lo largo de las secuelas de la violación de Arizona, Callie siempre había dudado en ser completamente honesta acerca de sus propias emociones. Se había dicho a sí misma que ella no quería ser una carga para Arizona. No quería cambiar el enfoque de Arizona hacía sí misma, porque nunca se sintió bien. Pero eso ya no era una opción, ya que Arizona directamente le acaba de preguntar como se sentía, así que si ella siempre insistió en que Arizona se abriera sobre los pensamientos y sentimientos que prefería mantener ocultos, lo menos que merecía era un quid pro quo.

Aclarándose la garganta, Callie, dijo, -Me siento impotente. Estoy viendo a la persona que amo más que a nadie en el mundo,  superar un trauma inimaginable, todo por su cuenta, y no hay nada que yo pueda hacer para mejorar las cosas. No puedo deshacer lo que pasó, no puedo alejar el dolor que te ha causado. Y ahora no puedo ni siquiera salvarte de tener que contar esa historia una vez más ante un jurado, o de tener que responder a las preguntas de un abogado defensor de mierda.  Callie arremolinaba la punta de los dedos sobre la superficie del agua caliente, tratando de no mirar la curva de la cadera bien formada de Arizona muy por debajo de su mano. -Si hubiera alguna manera de poder evitarte el tener que declarar, lo haría. Haría cualquier cosa para que tú pudieras ser capaz de poner todo esto detrás de ti y nunca más tener que pensar en ello de nuevo.

Pero no se puede, dijo en voz baja Arizona. -Nadie puede

Las palabras, pronunciadas sin resentimiento, provocaron que le columna vertebral de Callie se pusiera rígida. -No me gusta eso.

-Eso no significa que tú no hayas hecho nada para mejorar las cosas. Arizona capturó la mano de Callie, tirando de ella por debajo de la superficie del agua y manteniéndola  firmemente. -Y te equivocas, no he tenido que hacer nada por mi cuenta. Tú has estado conmigo todo el tiempo.

-Sabes lo que quiero decir. Callie levantó la mano libre hacia el cabello de Arizona, metiendo un mechón detrás de su oreja. -No puedo solucionar este problema. Me gusta arreglar las cosas.

Arizona, asintió con la cabeza. -Sí, lo entiendo.  Ella soltó la mano de Callie y la deslizó por la parte delantera de la bañera. -¿Quieres venir conmigo?

Callie no podía pensar en cualquier cosa que ella quisiera más. -Siempre y cuando no te importe

-No, en absoluto. Arizona, vació el resto del vino de su copa, mientras Callie se levantó para quitarse su ropa. -Suena como que tú necesitas esto, también.

-Así es. Desnuda, Callie se deslizó en la bañera detrás de Arizona. Ella abrió las piernas para que Arizona pudiera sentarse entre ellas, y luego se recostó en la porcelana fría y exhaló. Arizona se relajó contra el pecho de Callie, y después de una breve vacilación, Callie la envolvió en un abrazo suelto.

-Unnnmmum, Arizona murmuró: -Esto se siente bien.

-Maravilloso. Callie hundió la nariz en el pelo de Arizona y e inhaló. La combinación del agua caliente y el ligero aroma floral de Arizona, lograron un efecto inmediato en Callie: sus músculos se aflojaron  y su cuerpo de inmediato drenó la tensión que había estado cargando durante los últimos días. Todo su malestar se desvaneció en la alegría de la cercanía de Arizona con ese abrazo íntimo. -Tú eres mucho más fuerte ahora de lo que eras hace unos meses. Lo sé, y lo más importante, es que tú lo sabes. Estoy preocupada por lo que estas pasando porque te amo, no porque no crea que puedas manejar lo que se avecina. Tú puedes manejar cualquier cosa, Arizona. Tú ya has demostrado eso.

Arizona, volvió la cabeza y apretó su mejilla contra la ladera del seno de Callie. -Tal vez me temo que no puedo manejar esto. No quiero volver a tener miedo todos los días, apenas capaz de funcionar. Me preocupa que si me concentro demasiado en Colin Thomas,  que fue arrestado, si hablo de cómo la idea de un juicio me hace sentir... bueno, que todo lo que hemos logrado se vaya por la ventana. Porque tengo miedo de mi mente, Calliope. Realmente así me siento

Callie apretó su abrazo. -Lo sé.

-No quiero dar testimonio.

-Lo sé.

-Pero tengo que hacerlo. Si hay alguna posibilidad de que al hacerlo, eso impida que lastime a otra mujer, tengo que hacer mi parte.

Besando el lado de la garganta de Arizona, Callie le susurró: -Yo sé.

-Tengo miedo de verlo. Incluso en una sala de audiencias, con los guardias y la gente y todo lo demás. Me hirió tanto. Él me humilló. Yo no quiero mirarlo a la cara, no quiero que él vea la mía.

Callie no sabía qué decir. Se imaginó que ella podría sentirse de  la misma manera, si los papeles se invirtieran. Después de haber visto la cara del hombre, Callie odiaba la idea de compartir el mismo aire de nuevo con él. -Yo no te culpo. No me gustaría hacerlo.

-Y... La voz de Arizona vaciló y se detuvo, sollozando. -Y me temo que esto pudiera alejarnos. Hemos llegado tan lejos, físicamente, pero no estamos allí todavía. No puedo soportar la idea de que esto podría hacernos retroceder.

-No quiero perder lo que tenemos, tampoco. Teniendo la oportunidad, Callie pasó el dedo por toda la longitud del brazo desnudo de Arizona. Ella mantuvo el toque ligero, pero sensual, y Arizona se estremeció en respuesta. -Voy a luchar para proteger esto, también. Te lo prometo.

Arizona se volteó de medio lado, fundiéndose en el abrazo de Callie. Hundió la cara en su cuello y aspiró profundamente. -Gracias

-Mis motivos no son puramente altruistas, te lo aseguro.

Callie pudo sentir la sonrisa de Arizona en contra de su garganta. -Bueno, murmuró Arizona. Trazó sus dedos sobre la curva de la cadera de Callie. -¿Puedo pedirte un favor?

Ahora era el turno de Callie para temblar. -Cualquier cosa.

-Si me comprometo a no ocultar lo que siento, ya sabes, cuando me sienta mal ¿podrías ayudarme a mantener mi mente lejos todo el asunto? Un juicio no va a suceder durante la noche. No voy a fingir que esto se no es gran cosa, pero no puedo obsesionarme con ella tampoco. No puedo hablar de ello constantemente. No, si quiero mantener la curación...  Arizona, levantó la cabeza y le dio una expresión cautelosa a Callie, para garantizar un acuerdo reflexivo de su parte. …-¿Está bien?

-Trato hecho. Callie se inclinó y besó la punta de la nariz de Arizona. -No puedo resistirme a esa cara.

-Excelente. Sonriendo con cansancio, Arizona, dijo: -Vamos a mantenerlo de esa manera.

-No creo que vaya a ser un problema, los hoyuelos, esos ojos azules, azules...,  Callie le devolvió la sonrisa...-ellos consiguen todo de mí, siempre.

Arizona, levantó la cabeza y besó a Callie en la boca, dulcemente, con tanto amor que todo el cuerpo de Callie se estremeció. -¿Podemos ir a la cama? Estoy seriamente dispuesta a perder el conocimiento.

-Claro. Callie le dio libertad a Arizona y la ayudó a ponerse de pie. Ella se aseguró de no apartar la mirada de la desnudez de Arizona en esta ocasión. Las cosas eran diferentes ahora, a pesar de esta última réplica, Callie todavía se sentía cómoda expresando su deseo, y ella quería que Arizona pudiera verlo. -¿Quieres dormir desnudas?

La satisfacción en los ojos de Arizona a la pregunta, hizo que Callie se alegrara de haber preguntado. -La mejor idea que he oído durante todo el día.


Esta historia continuará…


Capítulo publicado originalmente en: http://fictitiouschick.livejournal.com/4602.html